La prometida

Capítulo 15. El encuentro

Alex
Pasamos por el cementerio y nos dirigimos hacia ella, parecía tallada en piedra, una diosa en un trono de hueso, no nos miraba, simplemente contemplaba el horizonte, lo que al principio pensé que era un camisón era en realidad un vestido negro, hermoso, a sus pies se encontraba Hades, que al contrario que su dueña, si que nos había escuchado llegar.

El lobo al contrario que otras veces se quedó junto a su dueña, Raquel y yo seguimos caminando sin que la bruja diera señales de que reconocía nuestra presencia, cuanto más nos acercábamos más atraído me sentía hacia ella, todo el claro tenía un olor, no sabría como describirlo, era suave pero penetrante, era el mismo olor que me había encontrado en muchas de las cosas que ella tocaba. Cuando ya casi estábamos a su lado vi como asentía al aire y también vi  un destello alejarse, seguro que había sido solo un efecto de la luz.

En ese momento pude ver como sus hombros se relajaban, y se levantaba, dejado atrás el oscuro trono que desapareció ante nuestra vista. Mire a Raquel extrañado, pero ella parecía fascinada con todo lo que rodeaba el claro - Esta anocheciendo, os sugiero que os coloquéis cerca del fuego, hoy va a ser una noche fría - Mientras que nos acercábamos me fijaba en todo a mi alrededor, el suelo lleno de signos y ceniza era lo que más llamaba mi atención, pero cuando un nuevo olor llego a mi, esta visita dejo de ser solo social.

- ¿Me puedes explicar porque medio bosque esta cubierto de la sangre de Gabriel bruja? - Estaba furioso, por eso Gabriel tenía una herida en el dorso, ella solo señaló los tocones que rodeaban el fuego, indicándonos que tomáramos asiento, Raquel lo hizo casi al instante, como si de una orden se tratase, yo me tome unos segundos más en seguir su orden, lo que la despistó por unos instantes, pero cuando me volvió a mirar no pude aguantar más y tome asiento, estaba furioso, pero por alguna razón no tanto como cuando olí la sangre.

- Si no recuerda nada es que todo ha salido bien, anoche le ayude con un problemilla que tenía, dentro de un par de horas debería empezar  a recordar las cosas que pasaron anoche - Atrapó el fuego con sus manos y empezó a jugar con el, si alguien me preguntaba lo negaría, pero casi parecía que el fuego jugaba con ella - No te preocupes, no le hice ningún mal a Gabriel, bueno, ninguno que el no me pidiese al menos.

Esa no era la respuesta que quería, cuando me iba a levantar para increparla por su descaro en mi mano apareció una jarra de un liquido color ambarino - Bebed, al fin y al cabo, sigue siendo interlunio - Se giró hacia Raquel, mirándola con una ceja alzada - Has sido un pequeño rompecabezas para mi estos días loba, y eso es algo que no muchos pueden decir, tenía mil preguntas en mi cabeza sobre ti- Bebió un trago de la jarra - Puede que estos idiotas se creyeran que conoces mis costumbres y mi historia por unos libros de brujas que se salvaron de las purgas, pero supongo que lo que ellos no saben es que no estaban escritos en el lenguaje de los hombres - Se levantó del tocón y se acercó a Raquel - ¿Ana verdad?  

Raquel agachó la mirada, seguía sin decir nada, pero por la sonrisa de satisfacción de la bruja sabía que había conseguido lo que quería - Así que tu eres el motivo por el que se marchó, tu eras ese gran secreto, te voy a decir algo loba, tienes suerte que Ana aún te proteja, porque sino yo misma te desgarraría y te ofrecería como sacrificio - Raquel bajó aun más la mirada, pero la bruja la agarró por debajo de la barbilla y la obligó a mirarla a los ojos - Por el respeto que le debo no te haré nada, pero te voy a decir que casi la matas, tras comportarte como una cobarde ella volvió al clan, sabes cual es el castigo por abandonar a los tuyos ¿verdad loba? - Raquel volvió a bajar la mirada - No te permito que esquives tu culpa en esto, loba o no eres una iniciada, no ensucies su recuerdo y compórtate como te enseño, una bruja solo aparta la mirada ante la diosa, nunca ante nadie inferior .