Capítulo 17. Cansancio

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Jade

Podía sentir el miedo en el ambiente, mientras un joven aturdido se levantaba del suelo. Me giré hacia el alfa con el hacha en mi mano. El lobo me miraba con una ceja levantada, aun de espaldas pude sentir como el chico se trasformaba en un lobo enorme  y venía a por mi, antes de que lo pudiera lanzar hacia la otra esquina del pueblo el lobo lo agarro por el cuello, ni siquiera se trasformo, simplemente agarro al cachorro por el cuello y lo levantó del suelo.

- Que lo que voy a decir os quede claro a todos, esta mujer ha venido para ayudarnos, quiere evitar que muramos todos - No soltaba al chico, lo tenía agarrado del cuello de su lobo, y podía sentir como empezaba a costarle respirar - Así que mientras que esté aquí no quiero que nadie la toque, ¿entendido?

No me quede a ver como acababa esto, había algo que me interesaba mucho más que este alarde de fuerza del Alfa, me dirigí hacia la cabaña de la bruja. Sentía los ojos de la gente seguirme mientras me dirigía a la puerta y vi como los cachorros que habían estado intentado abrirla se apartaban para dejarme espacio, me pare un momento antes de entrar, había soñado durante años con este momento, la casa donde madre había vivido. 

Me gire hacia los chicos que habían estado jugando con la puerta - Esto es vergonzoso - Me gire hacia ellos con cara de enfado - ¿Tanto musculo y no soy capaces de abrir una simple puerta?- sonrío cuando lo digo, intentado relajar la tensión del momento mientras la puerta se abre a mi espalda, ni siquiera la he tocado. 

Vuelvo a fijar mi mirada en el interior de la cabaña y el mundo deja de importarme, entro en la oscura estancia, el único punto de luz proviene de la puerta abierta a mi espalda, que se cierra cuando entro dentro. Llamo al fuego a mi mano, esperando conseguir ver algo, pero el fuego no llego a mi mano, sino que iluminó todas las estancias de la cabaña. Mire a mi alrededor y las sensaciones me abrumaban, aquí había vivido mi madre. 

Las cabañas de bruja están embrujadas, solo podías entrar si una bruja te invitaba y si la bruja no estaba dentro la sala estaba vacía. Lo primero que vi fue las mesas de curaciones, los hierros para quemar símbolos en la piel, frascos, ingredientes y todo lo que una bruja podía necesitar. Continuando con mi recorrido llegué a la habitación principal, casi podía sentir el aura de mi madre, en su armario, trajes y pieles para el invierno, capas rituales y otro sin fin de cosas, pero no fue eso lo que más llamo mi atención, en el interior de la cabaña había pequeños rastro que podía identificar como de mi padre. 

Decidí salir al pequeño porche que tenía la cabaña, abrí la puerta de manera discreta e invoque el trono para sentarme, en el centro del pueblo podía ver a Hades rodeado de niños que jugaban con el, era una de las características de los guardianes, amaban a los niños, apenas me había sentado cuando tres rostros conocidos aparecieron frente a mi - Que sorpresa, los primos Miler, díganme caballeros, ¿que puedo hacer por ustedes? -Ninguno de los tres parecía contento con mi presencia, pero especialmente Gabriel, podía sentir que quería matarme, la sonrisa fue dejando poco a poco mi rostro, parece que no había hecho nuevos amigos

-Queremos saber que nos hiciste bruja, la noche que estuvimos en ese claro - Mis intentos de ser discreta habían sido inútiles, todo el mundo miraba la escena, especialmente Hades, que se había puesto en alerta, le transmití que no se preocupara.

-Acompañadme dentro, estáis haciendo un espectáculo gratuito y yo no quiero participar - Me levante y volví dentro de la cabaña, mientras podía escuchar los murmullos sobre como mi asiento se había volatilizado mientras entraba dentro. Invoque tres sillas y una mesa, las brujas no podíamos crear objetos de la nada, pero nuestras casas eran pequeñas, así que habíamos creado un gran método, mandábamos objetos a otro plano y los convocábamos cuando lo necesitábamos.

La prometidaWhere stories live. Discover now