Capítulo 28. Ni siquiera ante la Diosa

4.8K 605 51
                                    

Jade

Seguía arrodillada en el suelo del círculo, con doce brujas a mi alrededor y un Hades que no hacía más que perder sangre, Lilith había tardado en aparecer, y no hacía falta para saber, aun sin mirarla, que estaba enfadada.

- ¿Pero que tenemos aquí? Parece que al final tu lobo te ha sacado del claro - Lilith camino a mi alrededor, y aun sin levantar la cabeza del suelo, sabía que miraba las brujas que rodeaban el círculo - Y parece que has reunido al aquelarre, pero yo te ordene algo bruja - se paró donde yo estaba, clave la vista en el suelo y respire hondo, me costaba tragar, me costaba respirar, la herida de mi pecho perdía sangre rápidamente, pero no tanto como la de Hades, al que le quedaba poco tiempo de vida

- Tenías que hacer algo cuando salieras del claro, convocarme y ser la suma sacerdotisa, era lo que tenía que hacer como buena bruja - Se paró a mi lado y me agarró por los pelos de la cabeza - Pero sobre todo, tenías que hacerlo porque era lo que yo te había ordenado que hicieras - golpeó mi cabeza contra el suelo haciendo que rebotara, cerré con fuerza los ojos para evitar ver su rostro

Me volví a poner como estaba justo en el momento en el que Lilith se arrodillaba delante de Hades, estaba débil pero seguía respirando - Estaba claro que es un guardián muy fuerte - Mire a Hades a los ojos, era lo que más quería del mundo, el único que estuvo conmigo con el paso de los años, el que evitó que me volviera loca en aquel claro y ahora su vida dependía de una diosa cabreada.

Las demás chicas no entiendan nada, supongo que estaban demasiado impresionadas por el hecho de que la diosa hubiera entrado en este plano, aunque podía oír algunos cuchicheos, pero ellas no eran lo que me preocupaba. Lo que más me preocupaba era el lobo, podía verlo pegado a la ventana de la casa de la manada, si de verdad estábamos conectados, el podría sentir mi dolor y salir. Por eso le había pedido algo a Ana, todas las puertas de la casa del Alfa estaba cerradas, no podían salir, además al contrario que la diosa Luna, Lilith mataba sin miramientos

- Tú ya tienes una Suma Sacerdotisa Lilith, no me necesitas a mí para nada, ella puede volver a crear los aquelarres - No había acabado de decir las palabras cuando se río, sabía que su actual sacerdotisa era débil,pero no quería decirlo, quería evitar en lo que sabía que acabaría esta conversación

- Querida querida, sabes de sobra que durante estos años me he contentado con despojos mientras esperaba este momento - Se acercaba a donde yo estaba mientras hablaba- Esperando el momento en el que ese estúpido lobo te encontrara y te sacara del claro - Volvía a estar a mi lado - Hacía muchos años que no veía este pueblo, antes era convocada casi a diario por las brujas, pero luego se olvidaron de mí, solo hacían sacrificios menores, sin grandes festividades y sin celebraciones eternas - Podía sentir su mirada clavada en mi- No solo te quiero como suma sacerdotisa porque eres poderosa querida, te quiero porque eres la única que recuerda a las antiguas tradiciones, eres la última bruja viva que las sigue honrando. 

Pese a la pérdida de sangre mi mente se iluminó unos segundos, siempre había pensado que Lilith vivía de los sacrificios que las brujas le hacían a su causa, pero puede que hubiera siempre hubiera ocultado algo. La diosa Luna era más débil ahora porque los lobos se habían vuelto débiles, podía ser que a Lilith le pasará lo mismo, por eso quería recuperar el pasado y las antiguas tradiciones, así serían más fuerte. Pero yo no quería volver a esas practicas tan crueles, a los grandes sacrificios de lobos y humanos, por eso siempre había evitado ser reina, porque no quería que algunas costumbres se olvidasen.

- A tu mascota le quedan poco más de diez minutos de vida, tú decides querida, acepta mi oferta, convierte en suma sacerdotisa y haz que las brujas vuelvan a ser grandes - Levanto a Hades con sus poderes y lo acerco hasta donde yo estaba. No quería ser suma sacerdotisa, no quería traer brujas al mundo y acostarme con desconocidos solamente para volver a formar un aquelarre, pero ver a Hades muriéndose era más de lo que podía soportar, acerque mi mano a su suave pelaje, ahora duro por la sangre seca, no podía dejarlo morir, necesitaba a Hades más de lo que necesitaba respirar, más de lo que deseaba volver a ser libre.

La prometidaWhere stories live. Discover now