La prometida

Capítulo 43. Gracias a mi

Jade

Cuando su cuerpo impacto contra el mio no me lo esperaba - Gracias a la Diosa - Murmuraba en bucle Ana sin para de abrazarme mientras ambas caíamos al suelo - Siempre me alegro de verte Jade, pero creo que muy pocas veces me había alegrado tanto.

Podía ver como sus ojos brillaban demasiado, gesto claro de que estaba intentando intentando contener las lágrimas - No te alegres tanto Ana, no estoy de verdad aquí - El murmullo se volvió a extender por el pasillo, eso me hizo mirar a mi alrededor para ver a casi todo el aquelarre reunido, cuando vieron que mi mirada se paraba en ellas, todas se callaron.

Ana se levantó, visiblemente confusa, cuando mi estomago empezó a gruñir - Levantate Jade, espero que nos cuentes algunas cosas mientras tomamos el té -Miro a su alrededor - Acompañadla hasta el comedor, iré a preparar té - Antes de que Ana se marchara, levanté una mano indicándole que parase

- No hace falta Ana, el té corre de mi cuenta -Otra mirada confusa apareció en sus ojos antes de que un maravillosa bandeja de plata apareciera delante de ellas, acompañada de un juego de té que, por como los ojos de Ana se abrían lo reconoció enseguida -Es el juego de té del aquelarre que vivía en la corte, seguidme.

Las dirigí hacia el comedor, hice aparecer el trono y me senté, cuando todas tuvieron taza de té, espere un aluvión de preguntas, pero se limitaban a mirarme, era normal, la última vez que vieron estaba matando a una diosa - Puedo ver como os carcomen las preguntas, es vuestro momento.

Se miraron unas a otras, con una mezcla de curiosidad y sorpresa, estaba claro que su antigua... esa cosa que se hacía pasar por reina, no era demasiado adecuada para el puesto, pero Ana, como siempre, estaba dispuesta  a romper el silencio - No lo entiendo Jade, ¿como has conseguido salir de ese plano?¿Quien te metió dentro?

El silencio en la sala se hizo patente en menos de un segundo, ni el delicado sonido de las tazas de té chocando contra los platos se podía escuchar, respiré hondo, lista para contárselo todo - Un arcano, Destino, fue quien me encerró en ese plano, quiso usarme para destruir a Lilith y luego tomar control de mi cuerpo para poder dirigir a las brujas, no quiere que acabemos con muerte, pero creo que tampoco puede interferir directamente.

El silencio se volvió aun más denso si era posible - Invoqué a destino y me lo contó todo, y entonces fue cuando supe que tenía que salir de ese plano sea como sea, mi cuerpo y mi alma están en este mismo plano, pero no juntas, debemos encontrar una forma de unirlas antes de que esta guerra empiece.

- ¿Y como has conseguido salir de allí? - Pregunto una de las brujas, era la primera vez que la escuchaba hablar pero, al contrario que el resto del aquelarre, que parecía cruel y temerario, ella parecía una chica normal, era casi impensable que perteneciera al mismo grupo. Entre en su mente unos instantes, lo suficiente para saber su nombre sin que se diera cuenta de mi intrusión.

- Realmente no he salido Dafne, si no consigo unir mis dos partes moriré, he practicado una proyección  indefinida - Otra vez el murmullo, pero esta vez acompañada de la mandíbula de Ana por los suelos.

- Podrías haber muerto en el intento Jade, ¿lo habías pensado? - La sorpresa en la cara de Ana había dado paso al enfado - ¿Que habríamos hecho nosotras? - Levante la mano hacia ella, indicándole que parara, nadie me gritaba, ni siquiera Ana, la mirada dura que lancé en su dirección la disuadió de intentar volver a replicar mi comportamiento

- A situaciones desesperadas, medidas desesperadas Ana, lo deberías saber mejor que nadie - Me levanté, dejando claro mi control sobre la habitación, tendría que hablar con Ana sobre ese comportamiento, podía cuestionarme en privado todo lo que quisiera, pero no en público. Con la más brillante de mis sonrisas di una pequeña vuelta sobre mi misma - Y ahora - dije, mientras una divertida y macabra sonrisa aparecía en mi rostro - ¿Donde esta mi querido traidor?