Capítulo 18. Hilo de enfermiza

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Alex

-Tyler convoca a la manada en 5 minutos, tengo que hablar con ellos - Hable con Tyler con el vínculo, seguía mirándola mientras hablaba con Tomy, el farmacéutico de la manada y estaba celoso. 

Hace unas horas estaba tumbado en la cama, cuando sentí su dolor, casi como si fuera mi mate. Pero ella había dejado claro que eso no iba a pasar y dolía como si me hubieran disparado, aunque no sintiera esa vinculación total, había algo que nos unía.

- Vamos a dejar algo en claro bruja, yo no he abandona a los míos, y no consiento que digas eso - Me acerque a ella con mi peor cara de enfado, ni me gustaba lo cerca que estaba de Tomy ni me gustaba que me viera como un inútil - Vamos a solucionar la situación de la manada, dinos que tenemos que hacer y te haremos caso - Me giré dispuesto a salir, si ella no quería aclarar esta situación le daría tiempo, pero no olvidaría el tema - Es hora de presentarte a la manada bruja.

Por un segundo disfruté de ver como el color abandonaba su cuerpo, a veces olvidaba que también era humana, esperé a que me abriera la puerta y salí con la cabeza bien alta, no podía mostrar mi malestar con esto, estaba claro que vivir tanto tiempo aislada la había convertido en una persona dura, pero no iba a rendirme.

Llegue al centro de la plaza, donde todos esperaban sentados en sillas que habían sacado de sus casas, tomé aire y decidí que iba a hacer, si era tan buena dando ordenes, que las diera - Gracias a todos por atender a mi llamada de manera tan rápida, como ya sabéis la guerra se acerca, por eso hemos tenido que huir de nuestros hogares, quiero presentaros a un nuevo habitante de nuestro pueblo que ha venido para ayudarnos, en primer lugar vamos a asegurarnos de que todos estáis bien de salud, mientras que Pedro y su pareja esté indispuestos ella se ocupará de todo, aunque mejor, que se presente ella misma -  Pude ver a sorpresa en los rostros de la gente, pero esperaba que no pasase nada - Estamos a tus ordenes bruja.

Estaba apoyada contra la puerta de la cabaña, ni siquiera se había molestado en bajar a la plaza, estaba claro que a pesar de su actitud no quería llamar la atención más de lo necesario. Solo con mirarla sabía que no le hacía demasiada ilusión, pero tomo aire de manera profunda y se separó de la puerta, que se cerró detrás de ella.

Avanzó con la cabeza alta hasta el frente de una multitud que no la miraba de manera demasiado amigable, supongo que los múltiples espectáculos que habían sucedido desde su llegada no han ayudado. Se paró en cuanto llegó al frente.

- Mi nombre es Jade y supongo que tendréis muchas preguntas que hacerme, así que si os parece podéis dejar de asesinarme con la mirada y empezar a preguntar- Mientras lo decía se sentó en el imponente trono y Hades se colocaba a su lado - Cuanto antes solucionemos vuestras reticencias antes podre empezar a trabajar en que dejéis de moriros por cosas que tienen cura.

Nadie se atrevía a decir nada y era normal, era una mujer imponente que les hablaba sin tapujos, aunque supongo que el hecho de que lanzara por el aire a uno de los miembros de la manda tampoco ayudaba, cuando iba a levantarse del trono algo la interrumpió.

- Más que curarnos parece que quiere matarnos - Parece que el golpe que recibió no había sido suficiente, estaba claro que David era un chiquillo inmaduro, pero nunca pensé que fuera tan estúpido como para hacer esos comentarios en voz alta. Cuando iba a moverme para dar un "pequeño correctivo" al muchacho por su insolencia un circulo de fuego se formó a su alrededor, llamas altas hasta su cadera que provocaron el pánico en la multitud, todos miraban a la mujer de cabello negro que estaba sentada sin inmutarse.

- Ten algo en claro niño, si quiero matar a alguien, lo mato - Se levantó y el trono se fue, se acercó al joven mientras la multitud se movía a su alrededor, cuando estuvo a su lado habló en una voz que podría helar el mismo infierno  - La próxima vez que intentes tirar mi puerta abajo las llamas no serán solo una ilusión - Dicho esto dejó caer su mano hasta las llamas, demostrando que no eran reales - Y si vas a ir de valiente recuerda por lo menos no mearte encima

La prometidaWhere stories live. Discover now