VIII

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Estaba en el expreso de Hogwarts de camino al andén 9 y 3/4, donde me recibiría mi familia. Estaba cansada y Edward y Regulus tenían una discusión desde que nos subimos al tren, totalmente ridícula, estaba harta y no me dejaban tomar una siesta.

-Digas lo que digas Edward, el apellido Mulciber no está en los sagrados 28 por la simple razón, de no tener una línea tan pura como la nuestra, ejemplo de ello los Black y los Malfoy- Rodé los ojos, era una discusión  ridícula y acabarían peleados.

-¿Y tú cómo sabes la línea de pureza de mi familia?-Gruñó Edward, se veía muy molesto las venas de su cuellos estaban saltadas, y su rostro estaba rojo como un tomate.

-Exacto, simplemente no lo sé, como sabrás en mi familia tenemos un tapiz de nuestro árbol genealógico, es mágico así que sigue la línea de sangre por si solo. De esa forma puedo asegurarte nuestra línea de pureza.- Dijo Regulus arrogantemente, a veces podía llegar a ser muy orgulloso.

-Agh ya cállense, esta es la discusión mas ridícula que he presenciado, la lista de los sagrados 28 ya ronda los 40 años.- Yo también estaba molestándome y mucho.

Edward me miró molesto y dijo- Es fácil para ti decirlo, los Malfoy y los Rosier están en la lista.
Si, pero los Brown no, pensé- Me pregunto porque te importa tanto, además, discutiendo con Regulus no cambiarás la lista, ahora dejen de gritar, quiero tomar una siesta.

Ninguno de los dos dijo nada y me acomodé para poder dormir, ellos estaban juntos en el asiento de enfrente. No entendía por que era tan importante para ellos ser parte de los sagrados 28, para mí era una ridiculez, tal vez por que sabía que una parte de mi era Brown, más allá de lo que me enseñaron los Malfoy, sabía que habían cosas más importantes que el estatus de sangre, no se necesitaba eso para ser un gran mago Lily Evans era nacida de muggles y era un gran bruja y Severus era mestizo y era un gran mago.
No había logrado dormir solamente descansaba mis ojos, estaba a punto de levantarme, cuando escuché que ambos volvieron a hablar, y era sobre mi, así que fingí que seguía dormida.

-¿Cuando se lo dirás?-Dijo Regulus.

-¿A que te refieres?- Edward se escuchaba nervioso

-Oh vamos, todo sabemos que te gusta, bueno todos menos ella.

-Cállate, Regulus.

-Está dormida, no evadas mis preguntas.

-No voy a decírselo, ella no siente lo mismo, solo la espantaría. Y eso es lo último que quiero, que se aleje de mi.

-Bien, pero espero que no reacciones cuando sea demasiado tarde.

-Lo dices por el estúpido de tu hermano. ¿No es así? No dejaré que me la arrebate.

Luego de eso ninguno de los dos dijo ya más nada, y yo sentía mi corazón a mil por hora. Regulus tenía razón, Edward gustaba de mi. Y ahora su enojo con Sirius tenía algo de sentido, y solo algo porque no se molestaba por Severus o por Reg. Decidí hacerme la dormida por un rato más, si no sospecharían que los había escuchado. Pero en realidad me quedé dormida.

Alguien comenzó a sacudirme-Rebeca despierta, hemos llegado, levántate.

Abrí mis ojos y me encontré con el rostro sonriente de Edward, empecé a sentirme nerviosa incómoda, no podía olvidar sus palabras.

-Gracias Ed- Le sonreí, después de todo era mi mejor amigo.

Me ayudó a bajar todas mis cosas, mi lechuza y mi baúl. Ya abajo pude notar que nadie de mi familia había venido por mi, solamente estaba Dilly, la mejor elfa doméstica quien prácticamente me había criado.

-MERCURIO- Sirius Black Where stories live. Discover now