XXXI

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- ¿Me estás diciendo que vas a hablar con él? Esto tiene que ser una broma- Regulus parecía a punto de tener un infarto, estábamos desayunando y tal como había hablado con Sirius la noche anterior, hablaría con Edward lo más pronto posible.

Rodé los ojos -Acaso no has visto su estado, parece que está a punto de saltar de la Torre de astronomía y lo sabes Reg- expliqué

Severus quien hasta el momento se había mantenido callado decidió intervenir- Edward está deprimido Regulus, piensa que Rebeca lo odia y escuchar de su boca que no lo hace le ayudará a seguir adelante, por que entiende que no pueden ser amigos y sabe que es su culpa.

Le sonreí en señal de agradecimiento y luego me dirigí a Regulus- Lo ves, solo le aclararé que no lo odio y que lo perdono y ya. Siempre y cuando Avery no esté cerca todo estará bien.

Regulus no muy convencido dijo- Está bien, no se lo merece por que es un sucio traidor pero tú tienes un gran corazón y eres mejor que él.- aceptó

Le sonreí para luego darle un abrazo- Gracias Reg

Luego de esa charla los tres nos dirigimos a nuestras clases- Los veré más tarde- dijo Regulus para irse en dirección contraria a la nuestra.


Me encontraba en la sala de menesteres con Sirius, nos habíamos reunido aquí después de las clases, aunque a penas era el segundo día y yo ya tenía al menos cinco redacciones que entregar para la siguiente semana, Sirius me observaba en silencio y dijo- Debes de admitir Pollux que siete Éxtasis es demasiado, hasta para ti- suspiré Sirius tenía razón pero ya no había vuelta atrás y no me veía suspendiendo ninguno de los siete.

-Créeme que lo sé Sirius pero ya es muy tarde para arrepentirme- expliqué- Solo debo acostumbrarme y tomarle ritmo a la situación- dije

-¿Acabas de decir tomarle ritmo a la situación?- me dijo burlón

-Oh ya cállate Sirius- dije "molesta" pero el empezó a carcajearse y no pude evitar unírmele

-¿Qué tal si te tomas un descanso para darme un beso?- dijo con una sonrisa inocente

Lo vi con los ojos entrecerrados y accedí pero antes quería molestarlo así que solo me acerqué a darle un beso en la mejilla- Oye- reclamó- eso no es justo- e hizo un puchero como niño pequeño, mientras se cruzaba de brazos.

-Dijiste beso, nunca especificaste donde- le respondí burlona

Rodó los ojos y dijo- Pues que sea aquí- dijo señalando sus labios, volví a reír pero esta vez si acepté. La tarea podía esperar.


Estaba subiendo los últimos escalones hacia la torre de astronomía, Regulus había hablado con Edward y lo más seguro era que estuviera esperándome o por llegar.

No me equivocaba lo conocía lo suficiente, ya se encontraba ahí, de espaldas a la puerta, apoyado en el barandal. Aclaré mi garganta para hacerle saber de mi presencia cuando estuve lo suficientemente cerca, al escucharme se giró. Por un momento me quedé muda, Sirius tenía razón su estado había empeorado y realmente debíamos hablar.

Antes de que saliera de mi estado de sorpresa, él lo hizo- Perdóname Rebeca- dijo casi en un susurro sin mirarme, su vista estaba en sus pies desde que se había girado- no puedo vivir en tranquilidad sabiendo que me odias, yo se que lo merezco pero yo-o- decidí cortarlo esas cosas eran las que deseaba aclarar.

-Yo no te odio Edward- al escuchar mis palabras subió su vista y me vió por primera vez desde que había llegado- Y ya te he perdonado, quería que lo supieras, jamás podría odiarte estuviste para mí durante mucho tiempo- era verdad ni en el momento justo que me había enterado de su traición había sentido odio, lo único que sentía era decepción y tristeza.

-MERCURIO- Sirius Black Donde viven las historias. Descúbrelo ahora