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Bajo del avión estirando mis piernas, ya que pasé las tres últimas horas sentada, Lionel y Antonella van adelante de nosotros, y Paulo atrás con los demás.

Cuando ya tenemos nuestras cosas, varios autos nos están esperando para dirigirnos al lugar que alquilamos.

Veo a Sergio acercándose a nosotros y lo abrazo, no sabía que venía a esperarnos.

-No sabia que venias- le dije, separandome un poco.

-Sí, yo también te extrañé fea- ruedo los ojos y reímos.

Saluda a los demás, y nos vamos hacia el lugar en donde nos vamos a hospedar.

Veo por la ventana del auto, es hermoso, nunca había estado en Mykonos, veo las edificaciones blancas cada vez más cerca y el mar del otro lado.

-¿Es hermoso no amor?- asiento mientras sonrió, Paulo me da un beso en la frente y yo apoyo mi cabeza en el hombro.

Llegamos a la casa, bajamos y ayudamos al chófer con las cosas del auto.

-Gracias- le digo, tomando mis cosas y el asiente.

Para llegar a la casa tengo que subir unas escaleras, miro a un costado y veo la vista del lugar, sin dudas fue una buena opción para comenzar el año.

Me adentro al lugar y dejo las cosas a un lado, por adentro todo es blanco, menos los muebles que varían de color.

Los demás llegan después que yo y acomodan sus cosas.

-Hay que dividir las habitaciones- habla Joaquin, al lado mío.

-La mía es la más grande- canta Agüero.

-Vos dormís con Joa- digo y el me mira-. Después cada uno con su pareja.

-¿Sobra alguna?- pregunta Leo.

-Sí, dos creo, no sé quién más venía.

La habitación nuestra, queda justo al final del pasillo, y la elegi por la vista al mar que tiene. Abro las ventanas y salgo al balcón, para observar el lugar.

Paulo me rodea por la cintura y me besa el cuello.

-¿Te queres bañar?- pregunta.

-Sí, necesito una ducha- respondo-. ¿Nos bañamos juntos?- doy media vuelta y llevo mi mano a su pecho.

-¿Para ahorrar agua?- ríe.

-Exactamente, solo por eso- levanto una ceja y le doy un beso.

-¿Segura?- asiento con la cabeza-. Después salimos por ahí, quiero conocer el lugar.

(...)

Caminamos de la mano, mientras paseamos. Me extraña no ver mucha gente en época de fiestas, ya que lugares así mayormente se llenan de personas.

Lo bueno de todo esto es que podemos evitar a los medios, y no tenerlos encima todo el tiempo.

Los chicos también salieron, pero ellos querían conocer otra parte de la ciudad. Al principio pensé que me iba cansar de tanto subir y bajar escaleras y ver todo blanco, pero luego te acostumbras y disfrutas de los lugares.

-¿Algún plan para la noche?- Paulo pregunta.

-Quieren salir de fiesta- contesto, viendo una tienda en el que venden jugos de frutas.

-¿Queres?- señala el lugar.

-Sí, me dio ganas de tomar algo- caminamos hacia el lugar para comprar. Pido uno de frutos rojos y Pau de naranja o algo así.

-¿En qué estábamos?

-La fiesta, es cerca de la casa. ¿Todavía no pensaron que hacer de comida para año nuevo?

-Hable con los chicos y me dijeron que seguro terminamos pidieno algo- me río.

-Pajeros, no quieren cocinar.

-Hace mucho que no viajábamos, aparte de ir a España y Argentina- cambia de tema.

-Tenes razón, ya hacía falta conocer otros lugares. ¿Te acordas que te dije que tengo que ir a Estados Unidos por trabajo?- Paulo asiente.

-¿Pasó algo amor?- pregunta y yo muevo la cabeza en forma de afirmación.

-Se extendió por dos meses- me mira-. Por eso estuve hablando por llamada en el avión.

-¿Cuando te vas?-.

-Tengo que estar allá el 15 de Enero, y volvería en Marzo- miro su reacción, pero él solo sonríe.

-¿Por qué no me lo dijiste antes gorda?- pregunta mirándome.

-Porque pensé que te ibas a enojar- dejo mi vaso a un lado-. Y reaccionar como...

-¿Bartra?- me interrumpe. Yo asiento y miro para otro lado-. Amor, yo no te haría eso, no soy como él.

-Lo sé, pero estuve acostumbrada a eso por mucho tiempo, y cada vez que yo tenía que viajar por trabajo, peleabamos.

-Jamás te haría algo así mi vida, seguro que vamos a poder viajar para vernos. Vos a Italia y yo a Estados Unidos. ¿Tenes en donde quedarte allá?

-La compañía cubre todo eso. Gracias- le digo.

-¿Por qué?- me mira confundido.

-Por no mandarme a la mierda y apoyarme cada vez que tengo que irme a otro lado a trabajar.

-No me lo tenes que agradecer gorda, vos también tenes cosas que hacer y nunca te diría que no.

-Te amo- me acerco y le doy un beso.

-Yo más- responde, y seguimos caminando, después de haber pagado nuestras cosas.





Publico la tercera parte más tarde

Together | Paulo DybalaWhere stories live. Discover now