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Ha-Joon estaba terriblemente nervioso.

Habían pasado ya cinco minutos desde que había perdido la concentración en los ejercicios que se supone debía resolver para antes de que Sang-Hyun llegase. 

Kim Sang-Hyun era su tutor de matemática. Un muchacho tres años mayor que él, y quien lo traía perdidamente enamorado desde hace un par de meses. Era guapo, amable, respetuoso y muy maduro para sus diecinueve años. 

Y ese día planeaba decirle lo que sentía por él. Si era correspondido sería inmensamente feliz, pero si era rechazado esperaba que fuera de manera amable así no sufriría tanto. Sinceramente, no tenía muchas esperanzas en ser aceptado, había visto como el mayor observaba a las muchachas de su universidad las pocas veces que salieron a comer algo después de las tutorias, y siempre se fijaba en aquellas mas bajitas y de largo cabello negro suave.

Al notarse tan deprimido se golpeó las mejillas y volvió a enfocarse en el libro. No iba a echarse para atrás ahora, soltaría todos esos sentimientos que su corazón llevaba guardados desde hace ya seis meses y le confesaría que lo quería. 

Cinco minutos después tocaron la puerta y él rápidamente corrió a la sala. Antes de abrirla se acomodó la ropa y aplastó su cabello con la mano para ordenarlo un poco.

Al abrir, Sang-Hyun estaba del otro lado, tan atractivo como siempre con sus jeans rasgados y ese suéter que dejaba sus clavículas al aire. Ha-Joon bebió todo pedazo de piel morena visible y gimió para sus adentros completamente embobado.

—Hola, Ha-Joon —le saludó alegre, mostrando aquella atractiva sonrisa y su pequeño hoyuelo derecho.

—Hola —devolvió el saludo tratando de no parecer ansioso cuando en realidad moría de los nervios.

Fueron a su cuarto e inmediatamente Sang-Hyun le pasó una especie de examen para que resolviera luego de preguntarle si había leído el capítulo del libro. Hicieron la clase de dos horas como cada día sin mayores dificultades.

—¡Muy bien, Ha-Joon! Solo te equivocaste en tres —lo felicitó luego de revisar las respuestas. Fingió limpiarse una lágrima falsa— Aun recuerdo como ni siquiera sabías dividir bien.

—¡Hyung! —se quejó avergonzado.

—Lo siento. Pero ahora ya sabes hacer ecuaciones cuadráticas, ya verás como en tu próximo examen sacas una buena calificación. —aseguró— Y si te va bien, te invitaré a comer algo.

Ha-Joon sintió como sus esperanzas subían y la emoción invadía su cuerpo. Adoraba salir a comer con Sang-Hyun ya que siempre tenían nuevos temas de conversación y el ambiente era grato y agradable.

—Gracias, hyung, eso espero.

—Bien, entonces creo que es todo por hoy —declaró luego de ver su reloj.

La timidez volvió a su sistema al escucharlo. En silencio vio como se puso a guardar sus cosas para marcharse y le dejaba una tarea para la próxima sesión. En ese momento Ha-Joon se armó de valor y le tomó la mano antes que se levantara.

—¿Puede quedarse unos minutos? Debo decirle algo —rogó. Sang-Hyun lo miro con curiosidad, pero asintió y volvió a sentarse.

—¿Todavía tienes alguna duda?

Ha-Joon negó con la cabeza y respiró profundo.

—Hyung, le agradezco de corazón que me esté ayudando a pasar matemáticas, no sé que habría hecho sin usted.

El mayor sonrió y le dio unas palmaditas en la espalda de forma amistosa.

—No hay nada que agradecer, Ha-Joon, es mi trabajo y me alegro que estés mejorando en tus notas. —respondió como buen tutor—¿Hay algo más? Pareces nervioso.

All Over AgainWhere stories live. Discover now