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Sang-Hyun estaba escondido tras un árbol atento a cualquier ruido sospechoso. Tenía una mancha azul en la pierna, como recordatorio de que apenas había logrado escapar de Joon-Suk quien era el más peligroso ahí. Jae-Sung se había vuelto lento luego de diez minutos de juego y no había vuelto a verlo.

De la nada escuchó pasos lentos sobre las hojas secas. Respiró hondo mientras su dedo se encontraba pegado al gatillo de la pistola. Se concentró bien en los sonidos tratando de identificar su procedencia.

Izquierda.

Se asomó de golpe y disparó tres veces sin pensar.

—¡Demonios! —maldijo Jae-Sung mientras veía la pintura en su pecho. La regla era tres golpes y estabas fuera— Bueno, de todos modos ya quería salir. Cuídate de Suk, es competitivo hasta los huesos —advirtió antes de salir del campo. Se sorprendió de encontrar un leve rastro de simpatía en su voz.

—Hazlo por Joon-Ah, tú puedes, Sang-Hyun —susurró en tanto caminaba con cuidado.

Una bola de pintura golpeó el árbol a su lado. Se escondió con rapidez entre las ramas viendo a Joon-Suk apuntando hacia él. Se agachó a tiempo antes de ser golpeado.

Se arriesgó a correr hacia un área menos descubierta. Podía oír los pasos detrás suyo mientras avanzaba en zig zag tratando de confundirlo. Llegó detrás de un barril y se cubrió, se asomó para ver a Joon-Suk detrás de una pila de neumáticos.

Disparó hacia la cabeza, pero fue esquivado. Corrió hacia otro barril más cercano a Joon-Suk y casi fue golpeado por una bola de pintura azul. Se arrastró por el piso hacía unos neumáticos perdiéndose de la vista del menor.

Joon-Suk miró hacia todos lados buscando algún indicio de Sang-Hyun; salió de atrás de la pila y caminó con sigilo. Escuchó pasos, pero no alcanzó a correr hasta que sintió un golpe en el hombro. Se agachó de inmediato a cubrirse.

Sang-Hyun celebró su milagrosa puntería. Solo dos tiros más y habría ganado.

O eso creyó.

Oyó un ruido a su derecha; cuando fue a revisar con la pistola en mano solo vio una piedra. Eso no estaba bien. Volteó con miedo viendo a Joon-Suk acercarse rápidamente por detrás de los barriles. Le disparó varias veces hasta que le dio en la pierna, pero después se perdió de vista.

Caminó y miró a su alrededor con temor, luego sintió dos golpes en la espalda y maldijo entre dientes.

—¡Gané! —Joon-Suk salió de abajo de unos arbustos, rasguñado y sucio, pero feliz. Le fue inevitable no sonreír al verlo celebrar como un niño.

—Buen juego, Joon-Suk

—Lo mismo digo, Sang-Hyun. —le dijo dándole una amistosa palmada en la espalda— Vamos con los demás.

Al llegar a la zona de descanso Ha-Joon corrió hacia él de inmediato igual que Kyung-Jae con Joon-Suk. Se quitó el casco y lo dejó en la mesa junto a la pistola.

—¿Estás bien?, ¿no te lastimaste? —preguntó Ha-Joon revisando sus brazos— ¡Oh, te raspaste! —señaló su rodilla donde el pantalón estaba algo rasgado. No tenía ni idea de en que momento pasó, pero ahora sentía el dolor.

—Estoy bien. —lo tranquilizó acariciando su cabeza— ¿Qué tal tú?, ¿quién ganó?

—Yo obviamente, —dijo con orgullo— y por lo feliz que está Suk-Ah puedo asumir que ganó él —Sang-Hyun asintió algo desanimado. Como había perdido, ¿significaba que no lo aprobarían de ser digno para Ha-Joon?— Ven conmigo, te curaré esa herida.

Ha-Joon tomó su mochila y lo jaló con suavidad hacia los vestidores. Dentro lo hizo sentarse en la banca y ayudó a quitarse el chaleco.

—¿Puedes subir tu pantalón?

All Over AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora