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Ha-Joon se puso a una playera de Sang-Hyun luego de manchar la otra y fue camino a la cocina. Su novio estaba solo en pantalones deportivos picando con cuidado ajo y cebolla verde para la cena. Sonrió ante aquella acogedora vista y se acercó con lentitud pues aun sentía algo de sensibilidad abajo.

—Cariño, creí que te quedarías acostado —dijo Sang-Hyun cuando lo vio a su lado.

—Habíamos quedado en que yo te cuidaria, no tú a mi. —respondió sacando kimchi y tocino del refrigerador— Lo hicimos lento así que no me duele, solo se siente raro al caminar.

—Está bien, te creeré por ahora —le dio una leve palmada en el trasero y siguió picando los vegetales.

Luego de diez minutos ambos comían arroz frito en el sofá, habían hecho bastante ya que tenían mucha hambre. Al terminar dejaron los platos en el fregadero, se lavaron los dientes y volvieron a la cama.

—Entonces, ¿que pasó? 

—Hace poco mas de una semana recibimos a algunos internos en la oficina...

—Ellos son Seo Kyung-Tae, Do Na-Young y Kim Ji-Seok —presentó su suegro a dos hombres y una mujer— Estarán con nosotros haciendo su practica profesional universitaria por seis meses así que ayúdenlos en lo que puedan y llévense bien.

Les mostraron sus escritorios, el área de descanso y el resto de la oficina antes de volver a trabajar. Todo había sido normal aquel día exceptuando una leve sensación de ser observado que descartó asumiéndolo al cansancio.

Al segundo día la sensación volvió mientras iba a la fotocopiadora, miró a su alrededor, pero nadie lo observaba. Cuando le faltaban cuatro hojas alguien se paró a su lado: Do Na-young, la nueva interna de ayer.

—Lo siento, aún me falta un poco —se disculpó al verla con unas hojas en la mano.

—Está bien, sunbae, tómese su tiempo —respondió ella con una sonrisa.

Por algún motivo se sentía un poco incómodo ya que la chica estaba demasiado cerca suyo y cada vez que él se movía un paso ella se acercaba otro. Apenas las hojas estuvieron listas las tomó y se fue de ahí a paso rápido.

Tal vez solo estaba siendo paranoico, ella era nueva y probablemente solo quería hacerle una pregunta. Si, eso debía ser.

Pero demostró estar equivocado. A cada lugar que el iba se encontraba con ella, ya fuese la fotocopiadora, la sala de descanso o la azotea cuando iba para llamar a Ha-Joon unos minutos, siempre al mismo tiempo que él iba. Claramente la chica estaba interesada en él, pero sus intentos de coqueteo más bien lo asustaban.

Un día Na-young se acercó muy afligida porque la computadora en la que trabajaba le había avisado de un error. Él al ser el único libre de trabajo por unos momentos fue de inmediato a ver que pasaba y se alivió al ver que era algo que podía arreglarse.

—Eso es todo, trata de no presionar aquella tecla otra vez.

—Muchas gracias, sunbae —agradeció haciendo ojitos y enrollando un mechón de cabello en su dedo.

—Bien, sigue trabajando —dijo antes de irse sin sentirse afectado por sus gestos.

—¡Espere! —se movió hasta ponerse frente suyo y cortarle el paso se manera abrupta— Déjeme invitarlo a cenar, para agradecerle.

—No, gracias, sigue trabajando —respondió rodeándola y yendo a su escritorio.

—Amigo, ¿es idea mía o la nueva quiere contigo? —preguntó Jackson susurrando.

All Over AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora