cuatro

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MAEHARA ENTRECERRÓ los ojos y le dio un sorbo a su batido antes de darle una patadita a Iris en la pierna para llamar su atención.

El ruido en la cafetería era abundante, provocado en su mayoría por algunos de sus compañeros de clase, que hablaban entretenidos sobre lo que ocurría en el campus.

Al no conseguir lo que quería, Maehara volvió a golpearla, entonces, Iris apartó su mirada de Nagisa y Kaede y lo miró a él con el ceño levemente fruncido.

— ¿Si, Maehara?— Al escucharla hablar, el adolescente soltó una risilla, Iris se notaba levemente irritada, no sabía si era por no haber dormido bien o por el simple echo de que la dulce chica no estaba recibiendo la atención de Nagisa tal y como estaba acostumbrada a recibir.

Él la miró divertido y con la cabeza señaló disimuladamente al dúo, que hablaba entre risas, de vez en cuando, Kaede se sonrojaba levemente, lo que provocaba una sensación de celos en Iris.

Si bien Nagisa y ella no se conocían desde hacía mucho, las tres semanas que habían pasado juntos habían sido muy amenas y buenas, y que de repente la atención del peliazul se centrase en otra cosa había pillado a Iris por sorpresa.

La joven no iba a admitirlo, pero debajo de esa fachada de algodón de azúcar se encontraba una chica que necesitaba atención las veinticuatro horas del día.

Podía culpar a sus padres por ello, su hermana y ella sólo los veían dos días a la semana y de lunes a viernes únicamente a la hora de la cena, lo que había desencadenado un sentimiento de egocentrismo por parte de Rio y celos por parte de Iris.

La de coletas soltó una gran bocanada de aire que hizo que Nagisa se girarse unos segundos hacia ella para comprobar si se encontraba bien, frunció levemente el ceño al verla algo decaída. Por otro lado, Maehara frunció el ceño observando la escena, viendo como Nagisa centraba su atención en la rubia olvidándose de su conversación con Kayano.

— ¿Te ocurre algo?— Iris miró al peliazul con un pequeño puchero antes de soltar un suspiró.

— Tengo teatro en veinte minutos y me toca ir sola ya que Rio tiene no se que cosa con la academia de refuerzo de matemáticas.— Hizo una mueca antes de apoyar su cabeza en el hombro del adolescente, cosa que lo sorprendió por completo.— Así que supongo que me tocará ir sola.

Entonces, Nagisa miró un momento su teléfono antes de volver a mirarla con una pequeña sonrisa nerviosa.

— Si quieres puedo acompañarte, sólo si quieres, claro...— Iris lo miró entusiasmada y asintió repetidas veces, Maehara ahogó una risa al ver el ceño fruncido de Kayano.

— ¡Vamos!— Exclamó la rubia levantándose de su silla de golpe, tironeó del brazo de Nagisa obligándole a imitarla. Con rapidez tomó su mochila y tras despedirse de todos salió de la cafetería manteniendo el agarre de Nagisa.

— ¡No corras tanto!— Pidió el peliazul después de correr una calle entera. Tras la petición, Iris frenó en seco provocando que Nagisa tuviese un traspiés y que ambos calleran al suelo.

Iris se sonrojó al sentir a Nagisa sobre ella, él estaba exactamente igual, sus mejillas se habían tornado algo rosas y estaba muy nervioso.

Rápidamente, Nagisa se levantó y le extendió a Iris una mano para ayudarla a ponerse en pie.

Por otro lado, la rubia lo miraba desde el suelo, con un gran sonrojo, segundos después soltó una carcajada nerviosa que alivió el ambiente durante unos segundos. Se sentó en el suelo y tomó la mano de Nagisa usándola como impulso.

— Lo siento mucho.— Se disculpó él haciendo una pequeña reverencia, Iris se encogió de hombros antes de sonreír nerviosa y mirar su reloj.

— ¡Llegamos tarde!— Exclamó Iris, conectó miradas con Nagisa y le tomó de la mano para reanudar la carrera.

ocean eyes ▭ nagisa shiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora