Capítulo uno

77 5 2
                                    

𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒖𝒏𝒐... 

𝑺𝒖𝒆𝒏̃𝒐𝒔 𝒆𝒙𝒕𝒓𝒂𝒏̃𝒐𝒔

Mi vida era bastante común, nada muy trascendente lo cual pudiera destacar. De pequeño fui un chico muy activo como muchos otros, solo que algo cruel de vez en cuando. Me encantaba jugar al fútbol con mis amigos, al igual que molestarlos. Luego llegada mi adolescencia, me convertí en alguien bastante popular. Aunque teniendo en cuenta mi hermoso atractivo, de piel morocha, ojos marrones y pelo castaño, aquello era inevitable. Salía muchas veces a fiestas, en algunas me drogaba y casi siempre acababa teniendo sexo. Era un gran seductor, aunque ese toque nunca lo perdí. Ya llegada mi adultez, dejé de lado esas cosas y me decidí por la carrera de psicología. No estaba muy seguro de esta decisión, pero siempre pensé que si en algún momento te cansas de algo, nunca es tarde para arrancar de nuevo.

 Comencé a pasar gran parte de mi tiempo en el trabajo, para luego en mis momentos libres pasarlo con amigos, y en alguna que otra ocasión tener una aventura de una noche. Había intentado estar en una relación estable, pero al parecer con ninguno de los chicos y chicas que salí fueron los indicados.

 ¿Ven? Una vida bastante normal, sin muchas complicaciones. Algo que realmente agradecía, ya que los problemas siempre me resultaron un fastidió. Hubiera agradecido que las cosas se mantuvieran así, pero desgraciadamente no fue el caso. Hace aproximadamente dos meses mis sueños habían cambiado. Antes estos aparecían con poca frecuencia, pero no trataban de ningún tema en especial. Cosa muy distinta a lo que me estaba sucediendo ahora.

 Al principio, solo veía un fondo negro. Era como una especie de habitación, la cual se encontraba vacía. No importaba cuanto caminara, nunca podía llegar a ninguna parte. Este escenario se repitió varias veces, hasta que una noche, no recuerdo muy bien cual, algo nuevo apareció. Luego de haber estado dando vueltas por los adentros de mi mente, hasta lograr despertarme, pude visualizar una jaula enorme. Esta podía compararse perfectamente con la de un zoológico, en donde encerraban a un león antes de ponerlo en su "hábitat". En su interior no lograba ver nada. Todo se encontraba tan oscuro y nubloso que se me hacía imposible distinguir cualquier cosa. Aunque preguntara si alguien podía escucharme, mi voz simplemente retumbaba por el lugar. Todo indicaba que me encontraba completamente solo, pero un extraño sentimiento me decía que eso no era así. Por un tiempo el contexto del sueño se mantuvo igual, hasta que en una noche terminó apareciendo lo más extraño de todo.

Cuando me acerqué nuevamente a la jaula, ya que no había mucho para hacer, me di cuenta que la neblina había desaparecido. La oscuridad se seguía manteniendo, pero aunque esta fuera completamente abrumadora, se lograba visualizar lo que había dentro de la celda. Un chico, que probablemente rondaba los dieciocho años, se encontraba sentado en medio de esta. Él estaba de espaldas a mi, sin mover ni siquiera el más mínimo músculo de su cuerpo. Yo me acerqué en completo silencio, para luego dar un leve golpecito contra las rejas de metal. El contrario no demostró ni la más mínima intensión de girarse, pero pude apreciar como su cuerpo temblaba.

 Estuve muchas noches, sueño tras sueño, intentando que este me mirara. Siempre que estaba por ponerme en frente suyo, se giraba y volvía a darme la espalda. Hasta llegar a un punto que comenzaba a molestarme, a pesar de que todo se tratase solamente de un sueño. Por ese motivo, terminé optando por utilizar mi voz para llamar su atención. Grité sin titubear, pidiendo con bastante exigencia que me mirara. Honestamente, no esperaba una reacción ante eso, pero con intentarlo no perdía nada. El chico en ese momento, pude ver como se tensaba por completo, como si estuviera lleno de miedo. Luego de ver que este no volvía a emitir movimiento, le pedí de forma más calmada que se diera vuelta. Y aunque esa persona solo era un producto de mi imaginación, algo interno a mi, lo cual no lograba descifrar que, me pedía que me alejara. Como si quedándome en ese lugar, junto a aquél escenario, estuviera cometiendo el peor error de toda mi vida. Aún así, preferí ignorar aquellos extraños llamados de alerta y me quede esperando a que algo ocurriera.

¿Y si no es un sueño...?Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum