Capítulo 2

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Sheri

En cuanto llegamos a la fiesta del pueblo, nos bajamos del auto.

— Ya sabes, espero que te diviertas, pero no demasiado. - Dice papá mientras se acerca a darme un beso en la frente.

— Esta bien. - Digo para luego despedirme porque él debe ir a cumplir su labor.

Yo observo la multitud, hay jóvenes, adultos incluso ancianos hablando, comiendo, conversando.

Ni siquiera sé por dónde empezar hasta que...

— ¿Sheri? ¿Eres la hija del oficial Donovan? - Pregunta una señora.

— Si, esa soy yo ¿Y tú eres...? - Respondo.

— Soy Aimee, la que siempre te preparaba tu comida favorita en la soda. No me digas que te olvidaste de mí, tenías cinco años cuando te vi por última vez. - Dice Aimee.

Ay que pena, pero la verdad es que si paso.

— Aimee, cierto. ¿Cómo estás? - Le pregunto

No quería sonar mal o incluso quedar mal.

Aimee se acerca a mí a abrazarme, aunque su abrazo es fuerte.

— Estoy muy bien, linda. Me alegra mucho verte de nuevo, que grande estás ¿Cuántos tienes ya? ¿Quince? ¿Dieciséis? - Pregunta.

— Diecisiete, dentro de unos meses será dieciocho. - Respondo con una sonrisa.

— Vaya, has crecido mucho. ¿Cómo está tu mamá? - Pregunta.

— Ella está muy bien, gracias por preguntar. - Respondo.

— Ven te voy a presentar al señor y señora Miller, te van a caer bien. - Dice Aimee mientras me lleva casi arrastrada hacia los mencionados.

Es una señora adulta con cabellos claros y sus ojos son verdes, su esposo está uniformado y todo elegante sin embargo este es de cabello oscuro y sus ojos son cafés que puedes confundirte si son oscuros o negros.

— Buenas noches, señor y señora Miller. Les quiero presentar a Sheri, es la hija del oficial Donovan. - Dice Aimee simpática a los señores.

— Oh, es un gusto conocerte Sheri. Tu papá nos habló una vez de ti. Soy Victoria. - Dice la señora.

— Soy Thomas Miller, encantado de conocerte Sheri. - Dice el señor Miller.

— El gusto es mío, señor y señora Miller. - Les digo a ambos dándoles una sonrisa.

Ellos siguen siendo simpáticos hasta que bajan a mi cuello y ven mi colgante.

— Que lindo colgante ¿Quién te lo dio? - Pregunta la señora Miller.

— Mi mamá, me lo dio antes de venir al pueblo. - Respondo.

— Si, su mamá es Abigail. - Dice Aimee.

— Ojalá algún día conocerla. Fue un gusto conocerte Sheri. - Dice la señora.

— Lo mismo digo señora Miller. - Le digo.

— Por favor llámame Victoria. - Dice.

— Esta bien, Victoria. - Digo con dificultad.

Una sonrisa se le dibuja en la señora Miller antes de despedirse de Aimee y de mi junto con su esposo.

Aimee me lleva por todos lados en el pueblo, tanto así que ya me estaba mareando, pero sin querer choco con un chico alto de cabello cabellos claros.

— Oh, lo siento tanto. - Digo disculpándome.

— No te preocupes, no es nada. - Dice amablemente hasta que alza su vista a mi - ¿Quién eres tú? - Pregunta frunciendo el ceño.

— Soy Sheri, Sheri Donovan. ¿Y tú? - Respondo.

El chico me analiza con la mirada o eso parece.

— Travis Miller. - Responde.

— ¿Eres... el mayor o menor? - Pregunto

— Soy el menor, el mayor se llama Jacob, luego va Delancy y de ultimo estoy yo. Un gusto conocerte Sheri. - Responde.

— Lo mismo digo. - Le digo.

Se ve que alguien le hace una seña y este se tiene su atención, nota que estoy frente de él.

— Lo siento, debo irme. Espero verte mañana en la escuela. - Dice.

— Claro... - Digo cuando él está lo suficientemente lejos de mí.

Eso fue extraño.

— Oh vi que conociste al pequeño Travis. - Dice Aimee.

— Bueno, tan pequeño no es. - Le digo a mi compañera.

— Ya mañana conocerás a sus dos hermanos, son algo...

— ¿Interesantes? ¿Sospechosos? ¿Misteriosos? ¿Simpáticos? - Pregunto.

— Especiales. - Dice corrigiéndome.

Está bien, esto no pinta bien.

— Esta bien... - Digo.

Después de eso, Aimee me siguen llevando por toda la fiesta del pueblo; empezó a hablarme de las leyendas que tiene, la familia Miller era su tema favorito y no olvidemos a mi mamá, los momentos que iba a su boda cuando tenía cinco años.

— Cuando quieras pasar puedo hacerte tu hamburguesa favorita. - Dice Aimee siendo dulce.

— Por supuesto, creo que mañana pasaré. - Le digo con una sonrisa.

— Serás más que bienvenida. - Dice.

Después de haber estado casi toda la noche en la fiesta, decido irme a casa a dormir.

Es un trayecto largo, pero estoy cansada.

Cuando llegó por fin a la casa, siento mis piernas temblar del cansancio. Busco de bajo de la alfombra la llave de repuesto, la tomo para insertarla en la puerta para que se abra, luego dejo la llave donde estaba y entro a la casa. Subo a mi habitación para sentarme en mi cama y quitarme los zapatos, cuando estoy por acostarme y caer profundamente dormida escucho un ruido en las escaleras, me acerco, pero no veo absolutamente nadie.

— Ya debe ser el cansancio. - Me digo para luego ir a la cama.

Pongo mi cabeza en la almohada y cierro mis ojos que cada vez los párpados me pesan más.

Hasta que me quedo dormida, pero sé que mañana andaré más despierta que dormida.


Oscuros SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora