Capítulo 32

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Jacob

En cuanto salimos de la soda de Aimee para subirnos al auto, le tapo la vista a Sheri para que no vea el camino — ya que no quiero que note su sorpresa —. Enciendo el auto, dejo que suene Golden de Harry Styles, solo escucho a mi chica cantando la canción.

— Me está dando mucha picazón, pero no puedo rascarme. – Dice quejándose.

— ¿Picazón por lo que me dijiste? – Le pregunto cuando se dibuja una sonrisa pícara en mis labios.

Sus mejillas agarran un color rosa hasta llegar a su oreja.

— Qué calor hace aquí ¿no? – Dice en su defensa.

Acerco mi mano a uno de los botones del auto para que el aire frío entre.

— You're so golden. I'm out of my head and I know that you're scared. – Canta la rubia en el auto.

☾.

Llegamos en la tarde a la cabaña que está cerca del bosque de Long Island, esta cabaña era donde vivía con mi familia antes de que mamá conociera a Thomas – el papá de Travis —, me bajo del auto para ir a la puerta del acompañante y abrirla. Tomo su mano para sacarla y cierra la puerta, caminamos hasta llegar a la puerta del lugar.

— ¿Estás lista? — Le pregunto.

Ella agarra aire antes de responder.

— Sí. – Responde con una pisca de nerviosismo.

Abro la puerta, todo está oscuro. La encamino para que entre hasta colocarme detrás de ella, quitar la venda que le impedía ver. Después una bola de fuego llega a varias lámparas y se disuelve hasta llegar a la chimenea y encenderla.

— ¡Sorpresa! – Dice los presentes al unísono.

Esta toda mi familia y mi suegra, por supuesto.

Al ver la reacción de los presentes la rubia se emociona por lo que sus hijos se empiezan a llenar de lágrimas, me observa y me rodea con sus brazos en mi cintura para luego ver a los demás sin soltarme.

— En serio, son los mejores. – Dice la rubia.

— Te lo mereces, después todo solo una vez al año se celebra el día que naciste. – Comenta mi hermana.

La castaña se acerca con el pastel de vainilla, con la vela encendida mientras canta feliz cumpleaños y los demás se suman a la canción.

— Pide un deseo. – Dice mi cuñada cuando terminan de cantar.

Mi chica suelta el agarre hacia mi para acercarse al pastel, cierra los ojos y sopla para apagar la vela.

Después servimos la comida y el pastel para pasar el rato entre todos, mi suegra cuenta historias de Sheri cuando era pequeña ¿Lo peor? Es que nuestra mamá le hizo segunda también al contar historias de los tres, todos acabamos rojos, pero nos reímos con ganas compartiendo.

— ¿Esta delicioso? – Le pregunta Sheri a Cole.

El pequeño esta sonriendo de oreja a oreja, sin duda alguna se ve el cambio.

Ahora sonríe más y tengo entendido por mis papás que le va bien, sin embargo, le han dado la ayuda y los cuidados que necesita.

— ¡Claro! – Responde él con entusiasmo.

— ¿Nos vamos a la cancha a jugar, campeón? – Le pregunta mi hermano.

— ¿Aquí hay una cancha también? – Cuestiona con sorpresa.

— Si, la hay. Ahí pasaban jugando Travis y Jacob de pequeños. – Responde mamá con una risa.

— No lo sabía, es que como es una cabaña... - Dice en un susurro Cole.

— Vámonos, me les uno al juego. – Comenta papá mientras se pone de pie.

Casi nunca se le vestido casual como hoy, pero es de mi agrado ver que sabe como vestirse en las ocasiones.

— Ya se ha dicho, vámonos. – Digo para tomar el balón y salir a jugar basketball.

Cole ha hecho que la familia sea más unida y eso es algo que le debo agradecer, mientras jugamos las reinas de la casa se quedan a dentro hablando algo de lo que no me preocupa.

Nos reímos, nos tiramos insultos con "amor" hasta quedar empapados de sudor ¿Lo mejor? Es que empieza a llover y como es casual nos quitamos las camisetas para jugar mejor.

— Uy, pero ¿Qué es eso? – Comenta Adelaide al ver al rubio sin camiseta.

Mi hermano sonríe de oreja a oreja al oír a su chica.

— ¿Por qué? ¿Lo quieres, cariño? – Le pregunta de una manera seductora mientras se acerca a ella dejando de jugar con nosotras.

— Eso. – Señala ella el pecho del rubio —. Ya lo tengo. – Dice para luego observarnos —.

— Muchachos entren ya. – Dice la voz de mamá.

Nunca en mi vida había visto a mi hermano sonrojado como hoy ante la respuesta de Adelaide, me acerco para chocar los puños con la castaña.

— Bien dicho, cuñada. – Le digo para después entrar.

Cuando llegamos notamos que mojamos el piso, mi hermana hace una mueca de desagrado.

— Huele a perros mojados. – Comenta arrugando la nariz.

— Ve a la chimenea para agarrar calor, Cole. – Le ordena mamá al pequeño.

El asiente para luego mamá ponerse de pie y llevarle una sabana para que sea mas sencillo para el agarrar calor.

Todavía esta la duda de que especie es el pequeño ya que no lo afecto la niebla de Adelaide.

De mi parte decido tomar una ducha, ya que tenia ropa en la cajuela del auto por cualquier cosa que la necesitara. Entro al baño para abrir la llave, de este sale agua caliente; me quito las prendas de ropa mojadas para quedar desnudo y entrar a la ducha.

☾.

Cuando salgo no escucho ruido y mucho menos el olor de mi familia, bajo a la sala para encontrarme con mi chica en el sofá leyendo uno de los libros viejos que se encuentran en los estantes.

— Ahora eres muy intelectual, eh. – Le digo con humor mientras me acerco a ella.

— Si, claro. – Dice acompañada de una risa para acomodarse en el sofá —. Tus papás tuvieron que salir porque Cole tenia mucho frío por la lluvia.

— ¿Y Travis? – Pregunto.

— Bueno, parece que Adelaide no aguantaba las ganas de ver a su chico con le pecho descubierto bajo la lluvia. – Responde.

— ¿Y D?

— Dijo que iba a solucionar unos asuntos.

Una sonrisa se me dibuja en mis labios mientras que Sheri arquea una ceja.

— ¿Qué? – Pregunta.

— Tenemos la cabaña para nosotros. – Respondo mordiéndome el labio inferior.

Puedo escuchar como su corazón y su respiración se aceleran ante mis palabras. 

Oscuros SecretosWhere stories live. Discover now