Capítulo 18

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Sheri

El silencio incómodo invade en el auto, el rubio nos observa a través del retrovisor, de mi parte observo al pequeño al igual que la castaña quien está asombrada pero curiosa de lo que es el niño. No es la única, quiero saber que es este niño.

Sus ojos almendros brillan, pero se ve que es miedo, le tiene miedo Adelaide.

— Yo... No lo sé. — Responde él.

Todo está tenso e incómodo es notable y se ve que el pequeño no sabe sobre llevarlo.

— ¿Cómo te llamas, campeón? — Pregunta Travis mientras nos observa en el retrovisor.

— Cole, Cole Mendez. — Responde el niño al rubio.

— Un gusto Cole, soy Travis Miller. — Comenta el rubio.

Una sonrisa se dibuja en mis labios al ver como Travis logra ganarse la confianza del niño con solo unas palabras.

— Te conozco, bueno te vi. En esa feria o fiesta del pueblo que hubo hace un mes. — Dice el niño.

— Cierto, en esa fiesta también estuvo Sheri. Es la rubia que te acompaña, ella vino al pueblo hace un mes. — Continua el rubio con la charla.

— ¿Te llamas Sheri Donovan? — Me pregunta el pequeño al saber mi nombre.

Asiento con la cabeza.

— Esa misma.

— Lo siento lo de tu papá, el solía sacarme de mi casa de vez en cuando para que mi papá... no me pegará. — Dice él hasta que susurra por lo bajo las últimas palabras.

Mi corazón se me parte al oír esas palabras.

Papá sabía la situación de él y lo ayudaba a sobrellevarlo como sacándolo de ese mundo por unos minutos para que fuera un adolescente en esos pequeños minutos que salían.

— Él me había dicho que conocería a su hija y que me caería bien. — Prosigue él.

— Gracias por las condolencias, no sabía que papá te había ayudado. — Admito.

— Estas aquí desde octubre, pero ya estamos en noviembre ¿Por qué te veo hasta ahora? — Pregunta él.

En cierto punto me da ternura sus preguntas, pero por otro lado lo veo muy curioso.

— He tenido días y semanas ocupados. Casi no he salido así que debe ser eso. — Respondo.

El me da una sonrisa y me abraza.

— Gracias. — Susurra en el abrazo.

— ¿Por qué? — Pregunto.

— Por sacarme de allí. — Responde.

A los minutos se queda dormido en mi regazo, su cabello es castaño y cerca de su ojo derecho tiene un pequeño golpe y este morado. Parece que fue hace unas semanas, pero se está sanando.

Se mueve un poco por lo que las mangas de sus brazos dejan ver la piel descubierta de la muñeca y hay pequeños raspones en líneas finas, pero se ve que son profundas.

— Se lastimaba así mismo... — Susurro por lo bajo.

— Me duele cuando los jóvenes hacen eso, tienen una vida que recorrer. No siempre se van a quedar en ese dolor, es temporal. Pero eso ellos no lo entienden cuando están en ese estado. — Comenta Adelaide.

Tiene razón.

Morir es hermoso, pero matarse es una cosa diferente.

A mí me gustaría morir sabiendo que hice lo que pude, que vi a mis amigos y familiares felices. Donde aprendí y crecí, no matarme siendo egoísta por no tomar en cuenta el dolor de los demás.

Oscuros SecretosWhere stories live. Discover now