Capítulo 31

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Sheri

Después de la conversación en el auto, entramos al centro comercial dispuestas a entrar a las tiendas de ropa para ver que escogía para mí.

– ¿Qué tal este? – Me pregunta Adelaide.

Pestañe

– No se ve mal, es lindo. – Respondo.

Al decir esto a lo lejos viene la pelinegra con una blusa que tiene lentejuelas – de color negro y rosa, en los hombros tiene un camino con perlas doradas que termina hasta donde acaba la manga corta de la blusa -, una enagua negra con mucho estilo al igual que sus botines con tacón.

– Prueba esto, te quedara increíble. – Dice mi cuñada.

Elevo una ceja, pero tomo la ropa y me voy a probarla.

Entro a un cambiador, cierro la cortina para después quitarme las prendas puestas y ponerme la ropa que Delancy me dio. Cuando acabo me observo en el espejo del cambiador, me sorprendo como veo.

Me veo distinta.

Salgo de ahí para toparme con mis cuñadas, al verlas sus ojos brillan y ambas sonríen.

– ¡Te ves preciosa! – Gritan ambas al unísono.

– Me siento distinta, pero me gusta. – Admito.

– Eso se llama confianza. – Dice la castaña.

– El encanto de la familia Miller. – Comenta la pelinegra.

– ¿Debo probar más ropa? – Pregunto.

– De eso no te preocupes, sabía que te iba a quedar y me encargue de escoger la ropa por ti. Al estilo Miller, espero no te moleste. – Dice la pelinegra en su defensa.

– No, no me molesta. De hecho, gracias a ambas. – Les digo.

Las dos se acercan a mi para darme un abrazo, es acogedor y familiar.

– Bueno debemos apresurarnos, que nos falta el spa. – Comenta Delancy.

Después se aleja de nosotras para dejarnos a solas.

– ¿Debería cambiarme? – Pregunto.

– Mientras Delancy pague no creo. – Responde Adelaide.

– Bien, recogeré mi ropa. – Le digo para dar media vuelta.

Me acerco al cambiador y recojo la ropa que traía puesta anteriormente, cuando me doy vuelta para regresar veo que ya pagaron. Guardo mi ropa en la bolsa.

Nos encaminamos rumbo al spa que está en el último piso, en cuanto llegamos nos atienden super bien.

Pasamos por una sala de masajes, área de relax, una piscina.

Sin duda alguna me relajo bastante.

– ¿Cómo te va con el chico que vimos en el café? – Le pregunto a la pelinegra.

– Es un idiota, supongo que bien. – Responde ella.

– Eso no suena para nada bien. – Comenta la castaña.

Mi cuñada suspira.

– Es que ¿Por qué me toco un compañero que es un patán? – Se cuestiona.

No hay respuesta.

– ¿Qué te ha hecho? – Pregunta la castaña esta vez.

– Siempre sale con un trato macabro para obtener lo que quiere, no acepta un no como respuesta. Y es divertido porque juego con su ego, pero se ve.... – Responde

Oscuros SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora