Capítulo 8

1.4K 211 8
                                    

Diciembre 2015

Timaeus.


Hoy es el gran día.

Estoy nervioso, tan nervioso que me sudan las manos.

El mensaje de Apolo avisándome que sería uno de los jueces junto a Tom no ayudó en nada a calmarme.

Camino de un lado al otro en el camerino de profesores. Falta como una hora para que comience el recital. Reviso una vez más mi celular. Colton me envió un mensaje hace unos minutos avisándome que habían llegado sin problemas, pero sentía la necesidad de salir e ir al camerino de alumnos para asegurarme que así fuera.

Había llegado mucho antes que los demás maestros y comprobado una vez más que todo estuviera en orden. Estaba ansioso y aún lo estoy. Como si algo estuviera fuera de lugar.

No puedo seguir comiéndome la cabeza así. Me encamino hacia la puerta cuando esta se abre tomándome por sorpresa.

—Maestros —dice uno de los encargados del programa—. Hubo un cambio de último momento. Tuvimos un inconveniente con un instrumento de la sinfónica. Por lo que el grupo de composición se presentará primero.

Eso era lo último que necesitaba en este momento. Que nos tocará al inicio.

Me acerco al encargado.

—¿Cuál será el orden de presentación? —pregunto un tanto más brusco de lo que pretendí.

—Garcia...

Dejé de escuchar en ese momento. Los dos momentos más importantes en una presentación en vivo era la apertura y el final. Si algo llegaba a salir mal... Dios no podía pensar en eso.

Trato de disimular que la noticia me ha caído como un cubo de agua fría y con fingida calma me retiro para poder ir a hablar con mis alumnos, una excusa barata. Quería cerciorarme de que Maya estaba bien y de alguna manera infundirle confianza para este momento, aunque en el fondo siento que me lo hago para mi mismo.

Llego hasta los camerinos. Me asomo para ver, hay muchos chicos que conozco solo de mirada, pero no veo a Maya, ni tampoco a ninguno de mis alumnos.

Le pregunto a uno de los chicos y me dice que los han llevado a otro camerino por el cambio de orden. Camino por los pasillos de backstage hasta que me encuentro con Seth, al fin.

—¿En dónde están los demás?

Señala la puerta a su espalda.

—Estamos casi todos, falta Sanders y Garcia.

Frunzo el ceño porque eso es como que me diga que el agua se juntó con el aceite.

—¿Se han ido juntas? —pregunto extrañado.

Él niega con la cabeza.

—Una de las asistentas de Sanders derramó algo encima de Garcia y la llevó al baño para ayudarla. A Sanders vino su padre por ella.

—Gracias. Supongo que ya les avisaron del cambio en el orden.

Él asiente y se encoje de hombros despreocupado.

—Todos lo sabemos.

Asiento y salgo en busca de Maya. Pregunto por aquí y por allá, y nadie parece saber nada. Consulto mi reloj falta exactamente una hora. Debo encontrarla rápido.

Me detengo un momento en un pasillo que tiene poca gente, estoy vestido con mi chaqué y hasta hace media hora estaba peinado para este momento he pasado tanto mi mano por mi cabeza que estoy seguro de que ahora es un desastre. Saco mi celular del bolsillo interno del traje, en cuanto estoy a punto de llamar a Martha escucho algo que me llama la atención.

SAGA LUX III | Los colores de TimaeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora