Capítulo 15

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Maya



Regreso de coordinar las entregas con Steve al salón principal del bar, debemos abrir en unas cuantas horas y no pensé que la reunión de Tom duraría tanto.

El hecho que haya anunciado de forma tan abierta a quien heredaba sus cosas, me hizo sentirme fatal. Tom estaba enfrentando su enfermedad de una manera admirable, pero eso no tenía nada que ver con lo que los demás sentíamos al respecto. Desde el escenario fui capaz de ver un sinfín de emociones en el rostro de los reunidos aquí. Todos en ese momento compartíamos el mismo dolor en silencio.

Pero hubo una persona en especial que movió en mí más de un recuerdo, pero es que era tanta la influencia que tenía en mí, que deje de respirar con normalidad desde el mismo momento en que puso un pie aquí. Recordaba su rostro, su voz, pero el Timaeus de mis recuerdos no le hacían justicia al hombre que vi hoy. Era evidente que habría algún cambio en este tiempo y no es que no viera una que otra foto suya en internet, pero es que tenerlo de frente era algo muy distinto.

Timaeus, no solo era un rostro bonito o un bonito cuerpo, había algo en él que lo volvía magnético. Hacía que tu mirada se pegara en él y no fueras capaz de mirar hacia otro lado o quizás eso fuera lo que me provocaba solo a mí.

En el salón ya casi no hay nadie. La verdad es que puse cuanta excusa estuvo en mis manos para desaparecer tan pronto como Tom terminó de hacer sus anuncios. No me sentía nada cómoda con tanta gente que no conozco a mi alrededor y siendo sincera tampoco quería tener a Timaeus de frente.

Hace tiempo me había hecho una promesa a mí misma. La próxima vez que lo viera no sería una mujer a la que tuviera que proteger. Tengo grabado con fuego en mi memoria el día del recital, recuerdo el dolor, la impotencia de no ser capaz de hacer nada, pero había algo que tenía aún más grabado en mi memoria y es la expresión de culpa deformando el bell rostro de Timaeus el momento en el que me encontró y es eso lo que más me dolió porque él no tenía la culpa de nada, era mi culpa por no defenderme.

Ese día no solo fui salvada por Timaeus. Nix, su hermana, tuvo todo el cariño y paciencia del mundo conmigo mientras me ayudaba a recomponerme. Sus palabras, aunque suaves, encerraban una gran verdad.

«Tienes suerte de contar con gente dispuesta a ayudarte, pero en la vida la mayoría del tiempo estarás sola. Te servirá más toda la vida aprender a ponerte tu maquillaje de guerra y la ropa de niña grande, que vivir con la esperanza de que alguien te ayude. Da mucho miedo y puede sonar difícil y solitario, pero llegará un punto en el que te darás cuenta de que solo la confianza en ti misma te va a ayudar a superar lo que sea.»

Ese día tomé prestada un poco de esa confianza de Nix. Me vestí con ese hermoso vestido de terciopelo verde que Nix había insistido tanto en comprar, me puse los tacones más altos que había visto en mi vida y camine hacia el escenario sintiéndome hermosa y poderosa. No recuerdo haberme sentido así en toda mi vida.

Después de ese momento decidí que seguiría las palabras de Nix, aprendería a valerme por mi misma, trabajaría en mi confianza y me convertiría en la mujer que fui ese día. No quería volver a depender de la ayuda de Timaeus o de Nix, ni la de nadie. Sin embargo, eso era más fácil decirlo que hacerlo.

Llevaba dos años tratando de conseguirlo y aunque había logrado avanzar un poco, siempre terminaba en la situación de doncella en apuros y siendo ayudada por alguien. Así que aún no estaba ni cerca de llegar a mi objetivo.

Sacudo mi cabeza para dejar de pensar en eso y evitar deprimirme.

Camino por el salón mientras compruebo que todo esté bien. Era extraño, pero había descubierto que me gustaba mucho el ambiente del bar, quizás fuera porque era algo que me mantenía la mente ocupada, siempre había algo nuevo que aprender.

—¿Disculpa? —Me volteo para ver quién me llama y casi me caigo de culo cuando tengo a Timaeus en frente. Me mira extrañado mientras frunce el ceño—. Eres nueva aquí. ¿Está, Tom?

Ahora es mi turno para verlo con los ojos entornados, es que me estaba jugando una broma o qué.

—Debe estar en su oficina —respondo sospechosa. Hay algo que me molesta en él.

Antes de que pudiese agregar algo más veo acercarse a Apolo quien me sonríe con amabilidad.

—¿También te llamaron, Thanos?

¿Thanos? Ah, es verdad tiene un gemelo.

El mencionado se voltea a enfrentar a su hermano con una sonrisa pícara.

—No te preocupes, solo he venido por Tim. Vamos a salir a liarla un poco.

La expresión de Apolo se transforma en segundos, parece que no he la gustado nada.

—Por Dios, no vayan a hacer ninguna... tontería. —Estoy segura que quería decir algo más fuerte que eso, pero se contuvo.

Me siento un poco incómoda de estar aquí y creo que es un buen momento para marcharme. Cuando me giro y me doy de bruces contra alguien. Me hago hacia atrás por instinto y siento que resbalo. Cierro los ojos a la espera del golpe. Siento dos manos que me sostienen por los brazos, abro los ojos para ver a mi salvador y me encuentro con la mirada azulada, pícara de Thanos.

—¿Estás bien?

Asiento sin poder articular palabra. Miro hacia en frente para ver contra quién choque y me enfrento a la mirada azulada, seria, de Timaeus.

Tenía que ser una jodida broma. No sé si ponerme a reír o a llorar.Cuando quieres escapar de algo y el problema te golpea en la cara x2, literalmente.

Tom y Dray llegan a ver la escena y creo que me vuelvo loca porque comienzo a reírme por el nerviosismo que cargo. Esto es ridículo.

—¿Estás bien, cariño? —Escucho preguntar a Tom en medio de mi ataque de risa.

Asiento mientras trato de conectar mi cerebro y comenzar a pensar con normalidad.

—Yo... —Me rio—. Lo siento.

No tenía la menor idea de porque exactamente me disculpaba.

Tom me ayuda separándome de Thanos, cosa que agradezco silenciosamente. Nos separa un poco de todo el grupo para que pueda respirar con tranquilidad.

—¿Estás segura de que estás bien?

Respiro profundamente antes de serenarme un poco.

—Si me lo preguntan una vez más, en serio voy a comenzar a pensar que estoy loca.

Al ver que actúo con un poco más de normalidad se ríe un poco de la situación.

—A decir verdad, ha sido un tanto cómico, la cara de Tim ha sido de película —admite.

Vuelvo mi miradadiscretamente hacia los hermanos, Apolo parece haber recordado lo que estabahablando antes de mi escena dramática, porque lo veo hablar muy molesto con losgemelos. Aunque estos parecen no estar prestándole atención. Verlos juntos envivo y en directo es bastante sorprendente. Sus diferencias son mínimas y adecir verdad por un momento los confundí, desde ahora tendré mucho cuidado coneso.

SAGA LUX III | Los colores de TimaeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora