Capítulo 4: Descubriendo mi Poder

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Narra Kai

Por qué, desde que se retiraron los padres de Sara no dejo de preguntarme el por qué Job me culpa por los actos de otros dragones, me duele en verdad, no soy como los otros, si lo fuera, Sara ni siquiera hubiera regresado a la aldea.

Kai: Por qué?, susurré.

Si quisiera lastimarlos lo hubiera hecho desde un principio, tal vez deba irme, no quiero causarle más problemas a Job, me divertí mucho, los aldeanos en verdad son muy buenas personas, creo que me equivoque con respecto a los humanos, no son aterradores en realidad son grandiosos, los adultos son muy protectores y divertidos, las mujeres, son muy cariñosas y amables, y por último, los niños y niñas, en especial Sara, son muy alegres e inocentes, diría que demasiado inocentes.

Kai: No quiero irme.

Kai: Esta aldea es mi hogar. Dije decidido.

Ya tomé mi decisión, y aunque no sea del agrado del padre de Sara, no importa, me encariñe con todos, sé que pronto podré demostrarle a Job que soy bueno, así él también me aceptara.

Con una gran determinación tome el mismo camino por el cual Martha y Job regresaron a la aldea, pero mientras más recorro, una extraña sensación de peligro golpea mi cabeza, así que aumente un poco la velocidad de mi andar.

Luego de unos minutos, mi nariz captó unos aromas, totalmente desconocidos, no coinciden con ninguno de los aldeanos, con miedo a que algo ocurra comencé a correr, y al estar cerca de salir del bosque escuche un grito.

Una vez que salí de la cobertura de los árboles, visualice que unos hombres con extrañas prendas de metal, y objetos también hechos del mismo material, se encuentran sacando a los aldeanos de sus hogares, por la fuerza.

Me moleste un poco, pero siento que debo de tener cuidado, no quiero que los aldeanos salgan lastimados, con mucho sigilo proseguí a entrar en la aldea sin que esos sujetos, y los aldeanos se percaten de mi presencia.

Me coloque en un grupo de arbustos que se encuentran cerca de la casa de Sara, y al instante de esconderme, escuche el grito de Martha, mire a la dirección de donde vino, y pude ver como unos cinco hombres sacan arrastrando de su casa, a Job, Martha y Sara.

Al ver como Sara llora y sus padres tratan de liberarse, en verdad me enoja, a quien engaño me enfurece, solo quiero saltar sobre esos hombres y arrancarles las cabezas a todos, por dañar a los aldeanos.

Sigo escondido en el arbusto, mientras veo que dejaron a Sara y sus padres, junto a los demás aldeanos frente a la pequeña fuente que se encuentra en centro de la aldea.

Del grupo de extraños sujetos, que son alrededor de unos veinte, sale uno, que por apariencia parece ser el más fuerte de todos, y viendo el respeto que le tienen los otros de su alrededor, diría que es el líder.

Con cada palabra que sale de su horrenda boca, crece mi ira hacia esas personas, no son humanos, no tendrían que apoyarse entre ellos, me cuesta creer que con lo bueno que son los aldeanos, existan personas así, me enferman.

Pero la gota que colmó el vaso. Es que ese miserable se atreva a sujetar a Martha, mirándola con ojos lujuriosos, y no solo él, sus compañeros miran a la mujeres de la aldea con la misma repulsiva mirada.

Estuve por salir a atacar pero presencié algo que me cautivo, a la vez que motivo, Job aun siendo más pequeño y débil que aquel hombre, con tal, de proteger a su esposa, soltó un fuerte puñetazo en el rostro de ese sujeto, logrando que suelte a Martha, y retroceda unos pasos. 

Me alegra ver como Job golpeó a ese idiota, pero volví a caer en la ira cuando el líder dio un potente golpe al padre de Sara, haciendo que caiga de rodillas y escupa sangre.

Rencarnando en Fairy Tail como DragónWhere stories live. Discover now