Capítulo 14: Sus Recuerdos.

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-Ya te estoy extrañando mi amor -admite un hombre de cabellos castaños y ojos color amarillo a la pantalla de su móvil.

-Amor, pero apenas ha pasado media hora desde que nos despedimos -admite una mujer de bellos ojos esmeralda, bien conocida por Bell, quién aún no termina de entender que es lo que ocurre y por qué ve todo aquello como una película.

-Ya sé, pero sabes que no puedo estar sin ti -admite con una risa ronca -. Me hace falta mi ojitos de limón.

-Drycon -ríe divertida -. En unos días estaré de regreso en casa y nos divertiremos mucho -sonríe ampliamente.

-Uh, eso se oye excitante -da una mirada lasciva a su celular, mientras continúa caminando por la acera de la calle a plena noche.

-No solo se escuchará -guiña un ojo -. Por cierto ¿a dónde vas?

-A comprar unas cervezas para acompañar con Dak.

-Oh, era hoy el día de reunión.

-Sí, luego veré si me ayuda a escoger un regalo para Lars.

-¿Eh? ¿Por qué?

-Vamos, Bloody, en un par de días es su cumpleaños.

-¿En serio? No sabía -suelta aburrida.

-Increíble, eres descuidada ¿lo sabías? Ya va casi un año desde que Lotto lo convirtió y apenas has hablado con él.

-A decir verdad no me agrada mucho.

-¿Por qué no? Es super amable y educado, además deberías hablar un poco más con él, aunque sea por diplomacia -aconseja a Bloody, quien rueda sus ojos.

-Es muy amanerado.

-No es amanerado, aún es un chico, además asiático y ellos tienden a ser más soft, como unas masitas ¿no sé si me entiendas?
Además mírame, me amas y soy similar a él -juguetea con sus cejas.

-Tú no eres amanerado, eres la idiotez hecha vampiro.

-Ay, ya te enojaste -ríe -¿Dónde está mi enojona?

-Voy a arrancarte las vísceras -escupe molesta.

-Yo también te amo, mi amor -le lanza un beso, haciéndola sonreír.

-Te amo -suelta con sus mejillas levemente sonrojadas -. Ya, debo irme, me están llamando -le arroja un último beso, para colgar.

Una nueva llamada entra en el celular de Drycon, y sabiendo quién es, contesta de inmediato.

-Hola, ¿sucede algo? -suelta feliz.

-¿Dónde estás? Ya casi llego al lugar.

-Voy por unas cervezas, no tardo.

-Te espero por allí si llego primero -suelta la voz a través de la línea para colgar de una buena vez.

Drycon compra las bebidas y llega a paso presuroso a un lugar bien conocido por Bell, -quién sigue sin entender nada, pero la intriga le consume desde que vio a Bloody en la especie de subconsciente en la que el pobre chico se encuentra- el acantilado y su maravillosa vista se impone en aquel panorama digno de apreciar y con luz de luna llena solo mejora su belleza.

-Ya era hora -comenta el de cabello rubio, sentado con sus pies colgando del acantilado cual niño hiperactivo.

-Lo lamento, Dak, vine lo más rápido que pude -admite Drycon tomando asiento junto al susodicho -¿El viaje fue cansado? -inquiere pasándole una lata de cerveza.

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