La noche había llegado sin siquiera darse cuenta, el trabajo lo había consumido completamente, ni siquiera había parado para ingerir algún alimento. Hizo a un lado los papeles que faltaban por revisar y decidió levantarse de la silla para estirar un poco los músculos, un bostezo salió involuntariamente de su boca. Miro su reloj de muñeca y se dio cuenta que era realmente tarde.
Lo más sensato sería irse ya y dormir un poco antes de la reunión que tenía pautada para mañana muy temprano. Tomó su gabardina, su maletín y salió rumbo a su departamento.
Afuera, la noche lucía oscura y muy fría, problamente llovería. No quería mojarse así que una vez que salió del metro, camino a paso rápido las dos cuadras que lo separaban del edificio donde habitaba.
Llegó al lugar y saludo al portero del turno de la noche, se dirigió al elevador y pulso el botón con el número de su piso. Otro bostezo hizo acto de presencia, en verdad estaba cansado, llevaba una semana completa trabajando hasta muy tarde, pero era algo que no podía evitar, cuando trabajaba su mente no lo traicionaba con pensamientos donde la protagonista era Hermione Granger.
El plazo estaba a punto de vencerse, la ansiedad lo carcomía cada día. Necesitaba una respuesta ya.
Anhelaba poder caminar de su mano, presumirla y gritar a los cuatro vientos que la amaba, sólo algo se lo impedía o más bien alguien; la comadreja Weasley.
Para Draco no había una explicación lógica sobre como llego a enamorarse de aquella chica, a simple vista parecían no tener nada en común, pero la convivencia siendo compañeros de trabajo, le hizo ver que tenían muchas cosas en común. Ella tenía tantas cualidades pero un sólo defecto a ojos de Draco, tenía novio.
Sin importar aquel defecto, él se enamoro y para su sorpresa ella también se había enamorado, y ambos cayeron en un círculo vicioso, en un amor clandestino. Y luego de un tiempo fue una situación insostenible, para Draco no era suficiente tenerla a ratos, él que era un egoísta por naturaleza no concebía la idea de tener que compartirla con alguien más.
Había llegado a su límite y le había dado un plazo para que ella tomará una decisión, la comadreja o él.
Ingreso a su departamento, tiro el maletín al sofá y se quito la gabardina, se sirvió un whisky y tomo un trago, en ese momento la lluvia comenzó a caer y unos relámpagos iluminaron el cielo.
Terminó de beber el whisky, enseguida se sirvió otro y a su mente volvió su recuerdo que se desvaneció por el toque de la puerta, extrañado pues no esperaba a nadie, se dirigió a ella para ver quién venía.
Sin lugar a dudas, la persona que encontró del otro lado de la puerta era quien menos se imaginó, sin embargo, era a quien más deseaba ver.
Hermione, venía completamente mojada, su cabello estaba pegado a los lados de su rostro, el maquillaje se le había corrido un poco y su respiración era un poco agitada, tal vez había corrido para no empaparse bajo la lluvia.
- Ya no podía esperar más... - habló, suspiro tomando aire - ya no podía seguir engañandome, te amo, te extraño y quiero estar contigo, sin importar nada ni nadie - ella sonrió y se lanzó a los brazos del rubio que permaneció en silencio y reaccionó para recibir a la chica.
Sus labios se juntaron en un beso lleno de amor y pasión. Aquella noche era el inicio de una nueva etapa en su vida y que mejor de la mano de la mujer que amaba.
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