Pansy salió de la chimenea directa al salón de la mansión Malfoy-Granger, el lugar estaba iluminado tenuemente. Se sobresalto al escuchar el "plop" a su lado.
- El señor Potter la espera en el jardín - anunció el elfo y volvió a desaparecer.
La pelinegra se dirigió a la salida oeste de la mansión, cuando llegó a la puerta se encontró con un camino de rosas iluminado a ambos lados por velas flotantes. Una sonrisa se le formó y comenzó a caminar. Sentía nervios, expectante por saber que encontraría al final de aquel camino...
Harry caminaba de un lado a otro, también nervioso, hoy daría un paso muy importante en su vida, luego de tantas penas hoy podía estar seguro que era feliz y estaba muy enamorado. Ella era su mundo entero, su compañera, su amiga... Junto a ella se sentía pleno...
Detuvo su andar nerviso cuando se dio cuenta que la chica de sus sueños ya estaba por llegar. Bajó los escalones de la glorieta y espero ansioso a que su chica llegará hasta donde él estaba...
A Pansy se le formó una enorme sonrisa en los labios cuando diviso a Harry esperando por ella, con una sonrisa igual de enorme que la de ella. El camino terminó, se acercó al azabache y le plantó un beso en los labios.
- Te ves hermosa...- dijo Harry cuando el beso terminó.
- Tú te ves muy guapo - halago ella.
Potter la tomó de la mano y subieron a la glorieta que estaba adornada con rosas rojas y velas flotantes. Una mesa y dos sillas en el centro adornada con un mantel dorado, copas y una botella de champagne.
- Hoy hace cuatro años que somos novios, y en todo este tiempo he aprendido a conocerte, amarte y disfrutar cada momento a tú lado - comenzó viéndola a los ojos - hoy estoy más seguro que nunca que quiero pasar lo que resta de vida contigo - ella estaba embelesada escuchando cada palabra - por eso hoy quiero preguntarte, ¿quieres casarte conmigo?
Del bolsillo de su saco extrajo una pequeña caja de terciopelo verde, la abrió y dentro estaba un hermoso anillo de compromiso.
Pansy estaba que no cabía de la emoción, ella también estaba completamente segura que ese hombre era su vida, el complemento perfecto, su luz en la oscuridad...
- ¡Claro que sí! Acepto ser tu esposa - respondió la Slytherin.
Él le colocó el anillo y luego se fundieron en un beso cargado de muchos sentimientos, sus corazones latían al unísono, sus cuerpos se acoplaban a la perfección...
Eran el uno para el otro... Un sólo cuerpo, un sólo corazón, una sola alma, un sólo amor...
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