31. Amortentia

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Aquella mañana de octubre hacia un poco de frío y el viento soplaba ocasionalmente provocando que las hojas de los árboles cayeran de sus ramas, dejando una alfombra de colores cafés y naranjas.

La hora del desayuno había acabado y todos los alumnos se dirigían a sus respectivas clases, algunos iban contentos, otros iban aún somnolientos y otros iban quejándose y arrastrando los pies, estos últimos eran los de cuarto año de la casa de Gryffindor.

Tal renuencia se debía a que les tocaba la clase de Pociones en las mazmorras, el profesor que impartía esa clase era muy estricto y muy serio a la hora de elaborar pociones, no admitía errores de ninguna clase. Todos le temían y algunos le habían apodado como "el dragón de las mazmorras", uno que lanzaba fuego si no presentabas los trabajos en tiempo y forma, o cortabas los ingredientes con precisión... En fin, Draco Malfoy era un maestro implacable, eso sí, muy repetuoso con sus alumnos, nadie podía quejarse de que el maestro les dirigiera algún insulto.

Los chiquillos ingresaron al aula y tomaron sus respectivos lugares, Malfoy ya se encontraba sentado frente a su escritorio, les indicó que copiaran lo que estaba escrito en la pizarra, eran la lista de ingredientes y el procedimiento para realizar una poción para cambiar de color el cabello.

Luego pasaron en orden a tomar los ingredientes y procedieron a realizar dicha poción, los niños trabajarían en pareja, que previamente el maestro había asignado. Todos trabajaron en silencio y concentrados en lo que hacían, dos puntos muy importantes a la hora de elaborar pociones, les había explicado el rubio.

Él por su parte caminaba entre las mesas de trabajo observando a cada pareja, corrigiendo o un "buen trabajo" a quienes él consideraba lo hacían así...

Veinte minutos después, cada pareja presentó su vial con la poción etiquetado con sus nombres.

- Mañana les entregaré los puntos correspondientes, pueden retirarse - anunció el profesor.

Todos salieron del aula menos una alumna de cabellos rubios y ojos grises, la muchacha se acercó hasta el escritorio, recibiendo una sonrisa de parte del ex Slytherin.

- ¿Cómo te sientes padre? - preguntó la chica de forma cautelosa.

- Estoy bien, no te preocupes - la chica frunció el entrecejo, y a su padre le pareció ver en ella a su Hermione - ve a tu siguiente clase, cuando la jornada acabé iremos a ver a tu madre.

- Está bien, te quiero mucho papá - le dio un beso y salió del aula.

El hombre vio a su hija y sonrió genuinamente, ella era su felicidad y la razón más importante para seguir con su vida...

Sacó de la gaveta del escritorio un botecito que contenía un líquido color rosa, quito el corcho y de inmediato el ambiente se llenó de su aroma. Cerró los ojos disfrutando de aquello y recordando los momentos que pasaron juntos, y dolía como hace tres años dolió su partida; cada día la extrañaba, cada día debía ser fuerte por su hija, ese ser que es el producto del inmenso amor que se profesaron, de ese amor que aún le tiene a su esposa...

Porque sin lugar a dudas su amortentia siempre olera a la escencia de aquella mujer de cabellos castaños, ojos sinceros y corazón valiente...

Café, libros antiguos y narcisos...

Café, libros antiguos y narcisos

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Fictober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora