3. Chocolate caliente

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La mujer de cabellos negros miraba con ternura a las pequeñas que jugaban a tirarse bolas de nieve, se perseguían una a la otra y reían cuando se alcanzaban, sus risas eran el sonido preferido de la mujer, ellas eran el mejor regalo que la vida le pudo dar, y sin embargo, habían momentos en los que se cuestionaba si merecía aquello; una vida tranquila y feliz junto a su familia.

Jamás había tenido motivos para ser feliz, aún cuando vivió rodeada de riquezas. Las mejores ropas, las mejores joyas, educada bajo los más altos valores, ella era una bruja sangre pura, ella tenía todo lo que quisiera pero sin nunca haber conocido un gesto de cariño de parte de sus padres, una palabra de ánimo, un abrazo que consolara su corazón, un te quiero...

Y cuando la guerra se cernió sobre el mundo mágico, ella tuvo que colocarse una máscara que no quería portar y debió cometer atrocidades que nunca imaginó realizar. La oscuridad la envolvió, la atrapó y la devoró hasta que sólo quedó un cascarón vacío que tenía por nombre, Pansy Parkinson.

Siguió admirando a sus hijas, que ahora formaban un muñeco de nieve, y su sonrisa se hizo aún más grande cuando sintió la presencia de alguien a su lado.

Su esposo, el hombre al que desde niña le enseñaron a odiar, aquel que era su enemigo, aquel del que se había enamorado. Él fue su salvación cuando la locura quería llevársela al mundo de pesadillas que la perseguían desde la primera vez que asesinó a alguien. Ya no sabía qué era real y que era una alucinación, su mente era un caos de rostros sin formas y gritos de dolor que reventaban sus oídos...

Harry Potter, fue su luz en medio de aquella oscuridad en la que la habían sumergido, debido a las torturas bajo la mano de Bellatrix Lestrange, como castigo cuando ella ya no quiso seguir asesinando a gente inocente.

Casi un año después de que acabara la guerra, Pansy fue encontrada en las mazmorras de la mansión Malfoy, sucia, con heridas tanto recientes como antiguas y al borde de la locura. Fue trasladada a San Mungo, donde la sanaron, extrajeron sus recuerdos y la ingresaron en la sala Janus Thickey, donde debía ser evaluada y tratada para ver si los efectos del crucio cedían.

Ahí la encontró el estudiante de Medimagia, Harry Potter, y puso todo su empeño, todo su tiempo en ayudar a la chica de la que siempre estuvo  enamorado...

- Son tan hermosas - dijo el azabache haciendo que Pansy saliera de aquellos oscuros recuerdos - son muy parecidas a ti - sonrió mientras le entregaba una taza con chocolate caliente.

Ella asintió sonriendo también, tomó un trago de su chocolate, agradeciendo una vez más a la vida por la familia que tiene, porque ahora es completamente feliz y porque ahora su vida esta llena de luz... Una luz que sólo él y sus hijas pueden darle.

 Una luz que sólo él y sus hijas pueden darle

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Fictober 2020Where stories live. Discover now