La ventana seguía abierta dejando entrar la brisa y la luz de la luna, Draco y Hermione yacían sobre la cama, ella con su cabeza reposando sobre su pecho mientras él pasaba su mano sobre su brazo en pequeñas caricias que le erizaban la piel.
Aún cuando el viento helado se colaba por la ventana, ninguno sentía frío.
Los pensamientos de Malfoy estaban confusos, eran una maraña que no podía desenredar, luego de, ni siquiera sabía como llamarle a aquello, ¿hacer el amor? ¿tener sexo?
No, se negaba a ponerle un nombre a esa pasión que sólo ella despertaba en él, o ponerle nombre a esos sentimientos que habían aflorado al verla por primera vez de la mano del estúpido pelirrojo. No quería averiguar qué significado tenía sentir esa rabia que vibraba por cada poro de su piel al verla besarlo, porqué sus ojos siempre la buscaban, porqué su corazón latía tan desesperado cuando la sentía cerca...
¿Qué demonios había cambiado? ¿En qué momento Hermione Granger pasó a ser el único pensamiento que ocupaba su mente?
¡Maldita seas, Granger!
Debía alejarse de ella, antes de que esto se saliera de las manos, ya no podía seguir con lo que sea que fuera eso que tiene con la Gryffindor, porque esta claro que ella jamás sentiría amor por él, ella tiene novio...
Así, que lo mejor que podía hacer es poner distancia entre él y ella, luego de la graduación se iría a Francia, allá estudiaría y se haría cargo de los negocios de la familia que estaban en París.
A la mañana siguiente, la castaña despertó sola sobre la cama, no le extraño pues así era siempre, él esperaba a que se durmiera y luego se iba. Se levantó directa a tomar una ducha y luego bajar a desayunar al Gran Comedor.
Ya sólo faltaba un mes para finalizar su último año en Hogwarts, y esas últimas semanas estaba segura serían de muchas tareas y exámenes, debía enfocarse en los estudios para graduarse como la mejor de su generación.
Y tal como lo esperaba, los maestros no les dieron tregua con las tareas. Debía entregar varios ensayos y estudiar para los exámenes, no había tiempo que perder.
Esas semanas fueron para Draco agonizantes, pues se propuso no buscarla, ni siquiera llegó a dormir a la torre en los días que le correspondía. No quería volver a caer en la tentación, por eso, se mantuvo alejado lo más que pudo de su presencia...
Ella ni siquiera lo notó, pues su concentración estaba en los estudios, ni siquiera le prestaba atención a Weasley, eso para Draco fue un deleite...
Hermione fue la primera en entregar el examen de DCAO, ese era el último paso para poder ser libre de tareas y el estrés de estudiar hasta altas horas de la noche. Decidió ir a dar una vuelta a los jardines para tomar un poco de aire fresco.
Se sentó en un tronco que había bajo un gran árbol de roble, muy cerca de los linderos del Bosque Prohibido, ahí disfruto de la brisa que corría y se relajo...
Blaise y Theo habían salido ya del examen de Encantamientos y buscaban a Draco. Pensaron que estaría en la sala común pero según Pansy ahí no lo había visto, por lo que salieron fuera del castillo, no estaba en los jardines o cerca del sauce boxeador, Theo recordó entonces, que a veces solía ir a los linderos del Bosque Prohibido.
Llegaron hasta donde estaba el roble y tampoco estaba.
- ¿Dónde demonios se ha metido? - preguntó exasperado Blaise.
- No tengo ni puta idea - respondió Theo.
- Sólo espero que no se haya ido a Francia sin siquiera despedirse de nosotros - acotó el moreno.
- No lo creo... - murmuro su amigo - pero para estar seguros, vamos con el director, si se fue antes de la graduación, él debe saberlo.
Ambos Slytherin se encaminaron en busca del director, ajenos a la persona del otro lado del árbol, Hermione había escuchado la breve conversación que los chicos tuvieron.
Y sintió un frío que le calo hasta los huesos.
Él se iba, sin saber la decisión que ella había tomado...
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