Capítulo 2

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Me encuentro sentada en la mesa principal al lado de mi ahora esposo que me mira con detenimiento, siento que entre ambos hay una barrera, que él es frío. Él es obviamente más alto que yo y para fortuna mía sexy.
-¿Tus papás se van a presentar?-le pregunté y él suspiró-¿dije algo malo?
-Mis papás están muertos-seco y precioso-¿los tuyos?
-Los míos no están muertos, pero no creo que se vayan a presentar ante vos porque no están de acuerdo con esto..-empecé y puse mis ojos en blanco-padres protectores
-Eso no es malo...-Peter me miró de reojo- quieren lo mejor para vos, y no saben si soy la mejor opción
-Pero está hecho, nos casamos, somos mujer y marido-lo traje a la realidad, esta vez yo fui cruda.
Llegó el momento del brindis, Peter se puso de pie y me miró.
-Brindo por todos los presentes y por mi esposa.. Que va a tener que aguantarme de ahora en más-Peter elevó sus cejas- salud
Lo miré con diversión, él me tendría que aguantar a mí.
-Quiero brindar..-me puse de pie con mi copa en mano- por los presentes que fueron testigos del comienzo de una nueva historia y por mi esposo Peter Lanzani.. Suerte
Le dije eso y le devolví el micrófono que le había sacado anteriormente, él se quedó estático mirándome, la música empezó a sonar, el vals, quería vomitar de lo cliché de la situación, empezó a dolerme la cabeza, todavía tenía resaca y había tomado mi copa de champagne.
-Esposa-Peter me sonrió sacándome a bailar, me puse de pie de mala gana, solo aguantar un mes, me repetí.
Fui hasta la pista de baile del salón y Peter posó sus manos en mi cintura, se movió conmigo al ritmo de la música tranquila, y se quedó mirándome a los ojos por unos segundos, bajó su mirada, iba a decir algo pero se arrepintió.
-Mariana, todo va a cambiar en tu vida-empezó- y también en la mía, ¿estas realmente lista?
¿A que venía esto?
-Ya me casé, que no lleve un anillo no quiere decir que no esté casada, los papeles están..-lo ataqué- tomé la decisión, voy a hacer que este matrimonio funcione-me sorprendí por esas palabras que salieron de mi boca.
Peter estuvo al borde de reírse de mi ataque de histeria pero se contuvo, ¿porque tan serio?
La música cambió a una movida, la excusa ideal para soltarme de él, me fui con mis amigas que seguían con la ropa de la noche anterior.
-Lindo tu esposo eh-Eugenia me molestó-¿como no enamorarse de alguien como él?
-Shhh-la callé- te dije que no..
-No me digas que no te lo dije-ella me sonrió y me sacó a bailar, mis amigas hicieron una ronda alrededor mío bailando para mí, de un momento a otro me volví el centro de atención, agarré otra copa con champagne y la bebí, las burbujas más la resaca estaban haciendo su efecto.
Sentí que mi mundo giraba, cuando fui al baño me trastabillé y por poco me caigo, pero me agarraron por la cintura, cuando volteé ahí estaba, Peter Lanzani.
-Mucho champagne-me molestó y quise soltarme, él no me lo permitió- alguien se tiene que ir a dormir
-¡¿Qué?!-lo miré mal-no podes decidir..
Peter me cargó y me subió al elevador, cuando llegó a un piso abrió la puerta con una tarjeta, me puso sobre el suelo.
-La tradición de los novios, cargar a la novia-él era tradicional, perfecto- ahora a dormir
Peter cerró la puerta.
-Hola Juan Pedro, hay una fiesta abajo, estaba pasándola bien...-y entendí todo, elevé mis cejas y le sonreí- me queres para vos, ahora entiendo...
Quise sacarme el vestido de novia y no pude bajar el cierre, se atascó.
-¿No podes hacerte la sexy?-me lo dijo solo para molestarme-te ayudo..
Él se acercó y bajó el cierre de mi vestido, se detuvo y lo escuché suspirar, se alejó de mí.
-Ahora a dormir Lali, en la cama hay un camisón-me señaló la cama y me fastidié, estaba diciéndome que hacer.
-Te dije que mando yo, se siguen mis reglas, y yo no me quiero dormir-me puse a la altura de una nena de seis, pero jamás iba a reconocerlo, Peter elevó sus cejas mirándome y me cargó nuevamente, me iba a dejar sobre la cama cuando puse peso muerto haciendo que caiga conmigo, él estaba sobre mí, la cercanía y el alcohol hizo que en ese distante lo deseara, me llamó la atención su boca, iba a besarlo pero él se apartó dejándome arder sola.
-¿Qué? ¡¿Que haces?!-lo miré desconcertada.
-Estas ebria Mariana-él me miró, ¿preocupado?
-Lali, decime Lali-insistí y me puse de pie- mejor me doy una ducha para que se pase un poco el efecto del alcohol
Mentira, estaba prendida en llamas, solo quería tumbarlo nuevamente sobre la cama y hacer algo con él, con su cuerpo.
Y me metí a la ducha, y fantaseé con que se metía conmigo, pobre ilusa, él era una persona de piedra, mi esposo era una piedra y me tenía a mí, una persona llena de vida.
Cuando salí de la ducha tenía en el baño el camisón, entonces entró al baño.. Pero no a la ducha, suspiré.
Salí del baño y Peter Lanzani estaba en pijama, no podía ser cierto.
-Sos un abuelo-me salió del alma decírselo- ¿cuantos años tenes?
-Veinticinco-él me miró desde la cama, estaba leyendo un libro, UN LIBRO, en nuestra noche de bodas.
-Acabamos de casarnos y estás vestido hasta el cuello, algo anda muy mal acá...-me metí a su lado y sentí que él me había puesto en rol de monja intencionalmente, no iba a darle el gusto, así que me acerqué a su cuerpo para rozar mi nariz sobre su cuello, me encimé y él terminó dejando su libro.
-¿Se te fue el alcohol?-preguntó él sacándome del clima que creí haber creado.
-Sí...-acepté y suspiré- ¿sabes? Me aburriste, mejor me voy a dormir, en mi noche de bodas, habiendo una fiesta en el salón de abajo...
Molesta me separé de su cuerpo y cerré mis ojos deseando que esta especie de pesadilla termine.

Abrí mis ojos y vi la luz, abrí más mis ojos y noté que había una ventana abierta, suspiré y me puse de pie, cuando giré Peter Lanzani estaba con una toalla cubriéndole parte del cuerpo, y me ocultó ese torso la noche anterior.
-Buenos días-se acercó a mi y me sorprendió besando mi frente- hoy empiezan a grabarnos en el día a día con cámaras ocultas, obvio censuran algunas partes, no filman en las habitaciones pero.. Eso no te importa seguro
-Gracias por el informe-sarcástica- tuve la mejor noche de bodas del mundo
-Lali estabas ebria-Peter me miró a los ojos y sentí una especie de descarga eléctrica, una chispa noté en su mirada fría, él se puso una camisa y después se alejó para ponerse la ropa interior y el pantalón, se encerró en el baño, cuando salió lo miré de reojo, estaba cambiado, demasiado arreglado.
-En fin, ¿hay desayuno?-cambié de tema, si hay algo que odiaba, era escuchar la verdad y no tenerla yo.
-Continental-me señaló una mesa que estaba sobre el balcón que daba a un jardín hermoso.
Caminamos hasta el balcón y nos sentamos frente a frente.
-Conozcámonos- empecé para romper el hielo- soy Mariana, tengo diez y ocho cumplidos este año, soy diseñadora de modas independiente, no estudié, digamos que tengo talento desde chica
-Agrandada-Peter observó y elevó sus cejas- soy Juan Pedro Lanzani, empresario, tuve que asumir la empresa de mis papás desde mis diez y ocho, soy muy bueno haciendo negocios
-Era obvio que eras empresario-puse mis ojos en blanco y él otra vez se contuvo, no se rió de mí.
-Era obvio que eras una persona que trabaja de forma independiente-él me observó y agarró una fruta, con todo lo que había eligió la fruta, quería matarme, me había casado realmente con una piedra, sexy, pero una piedra.
-Nunca te fíes de las apariencias porque pueden engañar...-le advertí y agarré la manzana que tenía en su mano, la mordí mirándolo a los ojos, pestañeó, no pestañeé, gané este round.

A primera vistaWhere stories live. Discover now