Capítulo 7

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Cuando me desperté me di cuenta de que estaba en la habitación sola, desnuda, sonreí al recordar la noche anterior, había sido una sorpresa para mí la reacción de Peter Lanzani.
Me di una ducha y cuando salí hacia el exterior fui a desayunar, lo busqué a Peter pero no lo encontré, entonces se me ocurrió donde podía estar, lo reconocí, estaba de espaldas a mí mirando el mar, cuando lo alcancé tenía sus ojitos brillosos, ¿había estado llorando?
-Hola...-lo saludé.
Había algo que me pasaba con él, no sabía como tratarlo.
-Hola-me saludó y suspiró, otra vez lo sentí frío-¿venís para que vayamos a desayunar?
-Sí...-asentí con la cabeza, ¿no me iba a decir algo de la noche anterior? Suspiré, me alejé de él decepcionada, caminé, aceleré el paso y busqué una mesa al aire libre, me senté, al cabo de un rato Peter se sentó enfrente mío.
-Hace bastante yo no...-empezó, noté que se le formó un nudo en la garganta- perdón Lali
¿Perdón porqué?
-¿Qué? Peter no entiendo...-lo miré a los ojos, él evadió mi mirada-te juro que te tengo paciencia pero... No se que hacer, como actuar
-Estas actuando bien, solo que.. Soy complicado, perdón-él se disculpó de nuevo, vi que los ojos se le ponían nuevamente brillosos, estaba siendo vulnerable frente a mí, algo insólito.
-Yo...-suspiré- estoy aprendiendo a ejercitar la paciencia-le dije para romper el hielo, se lo dije con humor- mal no me viene...
-Lali empecé muy mal con vos-el siguió enganchado- perdón, pero no puedo dar más de lo que soy, lamento decepcionante
Él agachó la cabeza y empezó a jugar con los dedos de su mano, estaba nervioso.
-Igual, no esperaba nada... No espero nada de este experimento fallido, falló desde el día uno-suspiré, me crucé de brazos- creo que es la peor luna de miel del mundo
Peter se quedó en silencio, ambos no sabíamos que decir.
Nos trajeron el desayuno y comimos en silencio, él se fue por su cuenta a la playa, y yo por la mía, empecé a caminar, tenía solo unas horas para volver a la realidad, a la rutina.

Nos subimos nuevamente a un avión, otra vez Peter nervioso, esta vez no lo agarré de la mano, si él aplicaba la ley del hielo lo haría yo también, había intentado hacer mi matrimonio llevadero pero cuando creía estar progresando volvía hacia atrás.
Cuando llegamos un taxi nos pasó a buscar, nos llevó a nuestro frío departamento, noté que Peter dejó la foto nuestra que había comprado en la mesada de la cocina, ni siquiera se tomó el trabajo de usarla para adornar una pared, el estante del living, la mesa de luz, nuestra única foto junto estaba ahí tirada como si nada.
Fui a darme una ducha porque todavía tenía arena en los pies, cuando salí me cambié y me puse ropa de entre casa, estaba sencilla.
Intenté cocinar algo para la noche y fracasé, nunca había sido lo mío.
-Mañana tengo que ir a mi taller para trabajar en mis diseños-le informé a Peter.
-Mañana tengo que ir a mi empresa-Peter también me informó, no soportaba ni la idea ni el hecho de estar así de cortantes, suspiré enojada con todo, había sido tan mala idea casarme, y con un iceberg-Lali, necesito que vengas conmigo-encima quería que le hiciera un favor-quiero presentarte a mis socios que quieren conocerte
-Pero tengo que empezar a...-empecé pero no me dejó terminar.
-Necesito que me hagas ese favor, el de venir conmigo-me miró a los ojos, me intimidó.
-Esta bien-acepté de mala gana, iba a atrasarme con las prendas que había empezado a confeccionar antes de casarme.
A la noche pedimos delivery, yo comí por mi cuenta en el living, él en la cocina, estaba el muro de Berlin entre los dos, o la muralla China.
Hice una videollamada con mis amigas.
-No se que hacer-suspiré- me quiero matar, mi vida de casada es una mierda, mi luna de miel fue un espanto, ni siquiera compartimos espacio personal, Eugenia te equivocaste en tus predicciones de bruja
-Tiempo al tiempo amiga-ella me trató de tranquilizar.
-¡Esa misma frase me dijo él!-salté y mis amigas se me quedaron mirando.
-Nos dijiste que algo le pasó, tal vez realmente necesita tiempo La-Cande se quedó mirándome.
-No lo se.. A veces siento que avanzamos, que podemos llegar a por lo menos ser amigos pero después.. Todo se evapora-suspiré- estoy cansada
-¿Por lo menos tuviste sexo?-quiso saber Eugenia y elevó sus cejas, Mery y Cande se rieron.
-Chau-le dije sin responder y corté la llamada.
Me quedé con un nudo en la garganta, una angustia, era algo nuevo en mí.

Tuve que madrugar porque Peter madruga para ir a su empresa de calzados.
-Así que también estás en el rubro del diseño de indumentaria...-lo miré de reojo, él iba manejando.
-Sí-él asintió con la cabeza- así es
-Y no ibas a decírmelo...-me crucé de brazos, ya habíamos empezado mal el día.
Cuando llegamos a la empresa una multitud de gente nos estaban esperando, noté la mirada envidiosa de dos o tres mujeres, y sí, Peter era lindo chico, o tal vez envidiaban el que sea la mujer de él, no lo se.
-Ella, es mi mujer Mariana Esposito-me presentó- quiero que la respeten siempre que ella venga, que la hagan sentir como en su casa-todos dijeron que sí, después se acercaron a darme la bienvenida.
-Bienvenida- la chica que me saludó me evaluó de arriba a abajo- soy Belen Chavanne, secretaria del Señor Juan Pedro
-Mariana Lanzani- dije solo para fastidiarla, era obvio que me envidiaba-un gusto
Ella me dio la mano y después se fue, no pude ver bien su cara, seguro era todo un poema.
-Lali ellos son mis socios-me llamó y fui hasta donde estaban- Victorio D'Alessandro y Agustín Sierra
-Un gusto-los saludé de manera educada, lo que más deseaba era irme a mi taller y empezar a trabajar- ¿ya terminamos con las formalidades y todo Peter?
Él me miró mal.
-Ellos quieren tomar un café con nosotros-Peter me señaló a sus socios.
De mala gana fui hasta la sala de reuniones con los socios de Peter.
-Mariana, así que se casaron por un experimento social-Victorio rompió el silencio-¿esta funcionando?
Para qué hizo esa pregunta, me reí sarcástica, Peter me fulminó con la mirada.
-La convivencia y todo viene bien...-mintió Peter, que cara dura, me puse de pie para esfumarme pero él me agarró del brazo, me acercó hacia su cuerpo y me hizo una caricia en la cara que me descolocó, mi cuerpo reaccionó al suyo, por más farsa que sea su actuación.
-Tengo que irme al taller...-le informé a Peter.
-Bueno, el chofer de la empresa puede llevarte, pero antes un beso-me pidió eso y fue la gota que rebalsó el vaso, lo miré mal.
-No podes manipularme como a un títere Juan Pedro Lanzani, ¡no me podes usar! Soy humana, tengo sentimientos-se lo dije en la cara, frente a sus socios, me retiré, quería llorar, esperé en la entrada a que viniera el chofer, me subí al auto, irme a mi taller, mi lugar en el mundo sería lo mejor, un lugar donde esté lejos de Peter Lanzani.

A primera vistaWhere stories live. Discover now