Capítulo 8

946 63 2
                                    

Me puse a terminar un diseño y hice tiempo porque no quería ir al departamento que compartíamos con Peter, se hizo de noche y tuve que volver, cuando lo hice había una única luz prendida en el living, el resto estaba a oscuras.
-Lali-me llamó Peter que estaba sentado en el sillón- necesito que hablemos
Sabía que iba a querer matarme, igualmente me acerqué lista para enfrentarlo.
-Quiero pedirte perdón...-él suspiró- se que sos una persona, que bastante me soporta, pero tampoco era la manera esa de hablar enfrente de todos, la próxima que tengas un problema conmigo, hablemos...-él me tendió su mano para que la agarrara, desconfié, pero lo hice.
-Esta bien..-no supe que decir, por primera vez me quedé muda- mejor voy a buscar algo para comer..
Iba a ponerme de pie pero Peter me sostuvo fuerte la mano, no me dejó ir, lo miré sin entender nada, él solo se quedó mirándome en silencio.
-Perdón...-volvió a repetir, ¿sus ojos se habían tornado brillosos?-lo que menos quiero es hacer sufrir...
Me senté nuevamente a su lado y levanté su cara porque tenía la mirada baja, nos miramos a los ojos y hice lo que primero se me ocurrió, lo besé, quería transmitirle paz, no quería tensarlo, ponerlo en estado de alerta, lo besé con dulzura, él me siguió la corriente y agarró mi cara entre sus manos.
-Lali-él me llamó- no quiero hacerte sufrir, no se porqué me casé..
-Si te hace sentir mejor, yo a veces pienso eso mismo, porqué me casé-le dije con humor para hacerlo reír, lo conseguí- ya soy grande Peter Lanzani, no se en lo que estoy metida, todavía lo estoy descubriendo
Me atreví a tocarle la cara, se la acaricié y noté como él cerraba sus ojos, su respiración se aceleró y después me besó, abrió sus ojos, me sorprendí, todo pasó muy rápido, me tumbó sobre el sillón, me dejé llevar por el momento y empecé a sacarle la camisa, la hice un bollo y lo miré fijamente, se que estaba sufriendo porque se la había arrugado, le sonreí y él molesto volvió a besarme, más pasional, caminamos torpes hasta la habitación porque recordamos que teníamos cámaras casi por toda la casa, menos ahí.
Entonces me encimé sobre Peter y besé con cuidado su cuello, descubriendo una vez más su cuerpo, giramos y él por primera vez me miró, la vez pasada no lo había hecho, recorrió mi escote con los dedos de su mano y me fue sacando la ropa sin dejar de mirarme a los ojos, otra vez no se atrevía a mirarme, lo besé y sentí como la piel se me erizaba cuando comenzó a acariciar mi espalda, mi cintura, ¿estaba mal desear tanto a mi ahora marido? Sentir.. Cosas, ¿no es muy temprano?
Peter se preparó y me aferré hacia él cuando todo volvió a repetirse, cerré mis ojos disfrutando, me escondí debajo de su cuello, tenía toda mi piel erizada, acaricié su espalda y le clavé mis uñas por la pasión que manejaba.
Cuando la intensidad cesó dejé besos por su cuello, él tenía la respiración agitada, me apoyé sobre su pecho, y lo escuché, a su corazón acelerado, me quedé acariciando su brazo en silencio.
Entonces el que habló fue él.
-No creas que no te miro...-¿es estaba confesando?-sos una mujer hermosa-¿eso salió de su boca, me enderecé un poco para mirarlo, él acomodó un mechón de mi pelo detrás de mi oreja-mis socios quedaron encantados con tu carácter, tu manera de vivir la vida.. Y con lo linda que sos
Lo volvió a decir, no supe como reaccionar, él se rió porque notó que estaba desconcertada, entonces miré a todos lados.
-Hay una cámara acá, es mentira que no hay ninguna en esta habitación...-rompí el momento de manera graciosa, Peter elevó sus cejas-¿Que hiciste con Peter Lanzani?
-Nada.. Sigo teniendo mis mismos temas pero... No puedo pasar por alto que sos una mujer hermosa-él suspiró, cuando lo volvió a decir se puso algo nervioso, cerró sus ojos y después los abrió-¿seguís queriendo comer?
-La verdad es que sí...-asentí con la cabeza.
Nos cambiamos, fuimos hasta la cocina y Peter se puso a cocinar con lo que encontró en la heladera.
-Te queda ser amo de casa...-lo molesté y él asintió con la cabeza.
-La verdad que sí..-se le subieron los humos- vas a probar y ser cien por ciento sincera-me dejó un plato enfrente mío.
Probé bocado y aunque estaba genial se la hice parir y me hice la misteriosa.
-Nada mal...-solté finalmente y le sonreí.
-Seguro es lo mejor que comiste en mucho tiempo, no tenes pinta de ser de esas personas que cocinan-él se sentó a mi lado poniendo su plato frente a él, su cercanía me ponía nerviosa, sentía una electricidad en el aire, él me miró a los ojos.
-¿Me vigilaste antes de casarnos? La acertaste, no soy de cocinar, en parte porque trabajo todo el tiempo, y en parte porque soy muy mala-fui sincera y suspiré-¿hay vino para mí?
Peter se puso de pie y abrió una botella, creo que nunca habíamos hablado tanto. Su compañía es llevadera si él se relaja, si se deja llevar.
-Gracias-agarré mi copa y la levanté- quiero brindar, por empezar nuevamente pero con el pie bueno, no el malo...-Peter chocó su copa con la mía.
-Estoy... Esforzándome Lali-él se sinceró- se que sos una buena persona, voy a tratar de que mis cosas... No te lastimen
Otra vez insistiendo con el no querer lastimarme, ¿que le pasó y pasa a Peter Lanzani?
Bebí y cambié el tema de conversación.
-Pregunta...-él me dijo al cabo de un rato-¿puede ser que tus amigas también hayan estado con resaca en nuestro casamiento?
No pude evitar reírme.
-Sí... Somos un desastre, yo en particular peor eso ya lo sabes-elevé mis cejas divertida, estábamos pasándola bien-Peter gracias...
Se hizo el silencio y él me miró.
-¿Porque?-quiso saber.
-Por darnos una gota de fe...-después de decirlo me arrepentí, ¿y si él se arrepentía?
Peter se acercó a mí y me abrazó.
-Lamento tanto cuando se la hago pasar mal a la gente-suspiró- si en algún momento te casas de mí sos libre de alejarte
Me dio curiosidad eso que dijo.
-Por ahora vas a tener que soportarme-suspiré y le sonreí, agarré su copa que algún estaba llena y bebí de ahí.
-¿Siempre vas a hacer eso?-quiso saber y asentí con la cabeza- no sabes lo que es el espacio personal
-Te casaste conmigo, se supone que tenemos que compartir todo, en las buenas y en las malas-le guiñé un ojo y me puse a comer- nada mal Lanzani...
-Me alegra que te guste...-sus ojitos se achinaron cuando se le escapó una sonrisa, y supe entonces que él se iba a volver en una debilidad, ¿sería bueno, sería malo? No lo iba a saber por el momento.

A primera vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora