22. 🕵️‍♀️

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Es como si el ciclo de misterio con él jamás acabara y eso me fastidia enormemente.

Primero: los sobres que le entregan cargados de dinero.
Segundo: su otra faceta en el lado Sur.
Tercero: una fotografía de alguien en el bolsillo de su chaqueta de cuero.
Es mucho para una sola cabeza.

Necesito calmarme e intentar juntar las piezas pero por más que le doy y le doy, no llego a nada.

Un recuerdo viene a mi mente de golpe y todo para agregarle más duda a todo este misterio.

La vez que estuvo sentado en la acera del otro lado frente a mi casa, había un hombre junto a él y ese hombre le quebró su botella de alcohol en la cabeza a Mateo.
¿Quien era ese hombre? Estoy mil por ciento segura de que no era su padre, ¿o sí?
¡Maldita sea!

Cuando vuelvo a la tierra, me doy cuenta que mantengo su chaqueta aferrada a mi pecho y la estúpida foto entre mis manos. Como me dé cuenta que este cabrón tiene algo con esta chica, juro que nunca en la puta vida le vuelvo a hablar.

Tiro las dos cosas encima de mi cama y tomo la ropa que me quiero poner para ir a tomar un baño relajante o al menos un baño donde olvide todo esto.
Como si el agua fuera mágica.

Termino de bañarme y salgo de la ducha. Necesito más relajación que esto.

Aún siento sus caricias sobre mi piel, la manera en la que sus yemas bailaban en mi piel, recorriendo mi brazo con delicadeza pero a la vez de una manera electrizante; como su respiración chocaba contra mi cuello mientras me hacía sentir el doble de placer de lo que había sentido en toda mi vida.
Necesito que me toque nuevamente, pero estoy furiosa con él y más ahora con esa fotografía de esa perra.

"Quizá debería intentarlo con mis man...¡NO!"

Aunque lo podría inten....¿Pero qué demonios digo? No soy una maldita adicta al sexo y menos a masturbarme.
Mejor que lo haga él.

Me mudo deprisa para ir a maquillarme y en parte también porque debido a las enseñanzas del maestro en el sexo, buen mozo, tatuado y perturbado, genio con los dedos y con la lengua, Mateo Durrell, estoy pensando en masturbarme.
¿Acaso perdí la cabeza?

Regreso a mi alcoba y me pongo en marcha con el maquillaje.

Si soy honesta: no se que verga ve Mateo en mí. Soy un desastre de pies a cabeza, empezando por mi piel blanca que esta pintada por varios lunares, mi cabello castaño medio ondulado (el cual no se peina ni con varita mágica), estos labios medio gruesos que pasan más resecos que mi champiñón y estos ojos medianamente grandes que para colmo de males, son azules y eso los resalta más, no tengo tanto busto ni mucho menos durazno pero cuando él me mira con ese par de ojos color esmeralda, olvido todo lo que esta mal en mí y todo porque para él nada está mal.

Termino mi maquillaje y me miro al espejo de cuerpo entero para verme completa. Es lo mejor que pude lograr y sinceramente me gusta, así que así me voy porque me vale un trasero si a él o alguien en este pueblo no le gusta, a mi sí y eso es lo importante.

"Eres sumamente rara, a ese pendejo le gustas hasta con pijama."

Pego un ligero brinco cuando suena la bocina de su auto.
¿Que demonios le sucede?

Me acerco a la ventana y veo como sale del auto con esos jeans negros ajustados que le resaltan TODO, esas botas negras que son más viejas que mi abuela y esa camisa de botones, (que claramente deja sumamente abierta para que todos vean ese perfecto cuerpo de Adonis, pelo en pecho, masculino, esculpido por los divinos ángeles), su cabello alborotado y un cigarrillo que bota al caño cuando pasa junto a el.
Me encantaría que dejara de fumar, no me agrada lo que eso le puede hacer a su cuerpo o para ser más exacta, a sus pulmones.

Salgo de mi habitación con su chaqueta, mi chaqueta y mi bolso. Claramente no le daré la fotografía de esa perra pero no es por celos, es porque creo que esto no me lo dirá ni aunque le ruegue, así que debo buscar la respuesta en otro lado y que mejor manera que teniendo la única cosa que me enseñará el rostro de mi posible rival.

Bajo las gradas y me acerco a la puerta, pero antes de abrirla, giro y le doy una ojeada a todo. Algo me dice que sucederá algo raro aquí pero quizá solo sea porque mis padres no han salido de ninguno de los cuartos en los que se encuentran y eso le da un vacío extraño a la casa.

Para colmo de males, mi hermano está dormido (lo vi cuando pasé frente a su cuarto) y eso le agrega más soledad al lugar.
Que tenebroso sentir esto.

El toca dos veces la puerta y me hace volver a la tierra en un dos por tres. Me tomo unos segundos antes de abrir para tomar fuerza y no ceder ante nada en esta cita.

Cuando la gran barra de madera se quita de en frente, me encuentro ese par de ojos verdes que siempre me ven como si fuera algo único; una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios pero la disimula girando su rostro ligeramente, una de sus manos descansa en el umbral de la puerta y la otra juguetea con las llaves del auto.
Es que es todo un bombón este pendejo.

-¿Porque eres tan jodidamente hermosa?...-doy unos pasos para quedar en el corredor sin dejar de mirarlo y me detengo frente a él.
-¿Alguna vez te has visto en un espejo?...-pregunto con una ceja levantada.
-Muchas veces.
-Acaparas todo el reflector de belleza...-se acerca a mi oído para susurrar.
-No hay nada bello en este cascarón...-me ofrece el brazo como todo un caballero.-¿nos vamos señorita?
-Por supuesto...-tomo la perilla de la puerta y me dispongo a cerrarla, pero algo me grita que sucederá algo y no precisamente bueno.
-¿Pasa algo?...-niego con la cabeza y cierro la puerta lentamente.
-Pasa que tendremos una cita, Durrell...-tomo su brazo y él medio sonríe.
-Así es, Moore...-no parece nada nervioso y si lo esta, no lo hace notar en absoluto.
Es perfecto este pendejo.

"Estoy segura de que todo cambiará..."

MI INEVITABLE FUCKBOY 🔥[COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora