Capítulo 192- No es una hija filial.

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Reeya se puso de pie y con ojos sin espíritu preguntó: "¿Por qué no me lo dijiste?" Su tono tenía ira y dolor.

"Amma nos lo prohibió. Tú tenías tu vida. Mamá tenía la suya. Sólo ahora, cuando estábamos indefensos, te llamé. Tu tío aún no lo sabe". Las palabras desgarraron su corazón.

"Su tío es un trabajador normal. No podíamos pagar su tratamiento". Ella dijo y se fue a toda prisa. Sus pasos eran desordenados, algo temblorosos.

Su palabra contenía la verdad. La tía trataba a la abuela con respeto. Ella era su suegra, la anciana de la casa.

"Tos ... tos" Un débil jadeo vino detrás de ella. Reeya se acercó a su abuela y le tomó la mano débil. Una sensación de frío la conmovió. Ella no sabía qué hacer.

Después de un loco ataque de tos, Amma parecía haberse calmado. Todo el tiempo sostuvo la palma fría de la abuela.

"Amma, estoy aquí. Te pondrás bien pronto." Inclinó la cabeza y besó su frente. Una gota de lágrima cayó sobre él.

Era un milagro que todavía tuviera lágrimas por llorar. Ella pensó que sus glándulas lagrimales habían dejado de funcionar.

Reeya había herido el corazón de esta persona. La abuela le ocultó esta gran cosa. ¿Estaba todavía enojada con ella?

Tenía dieciocho años cuando se fue de casa, esos años llamaba y visitaba a la abuela durante los fines de semana.

Un día anunció su decisión de unirse al grupo de bomberos. Ese día no solo su tío, su tía sino su abuela estaban furiosos. Sin darles derecho a interferir en su vida, tomó la decisión. Desde entonces, el tío nunca le habló.

Su familia se opuso a la profesión de bombero. No contactaron a la desafiante, ni a una hija filial.

La abuela se pondría en contacto con ella a sus espaldas. Siempre que llamaba, la abuela la presionaba para que cambiara de trabajo o le decía que estuviera alerta sobre Víctor. Esas veces, sus dudas la irritaban. Lentamente, las llamadas se hicieron cada vez menos. Solo más tarde se dio cuenta de que esta mujer aguda tenía la previsión

Amma era su madre, su padre su familia, su mundo. Ella era el faro de su barco perdido.

Reeya ya había perdido a su madre, padre, su amor ahora ...

No robes al que ya ha sido robado. Ella miró a Dios.

Desde el momento en que Víctor entró en su vida, le dio esperanza. Se mudó a un piso nuevo. Amma se opuso a su relación. Tan terca como era, le dio su confianza. Víctor, a quien vio como el suyo cerrado, le destrozó el corazón y la fe.

Renacer como MamáWhere stories live. Discover now