Who we are [James Sirius Potter]

CAPITULO 18

We were friends and lovers and clueless clowns.

I didn't know I was finding out how I'd be torn from you.
When we talked about things we were gonna do.
We were wide-eyed dreamers and wiser too.

Sovereign Light Cafe - Keane

Los cuatro merodeadores se juntaban más seguido en los días siguientes al cumpleaños de Freddie, habían estado trabajando en un mapa del merodeador nuevo, pero no del colegio, de Londres. Uno más grande, que se dividía entre los diferentes condados, con sus pueblos y barrios. En específico, aquellos que más conocían o les interesaban, porque no iba a contener el nombre de personas que no conocían, agregarían los de Robyn, Finneas, Alex e incluso Prince; además de los suyos.

— ¡¡Por Merlín, funciona!! –exclamó Archie, emocionado– ¡Chicos, funciona!

— Miren, es Prince, en su casa en escocia, ¡que locura! –habló Richie, tomando su cabeza con ambas manos.

— Oh, Alex está yendo por el centro de Londres, seguro ira a trabajar –dijo Freddie, mientras apuntaba a un punto en el mapa.

Sin embargo, James no festejó, quería crear tres mapas más, para que todos tuvieran el suyo, era una forma de saber que el resto estaba bien, solo debían mirar en sus mapas y eso era todo. Continuaron trabajando, sin detenerse mientras las horas pasaban. Claro que no era lo único bueno que sucedía en la primera semana de agosto, Freddie había aprobado su prueba de manejo y se convertía en el primero del grupo en conseguirlo. Todos sentían que su nueva habilidad seria útil en el futuro.

Unos kilómetros lejos de Devon, yendo directo hacía Diagon Alley, los gemelos Tate no dejaban de saltar de felicidad, pues acababan de comprar sus primeras escobas para jugar Quidditch. A decir verdad, la única razón por la cual tenían dos en vez de una, era porque habían comprado dos escobas viejas, unas nimbus 2000, que además de viejas eran usadas, pero se mantenían en buen estado.

— Espero sigan siendo veloces –decía Finn, mientras cargaba la escoba sobre su espalda.

— Fueron fabricadas hace veinte años atrás, supongo que nuestra abuela Muriel es mucho más veloz que esto, pero mientras nos sirva para practicar –se encogió de hombros.

Los dos se dirigieron a Weasley Wizard Wheezes, en donde su mejor amiga corría de un piso al otro atendiendo a los clientes, esa tarde estaba repleto de personas, padres con niños y algunos compañeros del colegio dando vueltas. Era día de muestras gratis de todos los productos, además de descuentos, lo que significaba que Alex iba por los estantes desasiendo los desastres que esto provocaba o reponiendo lo que faltaba. Cuando los gemelos la encontraron en el segundo piso, estaba alcanzándole una cubeta a un niño que no dejaba de vomitar.

— ¡Cuidado! –gritó Alex, mientras una niña abría un pantano portátil en medio del camino.

— Merlín, estos niños están fuera de control –dijo Finneas, abrazado a su escoba.

— ¿Sabías que un niño murió al ahogarse con su propia lengua? –comentó Robyn con malicia a unos niños que pretendían probar los caramelos longuilinguo–. Yo que ustedes me lo pienso dos veces.

— ¡AAAH!

— ¡Robyn! –protestó su amiga.