En Busca De Un Bisonte Volador

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Azula odiaba los caballos avestruz. Eran malhumorados, agresivos, malolientes y terribles bestias. Tomaría una buena montura de la nación del fuego cómo un lagarto mangosta o un rinoceronte de Komodo por sobre éstas criaturas inmundas cualquier día de la semana.

Y no tenía nada que ver con el hecho de qué cada vez que intentaba acercarse a una de las malditas bestias, intentaban picotearla y arañarla, o el hecho de que todos parecían adorar a Percy.
Nada que ver con nada de eso.

Habían estado viajando durante varios días, y la princesa comenzaba a dudar de la cordura de sus amigos.
Ty Lee siempre había sido un poco rara, pero su nueva obsesión con éstas supuestas auras era honestamente ridícula.
Entonces también estaba la nueva depresión encontrada de Mai, ella siempre estuvo un poco contenida, pero Azula nunca la recordó actuando de esta manera.
Y Percy, bueno Percy era, con mucho, el más loco. Hacía mucho tiempo que se había resignado al hecho de que su guardaespaldas era más que un poco extraño.
Dijo frases sin sentido cómo "Google Maps" cuándo estaba tratando de hacer un punto o mencionar algo llamado coca.

Su guardaespaldas era extraño. Pero desde que consiguieron esos malditos caballos-avestruz se había vuelto mucho peor.
Azula lo había atrapado más de una vez conversando con los animales, actuando cómo si pudieran entenderlo y responderle, y honestamente era preocupante.
Azula estaba un poco asustada de que su amigo estuviera perdiendo la cabeza.

La princesa miró hacía dónde se dirigía Percy. Parecía estar bien, un poco inquieto, pero siempre era así. Hasta que de la nada se echó a reír.

Eso haré la próxima vez que paremos. Hablaré con Percy.
Pensó Azula para sí misma.

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Más tarde esa noche, después de que Mai y Ty Lee se hubieran retirado a sus tiendas, Percy estaba sentado sólo, atizando las moribundas brasas del fuego con la rama de un árbol.

Aprender que podía hablar con los caballos avestruz había sido genial, realmente genial. Lo curioso es que estaban tan sorprendidos de que Percy pudiera entenderlos como él lo estaba.
La única razón por la que Percy podía pensar en por qué podía hacerlo, era porque tenía que ver con su padre. Eso o se estaba volviendo loco, lo que probablemente era más probable. Pero en algún momento al descubrir que era medio dios griego, y ser transportado a otro mundo, dejó de pensar en la locura como una opción.
Percy deseaba saber más sobre su padre. Deseaba saber si tenía otros poderes.
Realmente deseaba haber prestado más atención a las lecciones del Sr. Brunner.

Lo qué fue un poco gracioso era lo mucho que no les gustaba Azula a los caballos avestruz.
Hoy temprano, uno de ellos incluso inventó un apodo para ella que hizo que Percy se echara a reír.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una serie de pasos casi silenciosos acercándose a él. Azula se acomodó a su lado.
Nadie habló durante algún tiempo, permaneciendo en el cómodo silencio, mientras Azula sintonizaba el fuego con su respiración y Percy miraba las estrellas.

-"Estoy preocupada por ti". Azula finalmente rompió el silencio.

-"¿No es mi trabajo estar preocupado por ti?". Percy bromeó.

-"Habló en serio, esto no es una broma. Has estado actuando de manera extraña. Hablas con los caballos-avestruz y hoy te echaste a reír sin ninguna razón. ¿Se trata de Zuko?". Su tono estaba mezclado con preocupación.
Estaba preocupada no sólo por su amigo, sino también si él no podía enfrentarse a Zuko, ¿tendría que hacer esta misión sin él?.

Percy se dio cuenta de cómo debió parecerle a todos los demás hablar con los caballos-avestruz. Debe haber parecido completamente un loco delirante.

Percy Jackson And The PrincessWhere stories live. Discover now