[3] 𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐝𝐚𝐬: 𝐅𝐥𝐨𝐫𝐚

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Una pequeña Flora estaba sentada en el sofá de casa de sus abuelos

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Una pequeña Flora estaba sentada en el sofá de casa de sus abuelos. Era la noche del 24 de diciembre, y a pesar de estar viendo sus dibujos favoritos y ser la fecha que era, la infante, no se encontraba feliz, pues no estaba con sus padres.

Sus progenitores la habían dejado en casa de sus abuelos esa tarde, alegando que tenían que ir a buscar a su nueva hermanita. Ella, a pesar de ser una niña dulce, no estaba de acuerdo con eso. ¿Su nueva hermana no se podía esperar un día, para que ella pudiese disfrutar de las navidades con sus padres? Estaba tan enfadada que, cuando su abuela situó una bandeja de galletas de jengibre, con forma de muñequito, delante de ella, se propuso no coger ninguna para demostrar lo enfadada que estaba. Sin embargo, acabó cayendo en la tentación y comiéndose media bandeja ella sola.

- ¿Por qué han tenido que ir a buscarla hoy? – preguntó.

Su abuelo, quien estaba sentado a s lado mirando los dibujos, apartó la vista del televisor para posarla en su nieta.

- Es que tu hermana ha decidido venir hoy

- ¿Y no podría ser mañana? ¿A dónde han ido a buscarla?

- Cielo, ¿quieres más galletas? – su abuela interrumpió la conversación para salvar a su marido de responder las preguntas incómodas de su nieta, quien asintió afirmativamente con la cabeza.

Cuando el reloj marcó las once y media de la noche, el teléfono sonó, despertando a las tres personas que había en la casa. La mujer mayor fue quien se levantó a cogerlo, y por la expresión que se formó en su rostro, su marido supo que las cosas habían salido bien y que había una nueva integrante en la familia.

Con emoción, solo por parte de los ancianos, se colocaron sus abrigos y se montaron en el coche.

- Yo no quiero una hermanita

- ¿Se va a comer mis chocolatinas?

- ¡¿VOY A TENER QUE COMPARTIR MIS JUGETES?!

Los adultos se miraron entre sí, pensando en el arduo trabajo que le esperaba a su hija. Tener un recién nacido y una hija mayor celosa no iba a ser nada fácil. Cuando llegaron al hospital estuvieron un tiempo buscando aparcamiento, hasta que por fin encontraron uno. Se bajaron del coche y bajaron también a la pequeña, entraron en el hospital y tras preguntar en recepción el número de habitación caminaron por el pasillo hasta el ascensor. Subieron a la tercera planta y buscaron la habitación 202. Cuando la encontraron, llamaron a la puerta y tras escuchar el pase, se adentraron en la habitación.

- Hola. – saludó la mujer más mayor.

- ¿Mamá? ¿Papá? ¿Qué hacéis aquí? – preguntó Alyssa claramente sorprendida.

- Es que cuando Rollos nos ha llamada, no hemos podido resistir a venir. – respondió a la pregunta de su hija, mientras se rascaba la nuca.

Mientras las mujeres hablaban Rollos se había acercado a la mayor de sus hijas, para ponerse de cuclillas frente a ella y sonreírla dulcemente.

- ¿Quieres ver a tu hermanita? – le preguntó. Flora, escondida tras las piernas de su abuelo, formuló la pregunta que se había estado haciendo durante todo el día.

- ¿Me vais a querer menos ahora que esta ella?

Todos guardaron silencio en la sala ante esa cuestión.

- Por su puesto que no cielo, te vamos a querer igual. Siempre vas a ser nuestra pequeña, solo que ahora vas a ser la hermana mayor de otra pequeña.

- Tu padre tiene razón, cielo. Siempre vamos a tener un espacio en nuestro corazón guardado para ti, y nadie te va a quitar eso.

Ante las palabras de sus padres, Flora empezó a llorar y fue a abrazar a su padre. Ella era hija única y nunca tuvo que compartir a sus padres, y ahora que tenía que hacerlo le daba miedo que quisiesen más a su nueva hermana que a ella.

Rollos se volvió a poner de pie, y con su hija entre sus brazos, se acercó hacia su mujer, quién tumbada en una camilla, sostenía un bulto entre sus brazos. Cuando estuvieron al lado de la cabecera de la camilla, Flora estiró un poco el cuello para ver dentro de aquel rollo de mantas.

- Es preciosa – dijo sonriendo. Y era cierto, había estado toda la tarde quejándose de su hermana, pero ahora que la tenía al lado, no podía sentir otra cosa que amor hacia ella.

- Flora, te presento a tu hermana, Miele.

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Tercer día de capítulos navideños. 

Esperamos que os halla gustado el capítulo. ¿Quién no ha sentidos alguna vez celos de su hermano/a pequeño? Nuestra Flora no es la excepción.

Recordad pasaros por nuestro ig para apreciar las preciosas imágenes que subiremos para cada drabble.

Disfruten de estas fechas y des sus familias. Y recuerden, ¡solo quedan 20 días para navidad!

 Y recuerden, ¡solo quedan 20 días para navidad!

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