[10] 𝐂𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐞́𝐧𝐝𝐨𝐧𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝

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El mall de Gardenia se encontraba lleno esa mañana, navidad sería en 2 días y todos andaban apresurados haciendo las compras navideñas

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El mall de Gardenia se encontraba lleno esa mañana, navidad sería en 2 días y todos andaban apresurados haciendo las compras navideñas. No había tienda en la plaza que no estuviera repleta de gente comprando como locos. Navidad era una de las fechas más costosas del año, por no decir que es la más costosa.

Dentro de este se encontraban seis chicas especiales, cada una indiferente a la existencia de las demás y con vidas completamente diferentes.

Bloom, una linda pelirroja se encontraba ayudando a su madre en la sucursal de la floristería que se encontraba allí, pues era la que más se llenaba en esas fechas. Se encontraba aburrida y cuando vio que la clientela bajó decidió salir de allí para poder respirar otro aire que no fuera el de las flores.

Pasó por el lado de una chica morena con cabello castaño. Flora, acompañó a su hermana al mall para dejarla con sus amigas, quienes ese día decidieron juntarse para darse sus regalos navideños. La mayor la dejó en una tienda de ropa junto a sus amigos para irse a casa, aunque sus planes cambiaron cuando vio una linda floristería.

Por otro lado, en la tienda de ropa se encontraba nada más y nada menos que Stella, hija de uno de los diseñadores más famosos del mundo decidiendo que se pondría para las festividades. Normalmente le gustaba ir a la tienda principal de su padre, pero supo que en el mall también se encontraba una conocida joyería que debía visitar.

Del otro lado del mall se encontraba Layla, una famosa deportista comprando una guitarra eléctrica para su querido novio, quien también era deportista, aunque este tenía cierta fascinación por la música. Con curiosidad miraba todos los instrumentos en la tienda mientras que una joven empleada se encontraba detrás del mostrador.

Musa, una estudiante de música trabaja en una tienda de música para poder pagar sus estudios y ayudar a su padre con la renta. Se encontraba en su puesto tranquila viendo a los clientes observar los instrumentos hasta que uno de sus compañeros le avisa que su descanso ya comenzó y que le hiciera el favor de pasar por la tienda de enfrente para que le arreglaran su celular.

La chica no se niega a su pedido y va directo a la tienda tecnológica. En esta también se encontraba otra joven de cabello rosa viendo los nuevos modelos de celulares que habían salido esa temporada mientras esperaba que su madre comprara sus regalos secretos para navidad.

El destino muchas veces llega a ser testarudo, en especial cuando se empeña en que las cosas deben suceder a su manera y por más que lo intentes el siempre terminará saliéndose con la suya. Por eso no fue una simple coincidencia que luego de unos minutos las seis chicas antes nombradas chocaran entre ellas en medio del mall.

—¡Auch! —exclaman todas al mismo tiempo cuando caen al suelo.

Las seis se miran confundidas para luego ver a su alrededor como algunas personas se detenían a observarlas con curiosidad. Avergonzadas se levantan rápidamente quedando frente a frente.

—Lo lamento —vuelven a hablar juntas causando una pequeña risita por parte de todas.

—No veía por donde venía por las bolsas, lo siento —se disculpa la rubia tomando una de las tantas bolsas que traía con ella.

—No te preocupes, a cualquiera le pasa, además, yo también venia un poco distraída —habla la pelirroja con una sonrisa.

—Vaya coincidencia que hubiéramos impactado las seis —dice de manera casual Tecna.

—Sí, les juro que no las había visto —comenta la morena rascando su brazo nerviosa.

—No se preocupen, yo tampoco las vi a tiempo —dijo Musa.

—Creo que todas andábamos distraídas —supone la castaña con cierta gracia.

Todas asienten con la misma gracia que ella. Stella se estira para tomar sus bolsas y las demás al ver tantas deciden ayudarla.

—Gracias —murmura la rubia.

—No hay de que —responde Bloom.

—Sé que lo que diré a continuación será extraño, pero ¿Quieren tomar un café conmigo? —pregunta Stella con una sonrisa.

Las demás se la devuelven para terminar aceptando. Tal vez no deberían haber aceptado, sin embargo, de cierta manera sabían que lo que acababa de suceder no había sido casualidad.

 Tal vez no deberían haber aceptado, sin embargo, de cierta manera sabían que lo que acababa de suceder no había sido casualidad

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