[19] 𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐞𝐧 𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐬

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Era el 24 de diciembre en Andros. Las familias se vestían con sus mejores galas para tan especial ocasión. La navidad en este planeta era diferente a los demás, pues los núcleos familiares estaban divididos entre tierra y agua, por lo que para poder reunirse, debían llenar cestas con comida y emprender un viaje hasta la costa. 

La gente con dinero, tomaba navíos y se adentraban en el mar, mientras que las clases más humildes montaban picnics en las playas. Esto era tradición, y un símbolo muy importante de las fiestas, demostrando que lo importante no eran los regalos, sino estar con la familia.

El castillo del reino estaba preparado con una comunicación entre océano y tierra, creándose así un estanque en el lujoso salón. Layla se abrochó la cremallera de su vestido. No le gustaba arreglarse, pero cómo podía pasarse la noche con los pies dentro del agua del estanque, no tenía la necesidad de llevar tacones, lo que hacía más ameno el vestirse.

Los sirvientes del palacio habían preparado maravillosos manjares, colocándolos en mesas normales y en mesas flotantes, para que todos los invitados tuviesen acceso a la comida.

Cerca de la media noche, la princesa de Andros se encontraba con su prima, Tessa y su primo, Nereus.

- Tritanus sigue encarcelado. – comentó la sirena – Dentro de poco será el juicio.

- Y por fin descansaremos más tranquilos. – comentó el joven – Mi hermano recibirá lo que se merece. Ha deshonrado a la familia.

A Layla al escuchar esto, se le formó un nudo en la garganta. Su primo era un villano, no iba a negar eso. Quiso apoderarse de la dimensión con la ayuda de las Trix, y eso era un acto horrible y ruin. Sin embargo, no dejaba de ser su primo y aunque se hiciese la fuerte, por dentro le dolía. Recordaba los años de la infancia jugando los dos juntos, pues como eran de la misma edad, se entendían a la perfección. Pasaban las tardes en el agua, compitiendo, jugando, riendo... Layla recordaba esos años con cariño, unos años que ya no volverían.

Al sentir una mano sobre la suya, volvió a la realidad. Su prima la estaba mirando, compasiva. Y sin necesidad de decir nada, ambas se entendieron. La familia es la familia, y aunque mereciera justicia, el cariño seguía ahí, más en esas fechas donde la familia es lo primordial.

 La familia es la familia, y aunque mereciera justicia, el cariño seguía ahí, más en esas fechas donde la familia es lo primordial

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