[16] 𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐞𝐧 𝐏𝐚𝐫𝐞𝐣𝐚: 𝐇𝐞𝐥𝐢𝐚 𝐘 𝐅𝐥𝐨𝐫𝐚

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- Flora, cariño, abre la puerta por favor.

Del otro lado no se oyó respuesta, y la puerta tampoco se abrió. Sabiendo que si lo intentaba de nuevo, iba a obtener la misma respuesta, Helia dejó de insistir.

Flora se había pasado todo el día encerrada en su habitación, recostada en la cama, preocupando a su novio. Durante las navidades, cientos de árboles eran talados. Normalmente, solían pasar esas fechas en Linphea, donde se trata a las plantas de una forma maravillosa. Sin embargo, ese año habían decidido pasar las festividades en la tierra. Grave error. Como hada de las plantas, Flora estaba sintiendo el sufrimiento de los árboles que se cortaban para la venta. Aquello le estaba provocando un horrible dolor y una profunda pena.

Al caer la noche, Helia decidió forzar la cerradura de la habitación. Cuando entró observó a su novia sobre las sábanas, aún en pijama. Supuso que se había pasado todo el día así. El joven se acercó con pasos cautelosos hasta el borde de la cama. Dudando, le tendió la mano. Flora, con los ojos rojos de tanto llorar, observó de la mano. A pesar de que no le apetecía levantarse de la cama, lo hizo. Ella era así. Buscaba intentar complacer y hacer felices a los demás, por encima de lo que ella quisiese. Tomados de la mano, avanzaron por el pasillo hasta el acogedor salón, donde un precioso árbol de navidad, destacaba por encima de todo.

Cuando Flora iba a empezar a gritarle a su novio, se dio cuenta de que ese abeto no desprendía dolor, sino vida. Desorientada, observó como Helia se agachaba frente al árbol y apartando los regalos, dejó a la vista una gran maceta, donde estaba plantado el árbol.

- Sabía que no querrías uno talado, así que lo he trasladado hasta aquí en maceta. Cuando acaben las fiestas podemos ir al bosque y replantarlo.

Flora, mirándolo atónita, se abalanzó sobre él para abrazarlo. Escondió el rostro en el pecho de su novio, como una niña pequeña, y de tanta emoción empezó a llorar, pero por primera vez en ese día, era por sentimiento positivo.

- Gracias por hacer esto por mí.

- Cielo, haría todo lo que fuese por ti – dijo separándola de él y mirándola fijamente a esos ojos verdes que tanto amaba – Gracias a ti por estar aquí conmigo y por todo lo que me das, día a día.

-          Cielo, haría todo lo que fuese por ti – dijo separándola de él y mirándola fijamente a esos ojos verdes que tanto amaba – Gracias a ti por estar aquí conmigo y por todo lo que me das, día a día

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