El mundo necesita conquistadores, y Brad Hardwell definitivamente es uno de ellos.
Frívolo, sin sentimientos ni interés más que el propio. Empresario, estricto. Hombre del trabajo y la imagen. Un verdadero bastardo, pero con un par de secretos detrás.
Para alguien que lo tiene todo, un cheque en blanco es su constante solución, y recurrirá a los métodos más desesperados con tal de detener a su padre.
Lizzie, contratada para cumplir con una simple tarea, fingir ante los ojos de los demás, tendrá que convivir con el rey del hielo. Se lo advirtieron, no será para nada fácil, pero empeñada en la idea de que algo más existe debajo de esa enorme capa protectora de resistencia, insistirá hasta saber la verdad, aunque eso signifique presionar hasta llegar a un límite que nadie antes se atrevió a llegar.
Jamás fue buena idea mezclar trabajo con algo más... Él lo sabía, lo tenía en claro, pero Elizabeth parecía ser esa causa excepcional a todos sus asuntos.
"Soy esto, un monstruo, una máquina creada para sólo dar placer y nada más"
Ella deseara jamás haberlo conocido, y él, haberla conocido tiempo atrás.
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