Capítulo extra #1 + Aviso importante

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La vida está llena de sorpresas

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La vida está llena de sorpresas. La de esa mañana fue hallar el número exacto para que los cálculos cuadraran. Una especie de milagro. Fue tal mi alegría que solté un gritito, contenta por ir desenredando esos líos.

—¿Estás bien, Miriam? —se alarmó Arturo dejando de lado su tarea—. ¿Fue una patada?

No pude evitar carcajearme por su hipótesis tan alejada de la realidad.

—Arturo, te aseguro que falta para eso —lo tranquilicé regresando mi vista al papel. Él asintió, volvió a teclear unas líneas, pero sabía que no tardaría en volver a hablar. Últimamente era difícil mantenerlo concentrado.

—Si te duele puedes decirme —me recordó. Le dije que sí atenta en unas sumas, mas su mirada clara no me abandonó. Lo atrapé estudiándome antes de fingir seguía trabajando. Negué con una sonrisa burlándome de su pésima actuación—. Pensaba... —se atrevió a soltarlo—, que el amarillo es un buen color para la habitación del bebé.

—Sí, creo que sí. Cualquier color está bien —reconocí, encogiéndome de hombros.

—Tenía razón, ni se va a acordar el pobre —expuso divertido—. Si se parece a mí ese niño va a tener una vida difícil —añadió. No supe cómo debatirlo.

—¿Por qué siempre hablas de él como si fuera un niño? —curioseé.

—Tengo esa corazonada —me confesó con una sonrisa. Ya lo sabríamos próximamente—. Ya hace falta un jugador de la selección en nuestra familia. A ver si así ganamos—opinó ilusionado por alguien le siguiera la corriente en los juegos—. Espero herede tu coordinación.

—Primero será un bebé, Arturo. Va a caerse muchas veces.

—El problema es que no se le pase con los años —murmuró.

Ese hombre nunca aprende, pensé feliz revisando mi celular. Ninguna novedad esa mañana. Supongo que lo me interesaba saber no lo encontraría. Emiliano no era tan abierto con sus expresiones de afecto, entre todas sus bromas era imposible saber qué tanta verdad escondía.

—¿Cómo la estará pasando Pao? —hablé en voz alta.

—Bien, Alba no dijo que llevaría a su gato al veterinario —comentó equivocándose de punto. Una risa volvió a escaparse. Con Arturo no había momentos de seriedad—. ¿De qué te ríes?

—Me refería a trabajar con Emiliano —le expliqué contenta. Mejor que nadie sabía lo complicado que es trabajar con alguien que quieres en secreto y no te corresponde, es una larga agonía—. Debe estar pasándola mal la pobre, aunque la última vez que la vimos no la noté nada afectada —añadí una sonrisa al recordarlos. Se veían tan bien juntos.

—Pero Emiliano dijo que gusta de otra chica, Miriam—me recordó Arturo, arruinándolo. En verdad le gustaba matar la magia con la realidad. Resoplé volviendo a trabajar.

El club de los rechazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora