Capítulo 36 (Parte 1)

3.2K 532 1K
                                    

Aviso importante: Dos capítulos el día de hoy ❤

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aviso importante: Dos capítulos el día de hoy . Seguramente el siguiente ya estará publicado antes de que termines este anuncio. Gracias por leerlos. Si les gusta no olviden votar y comentar ❤. 

—¿Qué es tan gracioso?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Qué es tan gracioso?

Pao no pudo contestar, ni siquiera me escuchó, su tierna risa fue lo único que hizo eco en esas paredes cuando le entregué la lista de invitados. No recordaba haberla visto antes luchando por respirar a causa de un chiste. Me hubiera encantado acompañarla, de entender. Supongo que notó mi genuina confusión porque se compadeció de mí e hizo un esfuerzo por tranquilizarse. Respiró hondo para aclarar su voz.

—Eres tan tierno, Emiliano —respondió con algunos rastros de risa en sus labios. Eso no ayudó, de hecho me pareció todo más confuso. Alcé una ceja. Ella intentó mirarme a la cara, pero eso solo reavivó su alegría incontrolable, volvió a esconder su rostro en mi pecho. No se resistió a soltarlo—. ¡Invitaste a Hectorín a la despedida de soltero!

«Ah, era eso», pensé, meditándolo. Ya decía yo que tendría una explicación.

—No conozco a muchos amigos de Álvaro —argumenté. Sí, era un poco raro tener a tres niños en la lista, pero en mi defensa Álvaro no tenía muchos amigos, ni familia. Casi busqué el nombre del partero que lo vio nacer con tal de llenar la hoja. Además, según sus propias palabras, tras el descalabro de Arturo, dijo que quería una fiesta normal. Solo Dios sabía qué significaba. Pao apretó sus labios, esforzándose por no reír cuando se encontró con mi mirada al elevar la suya, tenía las mejillas sonrojadas.

—No es un juicio, de hecho, me parece adorable —aclaró con la respiración más controlada. Adorable no era la palabra que buscaba, pero qué más da—. ¿Qué tienes planeado? —curioseó risueña, entrelazando sus manos sobre mi hombro para apoyar su mentón.

—¿Para qué te lo cuento? Terminarás riéndote de mí —mentí, fingiendo haberme ofendido. La dulce risa de Pao acarició mi rostro, escondí una sonrisa, manteniéndome en mi papel.

Aww... ¿Estás enfadado? —preguntó con un mohín.

—Me rompiste el corazón, Pao. No creo que puedas repararlo —admití serio, encogiéndome de hombros. Callé un instante—. Aunque... Puede que sí exista una forma —murmuré astuto. Elevó una ceja sin captar la idea hasta que me acerqué a su boca.

El club de los rechazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora