El novio de Lucía II

201 17 2
                                    

Nos sentamos en una mesa de la cafetería. La camarera se acercó para tomarnos nota y pedí un café macchiato y él igual.

Estaba nerviosa y algo incómoda pero no quería irme. No sabía de qué hablar. Estaba totalmente desesperada cuando él me preguntó:

-¿En qué curso estás?

-En penúltimo curso. -Respondí nerviosa.

-Solo te falta un año y medio, ya verás lo rápido que se pasa jaja. -Sonrió Haru.

-Yo solo me limité a soltar un falso "ja,ja" ya que seguía nerviosa.

-¿Podrías considerar el trabajar para nosotros? Por favor. Jamás había oido una voz tan privilegiada, ni a una chica tan guapa.

-Gra.. Gracias. -Me sonrrojé al oir la segunda frase. -¡Oh no! Se me hace tarde, tengo que irme. Gracias por el café.

-Espera. Toma mi número de teléfono. -Dijo él sacando un papel del bolsillo.

-Vale. Gracias por todo. -Constesté mientras salía de la cafetería.

Ya era de noche cuando llegué al balneario. Volvió a repetirse la escena del sermón de Kairen y Rania mirando callada. Las ignoré y me fui a mi habitación. Me tumbé boca abajo sobre la cama con el papel que me dió Haru. No dejaba de pensar en él. No entendía el por qué. Solo pensaba en él y cantaba. 

Estube toda la noche en vela pensando en él. Desconocía el origen de mi extraño comportamiento y me dije a mi misma:

-¿Por qué me comporto así? ¿Será esto lo que llaman amor? Pero él solo es un amigo. Ademas, soy una sirena, no debo enamorarme de un humano.

Al día siguiente habían clases y como no había dormido en toda la noche, me dormí en todas sin excepcción. Ningún profesor me echó al pasillo creo que por pena. Me parecían oir voces que decían: "Qué mona está cuando duerme" o " Parece no ha podido dormir en la noche" Pero no me importaban.

A la salida me volví a encontrar con Haru. No sabía como tomarmelo: Está bien que nos veamos pero siempre a la misma hora en el mismo lugar... Me parecía algo raro.

Empezamos a caminar por un parque y nos sentamos en un banco. Me sentía muy cerca de él pero a la vez muy lejos. Ese día estaba más nerviosa que los otros en los que hablamos. Ahí ninguno dijo nada. Solo mirábamos al frente sin punto fijo. Cada uno en su mundo. 

Aún no se porque pero empecé a cantar. Cada vez que salía una palabra de mi boca pensaba en él, en qué estaría pensando, en qué pensará de mí. Siempre cantaba la misma canción, mi canción. Esa canción que me hizo conocerle y sentir alegria, tristeza, miedo y seguridad cada vez que estoy con él.

Se giró, me miró y se acercaba lentamente a mí. Sabía que era lo que iba a pasar. Lo había visto en varias películas. No me molesté en separarme o algo parecido. Yo también lo estaba esperando y no me negué. En cuanto me dí cuenta, nuestros labios estaban juntos y ninguno quería separarlos.

Ese beso fue una declaración y yo la acepté. No me importa lo que me ocurra si soy feliz estando con él. Ahora comprendo todo lo que sufrió Rania y porqué le ocurrió aquello.

Llegué más tarde de lo habitual. Volvieron a hecharme el mismo sermón pero la interrumpí diciendo alegremente:

-He besado a un chico. Los dos nos gustamos y me da igual quién sea y lo que sea si yo soy feliz junto a él.

Kairen se quedó muda y en sock al oir esas palabras mientras que Rania sonreia y creo que dijo algo que yo solo pude oir:

-Ójala seas tan feliz como yo con Shin y os ocurra nada malo. 

MELODÍA DE SIRENAWo Geschichten leben. Entdecke jetzt