Amante oculto

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Recordé que tenía la perla, que era una princesa sirena. Esta emitió tanta luz que me liberó de aquel extraño echizo y las demás sirenas(que estaban encerradas) también les llegó esa luz que las liberó y las despertó.

Estaba delante del hombre cuando vi algo en sus ojos que me resultaba familiar.

Sus ojos, en vez de ser violeta como otras veces, se volvieron a un color amarillento, anaranjado y algo violeta.

Al verlos supe que era él. Pensé que era un sueño, que jamás lo volvería a ver, que él solo seguiría en mis sueños mientras lloraba por él.

Me quedé paralizada. No podía moverme, solo tenía mis manos tapándome la boca del asombro y con los ojos muy abiertos.

Él se acercó lentamente, me apartó las manos de una forma muy lenta y cariñosa. Luego, su mano se apoyó en mi mejilla y la otra me agarraba la espalda empujándome hacia él y nuestros labios chocaron.

Disfruté de ese beso. Ya casi ni recordaba el sentimiento que él transmitía cada vez que me besaba.

Nuestros labios se separaron y me apoyé en su hombro abrazándole del cuello y le decía llorando:

-Shin... ¿Cómo pude ser tan estúpida en no darme cuenta?... Lo siento... Te he hechado de menos, mucho... Pero ya estamos juntos ¿no?. -Sonreí mientras seguia llorando.

-No... Puedes. -Interrumpió Shin. -Soy peligroso para tí.

-¿Pero que dices? -Pregunté jugetona.

-No... En serio... Tientes que irte por ti bien, por el de tus hermanas, las demás princesas y por la tierra y el mar. -Seguía hablando Shin ignorando lo que le decía. -¡Vete ya!

Me separó de él y mientras que con una mano se sostenía la cabeza y emitía gritos de dolor, con la otra me empujó hacia atrás.

En ese momento, pensé un montón de cosas: Que si ya no me quería, que si me estaba ocultando algo, que si necesitaba mi ayuda pero no me la quería pedir...

Sus ojos volvieron a ser completamente violetas y se acercaba a mí de forma un poco psicópata:

-Vaya, vaya la princesa escapó.

-Shin... Shin -Tartudeé ¿Qué pasa? ¿Por qué te comportas así?

-No conozco ningún Shin, la persona que tienes delante es la gran persona que reinará en la tierra y en el mar.

-¡Ni se te ocurra ponerle un pelo encima! -Gritó Coyta.

Miré hacia atrás y ví cómo las demás llegaban y se colocaban detrás de mi. Todas ya estábamos transformadas y gritamos:

-¡Canto de sirena, arriba el telón!

MELODÍA DE SIRENAWhere stories live. Discover now