Objetivo

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Una vez allí, no fuimos a mi actual palacio como pensaban todos, sino a las ruinas que encontré cuando era humana. Nadie entendía lo que hacía y por qué lo hacía pero no me importaba. Solo tenía un objetivo: encontrar el sitio en el que morí. A lo lejos, se veían unas ruinas y tube la esperanza de que fuese aquel sitio y no donde salvé a Shin. Por suerte acerté y era el sitio donde todo empezó.

Llegamos a la fuente que vi cuando era humana. Había permanecido intacta todo este tiempo. Los bordes seguían agrietados pero conservaba su belleza. Me giré para ver a los demás y todas las princesas se habían transformado.

-¿Qué está pasando? -preguntó Seira.

-Nosotras no hemos hecho nada. -se defendió Lucía.

Apareció la Reina del Agua y nos dijo con tono infantil y burlon:

-Habéis tardado mucho. Lentorros.

A todos nos sorprendió el comportamiento de ella a excepción de Ikuto que no mostró interés alguno.

-Reina del Agua. -dijo Kairen. -¿Nos estaba esperando?

-No exactamente. -contestó. -Pensé que vendría Rania sola. Y gracias Ikuto por traerla hasta aquí.

-¿A qué te refieres con eso? -preguntó Shin mirando a Ikuto preparándose para una nueva pelea.

-Él se acercó a Rania para alegrarle esos días tan insoportables que ella pasaba sin decir nada a nadie y trangándose todo. Pero cada vez que disfrutaba, enfermaba cada vez peor y durante más tiempo. -Contó ella.

Shin, lleno de rabia se abalanzó sobre Ikuto y empezaron a pelear pero la Reina del Agua los separó a cada uno en la otra punta.

-Aunque la mayoría de sus desgracias han sido cosa mia. -confesó juguetona.

-¿Por qué? -pensé austada.

Todos me miraron asombrados y yo les devolví la mirada extrañada.

-¿Por qué hemos podido escuchar tu voz? -preguntó Lucía.

-Porque está en uno de sus antiguos palacios y su perla le ayuda a transmitir sus pensamientos. Además. Ya has cumplido tu objetivo. Acabar con el mal en los 7 mares y ahora debes desaparecer de la misma forma que apareciste. -justificó la Reina del Agua.

-Yo solo vine aquí para detenerte. -contesté de formal algo maleducada.

-Eso si yo no acabo antes contigo. -respondió con el mismo tono que yo.

Ella levantó su mano y giró su muñeca. Repentinamente empezó a dolerme el pecho. Ella estaba dispuesta a acabar conmigo pero no iba a permitírselo.

Junté mis manos, entrelazando mis dedos y suplicaba:

-Por favor. Cantad. Cantad con todo vuestro empeño y todo vuestro corazón. Es la única forma de salvarnos. Cantad por siempre.

Ellas acedieron y empezaron a cantar. Mientras, a mí me dolía cada vez más el pecho y empezaba a faltarme la respiración. Aún seguía suplicando que cantasen y no dejasen de hacerlo. Cada el dolor aumentaba más rápido y más fuerte. Creo que también empezaba a transformarmepero era algo intermitente.

El dolor era tan fuerte que sentía que me iba a explotar el pecho y empecé a gritar:

-Duele, duele ¡Duele!

No se como pero al pensar eso mi pecho se iluminó y creo que escuché mi voz.

MELODÍA DE SIRENAWhere stories live. Discover now