Ikuto

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Últimamente Kairen, Lucía, Coyta, Nodiel, Haron y Seira han estado muy pendientes de mí. Me tratan como una niña y me estoy empezando a cansar de su comportamiento tan extraño. En un descuido suyo, decidí tener un momento de intimidad y me alejé. Sabía que pronto me buscarían por lo que mientras daba vueltas por la ciudad, buscaba un sitio en el que "esconderme". Recordé un pequeño desfiladero justo encima del mar. Nadie excepto yo conocía ese sitio porque lo ví cuando regresamos del mar.

Una vez allí me abracé las piernas y me puse muy triste no se muy bien por qué.

-No estés así de triste. Ayer estabas más guapa. -dijo una voz.

Me giré y vi que era el chico de anoche, el que estaba dibujando en la arena. En verdad me sorprendió verle ya que pensaba que yo era la única que lo conocía porque estaba muy bien escondido este lugar.

-Pensaba que era el único que conocía este lugar. -siguió hablando. -Ya veo que no je, je.

Volví a girar la cabeza, pero no mirándolo sino otra vez al paisaje. Me daba igual si estaba o no ya que solo nos conocíamos de anoche y tampoco mantubimos una conversación.

-Por cierto. -continó. -Mi nombre es Ikuto. -dijo mientras se sentaba al lado mio de forma descuidada.

Me gustaría haberle respondido, pero solo por educación pero no podía. Fingí no escucharlo y no dejaba de mirar el paisaje.

-Se te ve muy triste, si quieres llorar hazlo, no me importa. -continuó y me cojió de la cabeza que apoyó sobre su pecho estando mi cara en su pecho. 

Empezó a acariciarme el pelo e inesperadamente empecé a llorar pero rápidamente se me pasó. Cuando me apoyé en él, sentía un aura especial, no sabía lo que era pero él era diferente a los demás humanos. 

-Te invito a tomar algo. -dijo él interrumpiendo mis pensamientos.

Los dos empezamos a caminar por las calles. Empezaba a oscurecer. Eran aproximadamente las ocho y algo de la tarde-noche y estábamos caminando por una calle en la que habían numerosos restaurantes. Había uno muy lujoso, era de comida europea y rápidamente me acerqué al cristal para ver el interior como una niña. Ikuto se acercaba lentamente con una actitud despreocupada y me preguntó:

-¿Quiéres entrar?

Asentí con la cabeza como una niña y entramos. Una vez dentro, vimos la carta y los altos precios de los platos, me sentñi culpable por haber entrado pero él intentó animarme diciéndome:

-Da igual el precio, elige lo que quieras.

Seguía sintiéndome culpable por lo que pedí lo más barato que había en la carta, al igual que él. Una vez fuera empezó a contarme que haríamos a continuación cuando empezó a dolerme el pecho y a faltarme la respiración. Lo último que recuerdo era a él muy preocupado y diciendo algo que no podía escuchar. 

Abrí los ojos y vi que estaba(de nuevo) en mi cama del hospital:

-Estoy encadenada a este sitio. -pensé.

Me levanté y debajo de la ventana había un sobre. Lo abrí y ponía:

"Princesa del Atlántico Norte. Deve asistir a la fiesta que se va a celebrar en su honor para celebrar el aniversario de su nacimiento que será mañana al anochecer."

Tenía que decírselo a las demás pero lo haría mañana.

MELODÍA DE SIRENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora