Plan

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Vi aquella escena tan incómoda. Estaba muy cansada pero tenía que detener la futura pelea de cualquier manera y me puse en medio para separarlos. Emepcé a gritar pero no tenía voz por lo que ellos nunca me entenderían. Ellos me miraban extrañados intentando descifrar lo que yo decían pero no podían. Seria. Me senté en el suelo y me apoye en el árbol en el que Ikuto estaba minutos antes y saqué una libreta y un bolígrafo con el que empecé a escribir seria y algo malhumorada mientras Shin e Ikuto me miraban preocupados.

Cuando terminé. Arranqué dos hojas y le entregué una a cada uno. La de Shin ponía:

"Nos conocemos desde hace tres años. Hemos pasado muchas alegrías y desgracias juntos y separados. Los dos tenemos buenos recuerdos juntos pero no tiene nada que ver con lo que yo siento ahora por ti. Se que me has ayudado y apoyado en numerosas ocasiones y te estoy agradecida. Pero no siento lo mismo que antes sentía. Aunque debo pedirte ayuda una vez más para derrotar a la Reina del Agua. A lo mejor después de todo esto mis sentimientos hacia tí vuelven. Y me gustaría volver a ver tu cara una vez más a parte de los recuerdos que tengo."

La de Ikuto ponía:

"He disfrutado mucho contigo. Siempre que pienso en ti, siento un aura cálida y amable. Aún no tengo claros mis sentimientos por ti. Pueda que en un futuro si los tenga. Y se que no eres humano."

-¿Cuándo te habías dado cuenta? -preguntó algo incrédulo.

Sonreí algo juguetona mientras me encogía de hombros.

Los dos me miraron decpcionados. Pero Shin lo estaba más. Me sentía mal por él pero como ya le escribí en el papel: No siento lo mismo que sentía antes.

-¿Por qué hay que "derrotar" a la Reina del Agua?

En una nueva hoja de la libreta escribí:

"Shin. Ve al balneario y cuéntale todo lo que ha sucedido a las demás princesas. Creo que hoy están todas. Quedamos en el palacio del Atlántico Norte."

Se lo enseñé a los dos. Shin asintió con la cabeza y se fue corriendo al balneario. Mientras, Ikuto y yo nos fuimos de camino al palacio del Atlántico Norte.

El viaje fue más largo de lo normal debido a mis dolores que retrasaban la llegada. Más específicamente, dolores de pecho. Las demás llegaron a alcanzarnos y empezaron a hacerme numerosas preguntas pero no les respondí como de costumbre.

Era una situación seria pero algunas princesas empezaron a hablar para "romper el hielo":

-Shin. -dijo Coyta. -¿Conoces de algo al gato?

-Si, bueno, esto... -murmuraba él intentando esquivar la pregunta. -El.. bueno. El....

-Somos hermanos. -interrumpe Ikuto.

-¡¿Queeeeee?! -se sorprenden todas.

-Pero tenemos madres diferentes. -confiesa Shin intentando no empeorar más la situación.

Ya daba igual lo que Shin dijese. Nada podía disimular lo que Ikuto dijo. Yo solo los ignoraba y seguía nadando hasta llegar al océano del Atlántico Norte.

MELODÍA DE SIRENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora