Batalla final II

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La canción terminó y el palacio estaba casi destruido.
Empezó a formarse grietas alrededor de Shin y este cayó al vacío. Corrí para intentar cogerle pero era tarde, unos simple segundos.
Empecé a llorar como una loca e intenté lanzarme hacia el agujero en el que él cayó.
Estaba de rodillas en el borde llorando desesperadamente y forcejeando para que Haron y Kairen me soltasen.
Las demás salieron y me llebaron obligada con ellas. En ningún momento me soltaron, ya que sabían que iría al lugar donde ocurrió todo.
Una vez en la superficie, entramos en el balneario y me encerré en mi habitación. Me lancé a la cama y empecé a llorar.
De vez en cuando, una de las princesas tocaban la puerta e intentaban animarme:
-Soy Lucía. Se que estás triste y confusa pero tienes que superarlo. Han pasado dos semanas y todavía no has salido de esta habitación ¿Te apetece salir a dar una vuelta?
No respondí. Hubo una pausa larga y se fue. Esto ocurría tres veces al día, y todos los días.
Lo hacían a posta. Se turnaban para "consolarme" pero nunca conseguían nada.
Salía una vez al día y cuando ellas no estaban. Necesitaba comer, asearme, ect. Me imagino que ellas sabían que lo hacían pero no le tomaban importancia.
Todas las noches, a las doce en punto, salía al pequeño balcón de mi habitación y, sentada, encojida de piernas, mirando al mar y entre soyozos, cantaba recordando a Shin.
No sabía si continuaría con esto toda la vida pero era lo único que  quería hacer.

MELODÍA DE SIRENAWhere stories live. Discover now