SEIS

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Abigail.

consejo de curso, penúltima hora.

toda la manga de giles esperando afuera dividida en dos filas con las mochilas.

cuarto medio y todavía nos asignan puesto por la chucha.

—Canelo y... Zabala la tercera fila, cuarto puesto.—fruncí el ceño.

¿Quién chucha es Zabala? ¿es mujer u hombre?

cuatro años en este liceo y con cuea me sé los nombres de los profesores.

—¿Vamos?—una mina bajita y castaña apareció a mí lado, me dió una pequeña sonrisa, fruncí los labios y la seguí.

mágicamente hoy me levanté sin ánimos de pelear, ni siquiera con el ex-teñido.

la seguí hasta el puesto y ella se quedó parada frente a las mesas, alcé una ceja.

» ¿Dónde te quieres sentar?—su voz era tan bajita y suave que me dió hasta sueño.

miré los dos puestos y no había nada especial, uno estaba más cerca de la ventana y el otro de la puerta, elegí el de la ventana y ella se sentó en el otro, coloqué mi cabeza en la mochila que dejé sobre la mesa, los ojos me pesaban caleta y de no ser porque la profesora jefe era más pesa que la chucha me habría dormido.

» ¿No te gusta hablar?—se apoyó de la misma manera mirándome.

su nariz pequeña y redonda tenía un poco de iluminador y estaba rodeada de pecas apenas visibles, sus labios carnosos y redondos era lo que más llamaban la vista de su cara, llevaba unos pinches de colores y una pequeña línea negra sobresalía de sus ojos cafés, ni siquiera sabía su nombre pero aunque me habló no me irritó como otras personas, tampoco es como si me agradara, pero no me dió esa mala impresión de persona hostigante.

—No.—ella asintió.

—Una última cosita... Me llamó Mailen.—sonrió mostrando sus dientes derechos.—No hace falta que me digas como te llamas porque ya lo sé... Abigail, lindo nombre.

me quedé mirándola no más y ella se reincorporó, la sala de a poco iba llenándose y aproveché para buscar al ex-teñido, para mi buena suerte se sentó al otro extremo de la sala con un weon pelirrojo, al parecer sintió mi mirada porque sus ojos se toparon con los míos e inmediatamente esbozó una media sonrisa y alzó ambas cejas, rodé los ojos pero le sostuve la mirada.

hasta que corrió la mirada porque el weon con el que sentó—que también desconozco el nombre—le habló.

la sala parecía tan aburrida, así que me puse el gorro del poleron y aproveché esto para ponerme audífonos, al parecer iban a elegir presidente o alguna wea así.

los minutos pasaban lentos mientras todos elegían a quien postular y puras weas que no me interesaban en lo absoluto, hasta que el nombre del ex-teñido apareció en la pizarra, de pura sapa me saqué un audífono y escuché las weas que hablaban, al final sólo hubieron dos candidatos; el ex-teñido y Miranda, que había sido la presidente desde primero.

Saqué una hoja de papel y corté un cuadrado, con lápiz grafito escribí "ninguno" de forma cursiva y entendible, lo doblé y se lo pase al weon que paso recogiendo las weas.

alrededor de diez minutos después (dos canciones más o menos) se pusieron a contar los votos.

—Hasta ahora vamos 15 Miranda y 14 Elias.—comentó la profesora.—parejo.

supongo que debemos ser como unos 36 más o menos por lo que quedaban pocos votos y el mío ya lo habían leído hace rato, no sé pa' que chucha piden que participe si saben que siempre voy a votar nulo.

» Y por último Elias... Tenemos un nuevo y último presidente.—anunció con una sonrisa, hice una mueca.

el ex-teñido paso al frente y dijo cuanta wea latera que no me moleste en escuchar porque me puse audífonos.

(...)

—Erís seca para matemáticas.—me elogió la Mailen, sonreí con el ego brotando por cada poro de mi piel.—¿Creís que nos saquemos un siete?

—demás.—me encogí de hombros.

lo mejor de ella es que se acostumbro rápido a mis respuestas—si es que le daba alguna—cortas y precisas, no espero nada más ni hincho las weas, ella hablaba y hablaba y pa' mí que le prestaba atención al 10% de las cosas que decía estaba bien.

guardé el estuche en la mochila y la cerré, me paré con la guía en mano para ir al escritorio del profesor.

con la Mailen a mi lado le entregamos la wea y la ojeó rápidamente dándonos visto bueno.—pueden retirarse.

que la castaña anduviera pega' como lapa a mí me molestaba un poco, pero de lo que cache no se juntaba con nadie en el curso porque le hacían quite.

decidí saciar mi curiosidad mientras íbamos al patio.—¿Hace cuánto estay en el colegio?

ella se sorprendió al principio pero luego esbozó una sonrisa tímida.—Sexto.

—Uh.—asentí.

—Tu llegaste en primero medio...—asentí de nuevo.—¿Por qué te cambiaste de colegio?—llegamos al patio y nos dirigíamos al patio donde habían varios mamertos jugando a la pelota.—¿Te echaron?—negué con la cabeza.—Ah... ¿Te mudaste?—asentí.

que paja me da hablar de mi vida personal, menos a alguien que conocí hace menos de tres horas.

de pronto un mino alto con un gorro negro que dejaba escapar pequeños rizos castaños se plantó frente a mí y alzó un brazo sobre mi cabeza, fruncí el ceño y di vuelta mi cabeza cerrando los ojos con fuerza por la pelota que venía pero no alcanzó a llegarme porque él lo impidió.

—conchetumare, casi se me sale el corazón.—murmuró la Mailen asustada, me di vuelta y el individuo sonrió.

—De nada... Soy Salvador, tu salvador.—hice una mueca.—¿Entendís? Porque me llamó...

—Sí, ahora ¿Podís correrte? que no me dejai avanzar—le apunté con la cabeza, su sonrisa se ensanchó.

aproveché de darle una mirada rápida traía puesto un poleron de cuarto de color celeste que hacía juego con sus ojos del mismo color y una polera blanca sin diseños, el pantalón de colegio gris. Por el inicio del cuello se le veía un inicio de un tatuaje.

—Ajá.—se hizo a un lado, seguimos caminando pero volvió a hablarnos.—Si no me vai a dar las gracias por último ¿Me decís tu nombre?

miré hacia todos lados y un grupo de weones parecía pendiente a lo que hacíamos que también tenían la chaqueta de cuarto, algunos eran de mi curso.—No.

sonreí cínicamente y me volví a dar vuelta.

—Solo es una pregunta no pienses que lo digo en mala sólo por curiosidad... ¿Siempre erís así de pesada?

solté una risa nasal y miré con diversión a la Mailen, ella tenía las mejillas rojas.

—Siempre es así de pesa...—habló una voz a mis espaldas pronto el ex-teñido apareció a mi lado y paso un brazo por mis hombros.—¿Por qué me mirai así? Si somos amigos.

—No somos amigos.—murmuré entre dientes.—¿Tengo que pegarte otro combo pa' que entendai?

ni cuenta me di cuando el weon con el que se sienta el Elias estaba al lado de la Mailen, puta la wea incómodoa.

con cuea soportó a la Dina que es mi hermanastra y estoy rodeada de aweonaos ahora.

por la chucha.

NO SEAI LLORONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora