CUARENTA Y CUATRO

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Samira.

el Koke me pasa el pito luego de botar el humo, lo observó en mis dedos no muy apetecida, pero he tenido unas semanas de mierda por lo que le doy una calada sin pensarlo mucho.

—Mala vola la situación del Elías.—murmura el Leo jugando con el pasto.—¿Deberíamos ir a verlo?

—Hermano sí, ni siquiera sé porque se alejó.—reclama la Romi, el Koke me mira por unos segundos para luego encogerse de hombros.—¿Se lo habrá pedido la mina?

—No creo.—murmura la Rosie, ella también me mira.—El Elías nunca se habría alejado de nosotros por algo así.

—O'e Koke, no hay dicho ni una wea en todo el rato ¿'Tai enfermo?—pregunta el Leo, entornando sus ojos.

—No 'toi de ánimo, culiao.—prácticamente me quita la wea de los dedos y se lo lleva a la boca.—El Elías se alejó y listo, no hablen weas.

frunzo el ceño.—Vaya amigo que erís, weon.—me cruzo de brazos.—¿Ni siquiera vai a intentarlo?

entorna sus ojos hacia a mí, irritado.—Mejor ni hablís, Samira.—le da una calada, la Romi toma su mano.

—¿Qué onda cabros?—pregunta el Leo.—Bájenle un cambio, no se pongan así.

ruedo los ojos.—A ver, a ver.—frunce el ceño la Rosie.—¿Hay algo que no nos han dicho? Puede que ustedes sean sus mejores amigos, pero nosotros también somos sus amigos y supongo que algún derecho tenemos de saber que onda el Elías, no se pongan aweonaos.

nos quedamos en silencio por unos momentos hasta que decido hablar, después de todo ellos tienen razón.—Se alejó por la loca.—espetó.

los cuatro me miran, por lo que me encojo de hombros.—¿Ella se lo pidió?—pregunta la Rosie, visiblemente confundida.

—No, yo se lo pedí.—miento, el Koke rueda los ojos.

siento un sabor amargo en la boca, al recordar cuando el Elías me pidió que me alejara de él. Ni siquiera me dejó hablar, sólo se fue, dando por terminada nuestra amistad.

y aún, luego de cuatro meses, no se da cuenta de lo equivocado que está, no sé porque está tan cegado.

—No te creo.—murmura la Romina.—¿Incluso después de que te pegó?

—Bu, mala vola.—niega con la cabeza el Leo.

¿Tanto le costaba al Elías pensar como ellos? Sólo le bastaba pensar un poco en las consecuencias. Ya me puedo imaginar lo mal que se debe estar sintiendo el Elías al estar tanto tiempo junto a esa mina.

—¿Estay mintiendo, Samira?—pregunta la Rosie, ruedo los ojos.

—¿Por qué mentiría? Si tú estuviste ahí cuando me pegó.—alzo las cejas.—Él la... Eligió a ella.—niego con la cabeza.

siento la mirada del Koke en mí, pero no lo quiero mirar.

—Te pegó porque empezaste a hablar pura mierda.—se cruza de brazos.—¿Por qué chucha le dijiste al Elías que te había pegado porqué sí? No te creo nada.

—¿Rosie te estay poniendo de su parte?—ladeó la cabeza enojada.

—Rosie, no sabís los hechos... No podís hablar.—dice la Romi acercándose a ella.

—No vengai a hacerte la víctima, Samira.—se levanta.—Siempre es la misma wea contigo, erís una tóxica de mierda. ¿Y sabís qué? Estoy feliz de que el Elías se haya alejado de nosotros porque la única wea que hacíamos era echarlo pa' abajo.

quedo pasmada en mi lugar, ella se levanta y se va, por su parte el Leo la sigue.—Oigan cabros... ¡Esperen po!—grita la Romina.—Koke di algo.

el Jorge se suelta de su agarré, haciendo que la Romina se eche para atrás.—¿Qué wea querís que diga? Si es verdad po.

—Pero Koke...—susurra la Romi.—No entiendo nada.

—Deja de decir mierda.—él me mira con desprecio.—Es mi culpa y no debí haberte hecho caso, pero tú todavía pensai que estay en lo correcto weon. La única que necesita recapacitar erís tú, acepta que el Elías no va a volver y no hagai más problemas.

—Sé que tengo la razón ¿Por qué chucha no entendís? Todo esto lo hago por él.—aprieto mis puños.—Va a volver weon, no porque tú le restai importancia significa que yo le voy a quedar de brazos cruzados, tengo el derecho a hacerlo recapacitar. Él sólo necesita que alguien le abra los ojos.

la Romina que antes me miraba confundida, ahora parece asustada. Me mira con horror, mientras el Jorge sigue con la misma cara de odio.

—No tenís ni un derecho.—niega con la cabeza.—Deja de hablar weas y espero... Por respeto al cariño que le tenís, que lo dejes tranquilo. Quizás no podamos arreglar las cagas que nos mandamos, pero como mínimo merece que lo dejemos en paz.—se levanta y se va, seguido de la Romina que antes me echa una mirada.

—Mentira, él necesita a sus amigos de verdad, como yo.—murmuró en voz baja, las lágrimas bajan por mis mejillas y me las secó con fuerza.

desaparecen, mientras yo me quedó sentada en el pasto llorando de la rabia, no entienden ni una wea y nunca lo van a entender porque mi amistad con el Elías era algo especial, algo que no entenderán ellos ni en un millón de años.

me agarró la cabeza y cierro los ojos, estoy tan furiosa porque en estos meses él no ha vuelto, ni siquiera me ha respondido los mensajes. Pero más rabia tengo contra ella ¿Por qué apareció en nuestras vidas arruinando todo?

arruinó mi relación con mis amigos y con mi familia, literalmente con casi todo mi entorno. Todo es su culpa weon, la odio tanto. Mi vida esta arruinada y es todo por culpa de esa weona, lo peor es que ni siquiera sé que wea hacer para recuperarlo todo.

mi celular vibra en mis piernas asustándome, miró la pantalla a través de las lágrimas que me nublan un poco la vista.

el nombre de la mamá del Eli aparece en mi pantalla, las lágrimas cesan y de pronto una gran idea se pasa por mi cabeza, el recuerdo de él diciéndome que a su mamá le caía horrible apareció haciéndome sonreír.

—¿Aló tía?—contestó con el tono mas suave que tengo.

—Hola linda, perdona que te llame.—oigo unas voces a lo lejos.—¿Sabes dónde está el Elías? No me contesta.

—Eh, no.—me rascó el ojo.

—Oh pucha...—nuevamente oigo voces, supongo que esta hablando con alguien.—Si lo ves, puedes decirle que venga a la casa.

—Sí, por supuesto.—sonrió.—Oiga tía ¿Usted tendría un momento para hablar conmigo?

—¿Ahora?

—Cuando usted pueda.—murmuró recuperando mi buen ánimo, si la mamá del Elías me cree entonces no todo esta perdido.

—La próxima semana quizás tenga un tiempito libre ¿Puedes o es muy urgente?—muerdo mi labio inferior.

—Avíseme cuando pueda.

finalmente corta la llamada y yo me tiro en el pasto, riéndome sola. Estoy feliz porque sé que ella quiere proteger a su hijo y si le digo quien va a arruinarle la vida, lo obvio sería que lo alejara de ella y todo volverá a la normalidad.

la linda normalidad donde sólo me mira con cariño a mí.

NO SEAI LLORONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora