SESENTA

1.3K 134 123
                                    

Abigail.

—A ver, si entiendo.—murmuro arrastrando mis pies.—Vinimos hasta acá por tu paquete y resulta que la wea no va a llegar hasta la próxima semana, así que vinimos al lugar que mas odio en el mundo porque se te antojo una palmerita... ¿Cierto?

—Sí, eso es justo lo que paso.—sonríe el Alán.—Es una pena que tenga que quedarme otra semana mas a tu lado, Abispa.

—¿Me estay webeando?—hago una mueca de horror, con su dedo índice pincha mi estómago, me hago hacia un lado.

—La tía me ama y sé que tú también.—ruedo los ojos.—Así podemos seguir viendo la serie.

el Alán ha sido de gran ayuda en estos años, de hecho hemos generado una amistad que me hace sentir cómoda aunque a veces es tan molesto, pero lo aprecio un montón, sin él me habría vuelto loca en ese lugar. Ahora que decidí volver luego de casi tres años, él me acompaño con la excusa que había pedido algo por internet y no habían Starken en su pueblo.

—Tengo ganas de comer churros.—murmuro, cierta nostalgia se instala en mí.

—Allá venden.

voy a contestarle, pero me caigo de poto cuando un aweonao choca conmigo. Varias servilletas salen volando.

el gorro que traigo puesto me impide ver quién fue el tonto weon que no vio por dónde iba.

¿Por qué siempre me ocurren weas en la playa?

—Oye aweonao ¿Acaso no veís por dónde vai?—pregunto enoja.

—¿Esta bien, Abispa?—el castaño me extiende su mano y me ayuda a pararme, sin embargo, no me suelta para evitar que me exaspere mas de la cuenta y haga weas impulsivas.

no es como que vaya a romperle el skate, creo que aprendí la lección. Pero unas cuantas palabras no están de mas.

mis ojos se agrandan apenas lo veo, inconscientemente aprieto la mano del Alán, que me mira confuso. El sonido de mis latidos resuena en mis oídos, un leve cosquilleo se instala en mi vientre cuando veo al ex-teñido tirado en el piso mirándome sorprendido.

—¿Abi... Abigail?—pregunta.

—Webeame...—murmuro sorprendida.—¿Elías?—pregunto como weona, aunque sé que es él.

sigue igual, ojos rasgados oscuros, piel pálida, pelo negro y como siempre su ropa negra.

sus ojos miran a mi acompañante y luego baja a nuestras manos unidas donde frunce el ceño.

suelto al Alán y me acerco a él, extiendo mi mano y espero pacientemente a que su mamo temblorosa la tomé, finalmente se para, pero no la suelta. Y no me quejo, aunque esté sudoroso, su tacto envía corrientes eléctricas a todo mi cuerpo. Estoy casi por sonreír, cuando el Alán carraspea, me separo del Elías y lo miro.

gesticula en silencio "¿Es él?" por lo que asiento despacio, él sonríe emocionado.

—Hola, Elías.—se acerca al ex-teñido.—Soy Alán, un gusto conocerte.—extiende su mano, pero el Elías no la toma, de hecho parece hasta inexpresivo.—Uhm... Abispa.—me llama, frunzo el ceño hacia el Elías.

—Que...—quiero decir algo, pero me interrumpen.

—¡Elías!—un grito chillón hace que miremos detrás de nosotros, una castaña, casi rubia, muy bonita se acerca a nosotros con expresión afligida. Pasa de nosotros y toma el rostro del ex-teñido con sus manos, acercándose mucho a él. Mi ceño se frunce aún más.—¿Estay bien? Que erís tonto.—se da vuelta a nosotros.—Perdón por los inconvenientes.—nos dice.

NO SEAI LLORONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora