DIECINUEVE

1.6K 162 69
                                    

el hecho de que sus ojos me tuvieran casi hipnotizada, me tenía horrorizada ¿Qué me pasaba? ¿Por qué no puedo reaccionar?

mi mano libre tomó su poleron y lo apretujé con fuerza, eso pareció hacerlo reaccionar porque se alejó un poco, no obstante una sonrisa burlona apareció y miró hacia arriba donde estaba mi mano en su pelo que quite rápidamente.

—Chica promiscua...—Canturreó despacio.—¿Me estás coqueteando?

le mandé la misma mirada que cuando me saca de quicio, pero eso hizo ensanchar más su sonrisa.

—No es chistoso.—murmuró recuperando mi aura frívola, él sólo asiente y me deja volver a donde estaba.

antes de desaparecer de su vista lo miró de reojo y lo encuentro con una de sus manos en su pelo, mientras una pequeña sonrisa adorna su rostro.

aweonao.

(...)

dejó la pala y la escoba en su lugar para luego tomar mi mochila y salir por fin de este lugar. A mi lado apareció el Elias con una botella en su mano.

—¿Querís?—me ofreció agua con gas, negué con la cabeza absteniéndome de poner una mueca de asco.—Cada vez queda menos para el fin de esto.

asiento jugando con las correas de la mochila, nos quedamos en silencio mientras salimos del recinto, afuera notó un grupo de personas conversando entre sí y hablando fuerte como si estuvieran todos sordos.

» ¿Qué hacen aquí?—pregunta para sí mismo, pero igual lo escuchó. Entonces notó que son las mismas personas con pelo teñido y aura de "único y diferente".

—¿Tus amigos?

—Sí...—Parece avergonzado cuando el tal Jorge lo llama a viva voz.

mis andar se detiene cuando estamos a unos pasos de ellos, yo no tenía nada que hacer con ellos, sólo me iba a sentir incómoda y rara al estar junto a ellos.

» ¿Por qué te detienes? Ven...—antes de que pueda protestar tira suavemente de mi brazo para acompañarlo con sus amigos.

y me siento tan fuera de mí misma ¿Dónde fue toda mi antipatía? ¿Por qué me detengo a pensar antes de decir algo que sé que podría herirlo?

entonces lo sé, ya no estoy actuando como la trastornada Abigail que justifica su malvivir por lo que vivió hace unos años, miró aterrada al Elias cuando me planta frente a su grupito.

las mujeres lo primero que hacen es mirarme de pies a cabeza y luego me ofrecen una sonrisa, excepto por una, la de pelo con mechones rosados.

—Ella es la Abigail.—me presenta.—Mi compañera y... Amiga.

el Jorge sonríe burlón, siguen sin agradarme del todo, pero al menos se comporto bien cuando nos encontramos en la casa del ex-teñido.

—Yo te conozco de algún lado...—murmura uno que tiene las puntas del pelo teñido de verde, usa lentes y tiene un piercing en la nariz.—¡Ah! tú fuiste la del skate... Wea buena, ojalá lo hubiera grabado.

—¿La pulenta es ella?—pregunta una de las ex-pelinegras que ahora tiene el pelo rubio.—Hermana, fue épico.

admito que no fue la reacción que esperaba, creí que me putearían por romperle algo "preciado" a uno de sus amigos.

cada vez entendía menos.

—Y sin olvidar mencionar que también le pegó un combo.—agregó el rubio, así todos estallaron en carcajadas, menos la de mechones rosados que me examinaba.

—¿En serio, Elias?—pregunta en voz baja la de mechones rosados, tiene ojos celestes y la piel morena.—¿Tu amiga?

—Es enredado, Sami.—murmura el ex-teñido.

juran que no los escucho, pero puedo oír perfectamente como la tal "Sami" dice puras weas.

—Y ahora son amigos, las vueltas de la vida.—ahora todos, exceptuando los dos mencionados anteriormente, me miran haciendo que me encoja en mi lugar.

no es secreto que mi forma de ser era una gran barrera para que yo tuviera contacto con las personas, además que siempre he odiado hablar con personas que no conozco, sobre todo siendo ahora el centro de atención. Me da pavor sobre todo, siento que me juzgan y aunque antes fingía que me daba lo mismo, ahora me siento pequeña, la mano del Elias hace rato dejo de sostener mi brazo por lo que le sentía aún peor.

—Yo... eh...—balbuceo como puedo.

ellos se miran entre sí y siento mi corazón latir fuertemente.

odio esta wea, me quiero ir a la chucha.

—¿Abigail, cierto?—pregunta la otra mina que sigue siendo pelinegra, asiento despacio.—Yo me llamo Rosie, ella es la Romina.—Apunta a la rubia.—Él es Leo.—Ahora al de pelo verde y lentes.—y el de allá es el Jorge.—Finalmente al rubio que ya conocía, asentí.—Ah, y la que esta al lado del Elias es la Samira.

—Oye y... ¿De verdad son amigos ahora? O el Elias lo dice porque sí.—pregunta el Leo.

miró de reojo al Elias y lo pienso.

—Sí, somos amigos.—murmuró en voz baja, el Jorge me mira inexpresivo por unos segundos hasta que sonríe.

vuelven a hablar entre sí, cosa que yo no hago, ni siquiera estoy un poco cómoda, son personas totalmente extrañas para mí.

—Cabres me voy con la Sami.—murmura el Elias sin expresión alguna en su rostro.—Nos vemos.

frunzo un poco el ceño cuando notó que evita mirarme, sólo pasa de mí y se va.

cuando desaparecen, el silencio desaparece y retoman su conversación.

—Yo creo que van a terminar juntos... Dicen que son como hermanos, pero hacen una linda pareja.—murmura la Romina, el Jorge pasa un brazo por sus hombros y la atrae hacia él.

—Sus signos no son compatibles.—murmura la rubia, negando con la cabeza.

sigo mirando por donde se fueron ¿Pa' qué chucha me arrastró hasta aquí? Hago una mueca y me alejó de ellos, entonces de nuevo todos me miran y me siento cohibida de nuevo quedándome paralizada.

me forzó a mí misma a volver a ser la misma de antes, y borró expresión alguna de mi rostro.

—Eh, Abigail pensábamos ir a la plaza a fumar... ¿Te nos unís?—preguntó el Jorge, negué con la cabeza.

¿Fumar? por las pastillas que tomaba no podía ni beber ni fumar, además que les hacía el quite.

—Me tengo que ir.—espeto sin mirarlos a la cara.

de forma automática mis piernas se mueven para huir lo antes posible.

—Chao.—murmuran todos.

paso por su lado y los miró, alzó las comisuras en un intento de sonrisa y ellos me la devuelven haciendo señas con sus manos.

NO SEAI LLORONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora